Salud

Descubren biomarcadores para detectar el riesgo de demencia con un análisis de sangre una década antes

Este estudio representa un avance importante en la investigación de la demencia, ya que forma parte de los trabajos que ofrecen esperanza para el desarrollo de métodos de diagnóstico que permitan la intervención temprana y quizás más efectiva en el tratamiento de esta devastadora enfermedad (Getty Images) (zf L/)

Una innovadora investigación publicada hoy en Nature Aging reveló la identificación de biomarcadores que podrían revolucionar el diagnóstico precoz de la demencia, permitiendo predecir el riesgo de desarrollar esta condición hasta 15 años antes de su manifestación clínica.

El estudio aborda uno de los más grandes desafíos en la neurociencia actual: detectar la enfermedad de Alzheimer y otras demencias en fases incipientes, momento en el que las intervenciones terapéuticas podrían ser más efectivas.

El equipo de científicos analizó las muestras de sangre de 52.645 adultos libres de demencia al inicio del estudio, pertenecientes al Biobanco del Reino Unido. Durante un seguimiento de 14 años, 1.417 de estos individuos desarrollaron demencia.

La investigación logró correlacionar niveles elevados de cuatro proteínas específicas (GFAP, NEFL, GDF15 y LTBP2) con un aumento significativo en el riesgo de desarrollar demencia, al analizar 1.463 proteínas en las más de 50 mil muestras de sangre. Esta correlación se mantuvo incluso más de una década antes del diagnóstico oficial de la enfermedad, sentando las bases para futuros análisis de sangre destinados a la detección precoz de la patología.

Análisis de sangre cáncer de mama
“Nuestros hallazgos destacan fuertemente al GFAP como un biomarcador óptimo para la predicción de la demencia, incluso más de 10 años antes del diagnóstico, con implicaciones para la detección de personas con alto riesgo de demencia y para la intervención temprana” (Getty Images) (krisanapong detraphiphat/)

La proteína GFAP proporciona soporte estructural a las células nerviosas llamadas astrocitos y ya ha sido analizada en estudios anteriores como un posible biomarcador para diagnosticar la enfermedad de Alzheimer. Lo mismo ocurre con la GDF15.

La Organización Mundial de la Salud estima que más de 55 millones de personas viven con demencia a nivel mundial. Lo habitual es que el diagnóstico se realice en etapas avanzadas de la enfermedad, cuando el daño neurológico es sustancial y las posibilidades de intervención terapéutica eficaz son limitadas.

“Una vez que lo diagnosticamos, ya es casi demasiado tarde”, señaló Jian-Feng Feng, coautor del estudio y biólogo computacional de la Universidad Fudan en Shanghai, China, enfatizando la importancia de este descubrimiento para la detección temprana.

La investigación utilizó aprendizaje automático para desarrollar algoritmos predictivos que combinan los niveles de las cuatro proteínas identificadas con variables demográficas como la edad, el sexo, la educación y los antecedentes familiares. Este modelo consiguió predecir con una precisión de aproximadamente el 90% la aparición de tres subtipos de demencia, incluyendo la enfermedad de Alzheimer, más de diez años antes de un diagnóstico formal.

Así los autores dijeron que “de 1.463 proteínas plasmáticas, GFAP, NEFL, GDF15 y LTBP2 se asociaron consistentemente con la mayoría de las incidentes de demencia por todas las causas (ACD), enfermedad de Alzheimer (EA) y demencia vascular (VaD), y ocuparon un lugar destacado en el orden de importancia de las proteínas”.

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El estudio aborda uno de los más grandes desafíos en la neurociencia actual: detectar la enfermedad de Alzheimer y otras demencias en fases incipientes, momento en el que las intervenciones terapéuticas podrían ser más efectivas (Freepik/)

De esta forma, “la combinación de GFAP (o GDF15) con datos demográficos produjo predicciones deseables para ACD”, aseguraron, y destacaron que “esto también fue cierto al predecir ACD, AD y VaD a más de 10 años. Las personas con niveles más altos de GFAP tenían 2,32 veces más probabilidades de desarrollar demencia”.

Los científicos que llevaron adelante el estudio afirmaron: “Nuestros hallazgos destacan fuertemente al GFAP como un biomarcador óptimo para la predicción de la demencia, incluso más de 10 años antes del diagnóstico, con implicaciones para la detección de personas con alto riesgo de demencia y para la intervención temprana”.

Es crucial destacar que, si bien los hallazgos son prometedores, los biomarcadores identificados necesitan una validación adicional antes de ser implementados como herramientas clínicas. La neurocientífica Amanda Heslegrave, del University College London y quien no participó en el estudio, remarcó, a Science Media Center, la necesidad de replicar estos resultados y enfatizó que “los biomarcadores que nos permitan no solo detectar el riesgo de enfermedad sino también diferenciar entre enfermedades deberían ser una prioridad”.

El estudio “es necesario replicarlo y los biomarcadores que nos permitan no sólo detectar el riesgo de enfermedad sino también diferenciar entre enfermedades deberían ser una prioridad”, destacó la experta.

Por su parte, la doctora Sheona Scales, directora de investigación de Alzheimer’s Research del Reino Unido, dijo al mismo medio que “se necesitan más estudios, incluso en poblaciones más diversas, para verificar estas pruebas y modelos predictivos. E incluso cuando las pruebas se muestran prometedoras en estudios como este, todavía necesitan pasar por la aprobación regulatoria antes de poder usarse en un entorno de atención médica”. Y destacó que “es crucial encontrar formas mejores y más accesibles de diagnosticar la demencia”.

Alzheimer y demencia
Una innovadora investigación publicada hoy en Nature Aging reveló la identificación de biomarcadores que podrían revolucionar el diagnóstico precoz de la demencia, permitiendo predecir el riesgo de desarrollar esta condición hasta 15 años antes de su manifestación clínica (Getty) (Monty Rakusen/)

Este estudio representa un avance importante en la investigación de la demencia, ya que forma parte de los trabajos que ofrecen esperanza para el desarrollo de métodos de diagnóstico que permitan la intervención temprana y quizás más efectiva en el tratamiento de esta devastadora enfermedad. Sin embargo, los propios autores advirtieron sobre la necesidad de cautela y más investigaciones para confirmar estos hallazgos y traducirlos en aplicaciones clínicas prácticas.

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