Política

La dramática confesión de un gobernador que negocia con Milei y el operativo depuración de Macri en el PRO

La única reunión que tuvieron cara a cara Milei y los gobernadores el 19 de diciembre

Fue una confesión dramática que, una vez dicha, trató de ser moderada y corregida. Es una frase que viene a pintar de manera elocuente el cuadro de situación en el que está la negociación por la “Ley Ómnibus”. Entre los gobernadores y el presidente Javier Milei y sus enviados hoy los puentes están cortados. Y pese a que necesitaría de ese apoyo para la aprobación de los artículos, sobre todo los más conflictivos, la orden es no ceder.

Los gobernadores son unos de los actores principales en esta novela de la “Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”, pero no los únicos. Están en el medio los diputados del PRO, los de la UCR y el decisivo bloque que encabeza el experimentado Miguel Ángel Pichetto. Cada uno, en su medida y con sus peculiaridades, tiene motivos suficientes para sentirse ofendido, pero por ahora soportan la ingrata y amarga tarea de hacer oposición sin hacer kirchnerismo.

“Yo ya doy el diálogo por perdido”, respondió uno de los gobernadores que tuvo un rol clave en la negociación de esta ley. Terminaba el domingo y la frase resonó con fuerza porque fue pronunciada en simultáneo a las señales que llegaban de la Casa Rosada. Hasta el propio Milei, con el posteo de una caricatura que destrataba a los diputados, pareció abonar la teoría de que ya no hay más negociación posible.

Es una posición que el presidente impuso con fiereza hacia fuera pero sobre todo hacia dentro del gobierno, desactivando concesiones y limitando la potestad de sus emisarios, sobre todo de Guillermo Francos, el ministro del Interior al que tiene ubicado fuera del círculo más íntimo y de confianza que integran, en orden, Karina Milei, Nicolás Posse, y Santiago Caputo. El titular de la cartera política fue el más lastimado en todo este trasiego, más después de la reunión en el Consejo Federal de Inversiones (CFI) donde una treintena de gobernadores y diputados escucharon una cosa y el ministro juró que dijo otra.

Javier y Karina Milei, hermanos y las dos personas que definen las decisiones del gobierno
Javier y Karina Milei, hermanos y las dos personas que definen las decisiones del gobierno (Juan Ignacio Roncoroni/)

El mismo gobernador describió sus sensaciones en el inicio de esta semana, tan crucial para la ley pero también para Milei, que inicia su primera gira oficial, en la que visitará Israel y luego estará en Italia y El Vaticano. Serán más de 10 días en los que estará afuera, mientras su gobierno enfrenta el complejo desafío de que se vote una ley que tiene más de 300 artículos y donde hay más de 30 en los que no hay consenso. ¿Con Javier y Karina Milei afuera y los negociadores debilitados, quién va a tomar decisiones y riesgos?

“Es difícil. Nadie habla con él”, reconoció el gobernador sobre las chances de retomar las conversaciones, aunque al mismo tiempo admitió que nadie apuesta a que la ley se caiga. Otro mandatario que se involucró en la negociación coincidió en que no hay avances y que esperan que entre hoy y mañana se abra un espacio de negociación para discutir, sobre todo, la cuestión del Impuesto PAÍS. Milei insiste en no compartir con las provincias ese tributo. Pero no es lo único donde hay desacuerdo. También se discute el formato y cantidad de empresas a ser privatizadas, además de cuestiones las facultades delegadas, las autorizaciones para endeudarse, la venta del Fondo de Garantía de Sustentabilidad y aspectos locales como biocombustibles, energía, pesca, etc.

Los mandatarios -los 10 del PRO y de la UCR, más los no alineados de Córdoba, Santa Cruz, Neuquén y Misiones- esperan una convocatoria que todavía no está definida. ¿Para quién corre el reloj?

La preocupación se extiende porque los diputados dialoguistas que no responden a los gobernadores, son los que más cuestiones ponen en discusión. Desde el oficialismo preguntan con acidez “¿A quiénes representan? Hay algunos que hablan como si fueran la voz del pueblo o los que defienden al Estado y hace cuatro, cinco, diez años o más que están en el Congreso. ¿Qué hicieron todo este tiempo?”, explicó un dirigente oficialista que pidió no ser identificado.

