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La industria de la IA frente a un consumo energético récord: implicaciones ambientales y posibles soluciones

El consumo energético de la IA alcanza cifras récord con graves implicaciones ambientales. (Imagen Ilustrativa Infobae)

La industria de la inteligencia artificial (IA) está atravesando un momento crítico en cuanto a su consumo energético y su uso del agua, con impactos ambientales crecientes y en gran medida no divulgados. Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, durante la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, señaló que las futuras generaciones de sistemas de IA generativa requerirán una cantidad de energía considerablemente mayor que la anticipada, lo cual podría sobrepasar la capacidad de los sistemas energéticos existentes.

Esta preocupación no es nueva; según un articulo de Nature, varios investigadores han destacado estos problemas ambientales desde al menos 2018. Altman sugiere la fusión nuclear como una posible solución, invirtiendo en Helion Energy, pese a que muchos expertos dudan que esta tecnología pueda contribuir de manera significativa a la meta de descarbonización para mediados de siglo necesaria para enfrentar la crisis climática. Por ejemplo, se estima que ChatGPT puede consumir la energía equivalente a 33.000 hogares estadounidenses. Se estima que una búsqueda impulsada por IA generativa utiliza de cuatro a cinco veces más energía que una búsqueda web convencional y que los grandes sistemas de IA podrían necesitar en breve tanta energía como naciones enteras.

Además, el consumo de agua es otro tema crítico, destaca el articulo. Se reveló que solo en West Des Moines, Iowa, los centros de datos que sirven al modelo más avanzado de OpenAI, GPT-4, usaron cerca del 6% del agua del distrito en un solo mes. Asimismo, mientras Google y Microsoft desarrollaban sus modelos de lenguaje, el consumo de agua se incrementó significativamente, según reporta Nature.

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Consumo de IA iguala a naciones: el reto de ser ecológicos. (Imagen Ilustrativa Infobae)

A pesar de la gravedad del asunto, las medidas actuales se centran mayormente en acciones voluntarias y promesas de las compañías, que rara vez resultan en un cambio significativo y sostenido. La introducción del Artificial Intelligence Environmental Impacts Act of 2024 por el senador Ed Markey en Estados Unidos marca un paso hacia la regulación, proponiendo estándares para evaluar el impacto ambiental de la IA y un marco de informes voluntarios para desarrolladores y operadores.

Sin embargo, la solución requiere un enfoque multifacético que abarque prácticas sostenibles en la industria, la medición y reporte público del consumo de energía y agua, el desarrollo de hardware y algoritmos eficientes energéticamente, y el uso exclusivo de energías renovables.

Además, se sugiere que los investigadores optimicen las arquitecturas de redes neuronales para la sostenibilidad y colaboren con científicos sociales y ambientales, mientras que los legisladores deberían establecer incentivos y mandatos claros para promover prácticas más ecológicas.

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El modelo GPT-4 de OpenAI muestra un consumo significativo de agua en Iowa, EEUU. – (Imagen Ilustrativa Infobae)

A nivel global, el consumo eléctrico para los sistemas de IA podría necesitar añadir una generación de energía equiparable a la de un país pequeño, según expertos citados tanto por The Wall Street Journal como por Scientific American. Desde 2010, el consumo de energía de los centros de datos ha permanecido casi constante, representando alrededor del 1% de la producción global de electricidad, según la Agencia Internacional de Energía. Sin embargo, la adopción rápida de la IA representa un cambio drástico en la cantidad de electricidad necesaria para operar internet.

En busca de soluciones sostenibles en la industria de la IA es fundamental un cambio en la manera en que se diseñan y utilizan los centros de datos, así como una mayor transparencia y responsabilidad por parte de las compañías respecto a sus impactos ambientales. Legislaciones como el Artificial Intelligence Environmental Impacts Act son solo el comienzo, mientras el reloj avanza rápidamente hacia un futuro que necesita desesperadamente de prácticas más responsables y sostenibles en el ámbito de la tecnología.

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