Son definiciones que van en línea con la despreocupación que muestra Milei ante la inminente votación en particular. Es que en la votación en general, la “Ley Ómnibus” fue aprobada por 144 votos, apenas 15 más que los 129 necesarios. No sobra nada.

“Les faltó experiencia política. En todo hay improvisación. A Alberto Fernández le votaron en 2019 la emergencia en materia económica, financiera, fiscal, administrativa, previsional, tarifaria, energética, sanitaria y social. Tendrían que haber presentado una ley de superpoderes en diciembre y ya podrían estar haciendo la mitad de las cosas que están pidiendo con esta Ley Bases. En 2019, esa ley se aprobó con 134 votos y el que la defendió era Máximo Kirchner. La tenían servida, regalada”, recordaron en el bloque de Hacemos Coalición Federal.

Ese “pecado original” es el que puede estar ahora pagando Milei.

Debate de la Ley Ómnibus en el Congreso 02/02/2024
La noche de la aprobación en general de la "Ley Bases" (foto Gustavo Gavotti)

Operativo depuración

Uno que estuvo activo y expuso su compromiso en lograr que salga la “Ley Bases” fue Mauricio Macri, que desde el Sur -de vacaciones aún en Cumelén, Villa La Angostura- fue conteniendo a los díscolos y alineando al bloque del PRO detrás de la aprobación en general. Fue una intervención en la que se mostró como líder único del partido, tras la decisión de Patricia Bullrich, presidenta hasta ahora, de dejar el cargo y ser parte del gobierno de Milei; y el corrimiento de Horacio Rodríguez Larreta del centro de la escena, tras su derrota en las PASO de agosto del año pasado.

Ambos dirigentes, que intentaron disputarle la conducción efectiva del PRO, quedaron relegados y Macri tomó la decisión hace dos semanas de volver a la presidencia partidaria con varios objetivos: recuperar el ADN fundacional del partido -ubicado con nitidez del centro hacia la derecha más que una expresión centro progresista- volverlo a poner como opción de poder y mantenerse como un partido de oposición constructiva, sin tener con Milei un cogobierno.

El traumático y agotador tratamiento de la “Ley ómnibus” le sirvió a Macri de escenario para mostrar su nuevo rol. Según colaboradores de trato habitual con él, el ex presidente entiende que la sociedad ahora está convencida del cambio y que, a diferencia de cuando él fue electo presidente, que tenía el mandato del gradualismo y de la reforma sin shock, Milei ahora tiene el poder de dar vuelta el sistema. Por eso apoyó la “Ley Bases”.

En una videoconferencia que tuvieron la semana pasada, Macri elogió el trabajo de Cristian Ritondo como presidente del bloque, y también de Silvia Lospennato, por su intervención para emprolijar el contenido de la ley. Después, ya públicamente, no dejó lugar a dudas de su posición en esta coyuntura. Calificó la ley como “fundamental para comenzar un cambio en la Argentina” y expresó sin ambages: “Apoyo la ley que presentó el gobierno. Vamos a poder ver a dos grupos en acción: los que se empeñan en mantener sus privilegios buscando trabar al gobierno y los decididos a avanzar hacia el cambio”.

Y el viernes, en medio de los incidentes antes de la votación en general, Macri volvió a la carga, con una frase sutil, pero dirigida hacia la interna: “No nos engañan más. Es difícil ver las imágenes del Congreso y no pensar en las 14 toneladas de piedra con las que nos atacaron en 2017. Por favor, no podemos volver a caer en la misma trampa, donde los violentos se imponen e impiden a la fuerza que se vote. Hoy es el día. Más que nunca va a quedar claro para los argentinos quiénes son los falsos ‘pro cambio’ que buscan mantener sus privilegios y quiénes quieren cambiar en serio”, escribió en X.

¿Quiénes son esos “falsos pro cambio” que mencionó en ese tuit? En el entorno de Macri no lo confirmaron, pero trascendió que el discurso de Facundo Manes en contra de la medida lo habría irritado especialmente.

Con todo, el líder del PRO avanza con su decisión de retomar la presidencia, espera el 19 de marzo para presentar la lista, confía en que no habrá otra que lo desafíe y se lanzará a revitalizar una marca que puede terminar absorbida por Milei, si acierta en la gestión y logra enderezar la economía; o puede terminar asociada a una nueva frustración y a otro fracaso si el experimento libertario profundiza el declive y no logra un éxito rápido.

Es volver a las fuentes para evitar el peor de los males en política: la intrascendencia.

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