Julia Pomares: “El kirchnerismo se ve perdedor en las urnas y por eso busca cambios oportunistas y atropella las instituciones”
La jefa de Asesores del gobierno porteño, Julia Pomares, explicó los avances del plan que elaboran las fundaciones de los partidos que integran Juntos por el Cambio para implementarse en caso de ganar las próximas elecciones. En ese marco, la funcionaria advirtió que el kirchnerismo “se ve perdedor en las urnas y por eso busca cambios oportunistas, como la eliminación de las PASO, y atropella las instituciones”.
La funcionaria de Horacio Rodríguez Larreta participa en las conversaciones y el trabajo que de los especialistas y expertos de las fundaciones Pensar (PRO), Alem (UCR), Hannah Arendt (Coalición Cívica) y Encuentro Federal (Encuentro Republicano Federal) para articular un programa a ser aplicado si la oposición gana las elecciones del 2023.
Pomares tiene una extensa trayectoria en el tercer sector, principalmente en la conducción de CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento), un reconocido think tank argentino que se dedica a producir conocimiento para construir políticas públicas. Desde el año pasado ocupa un lugar clave en el equipo de Larreta, vinculado a las relaciones políticas con los otros partidos de la coalición opositora, como así también el diseño del plan de gobierno.
“Juntos por el Cambio viene trabajando con sus fundaciones y con sus equipos técnicos para encontrar puntos programáticos, y que esos compromisos sean tomados por cada uno de sus dirigentes que hacen a Juntos por el Cambio, porque se requiere una transformación de una enorme profundidad”, explicó la funcionaria.
En una entrevista con Infobae, afirmó que el objetivo del trabajo de los técnicos es “presentar esos compromisos los primeros meses del año que viene, para poder darle a la sociedad una clara idea del nuevo rumbo y hacia dónde creemos que debería ir la Argentina, sobre todo, porque el nivel de improvisación de este gobierno y la sensación de incertidumbre que eso genera”.
– ¿Cuál es tu intervención en la definición sobre los contenidos o cómo trabajan las fundaciones.
Hay varias fundaciones trabajando, cada una de esas fundaciones tienen estos diez ejes y yo interactúo con los distintos equipos y sobre todo también pensando en cuáles son las transformaciones que creemos que hay que hacer. Horacio (Rodríguez Larreta) está recorriendo mucho el país, tratando de conectar con los problemas que la gente plantea. cuáles deberían ser esos lineamientos para un plan de un gobierno en el 2023.
– En ese trabajo de las fundaciones ¿quién o quiénes y cómo se van a definir los detalles de las medidas?
Te doy un ejemplo específico que pueden ser los planes sociales. Hay una definición que se acordó a nivel de las fundaciones, de estos primeros documentos, de que los planes sociales tienen que ser des-intermediados, tienen que ser temporales, apuntar al trabajo, no pueden ser indefinidos, y que deben tener contraprestación clara.
En eso hay un acuerdo muy claro, entre las fundaciones y los dirigentes. Después, si ese proceso va a ser más corto, menos corto, en seis meses, eso lo va a decir quién sea presidente y parte del plan que, después cada presidencia se defina. Esta te diría que es la diferencia.
El trabajo de las fundaciones no busca entrar en el detalle de las medidas, sino en los lineamientos generales. Eso es lo que buscamos y ojalá lo logremos. Confío en que se está haciendo un trabajo muy serio de los que dirigen las fundaciones y equipos técnicos de que se va a lograr llegar a esos lineamientos y después el detalle y el cómo, que es fundamental, es lo que cada dirigente le va a ofrecer a la sociedad.
– ¿Los compromisos que se toman en las fundaciones implican que cualquiera que sea candidato tiene que cumplir ese programa? ¿Tienen un carácter vinculante para los que integran la coalición?
Nos imaginamos compromisos de rumbo sobre los que todos dan su acuerdo. La Argentina nunca tuvo una verdadera coalición de gobierno. Tuvimos coaliciones electorales y se dieron pasos durante el gobierno de Mauricio Macri aunque hubo más un trabajo parlamentario. Hay experiencias en el mundo, como en España y, más cerca, en Chile o Uruguay de gobiernos de coalición. Este es un desafío muy grande que tenemos y empezamos a recorrerlo con este trabajo.
– ¿Cómo se vincula cada precandidato con esas discusiones? O mejor dicho ¿cómo intervienen los que están anotados para el 2023?
Falta mucho para las candidaturas. Lo que estamos trabajando ahora en las fundaciones es lograr esos compromisos e ir dialogando con la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio para ir generando acuerdos. Horacio (Rodríguez Larreta) dice siempre que el próximo presidente no tendrá 100 días, sino 100 horas. Esto no quiere decir que en 100 horas hay que hacer todos los cambios, sino marcar un rumbo. Lo fundamental es dar la certidumbre de la dirección, del “vamos hacia allá”. Una vez que se marca ese rumbo se va mostrando qué pasos dar hacia ese lugar.
– Y en concreto ¿cuáles pueden ser algunas ideas importantes de ese rumbo?
La primera, en términos de urgencia y necesidad para hacer las demás, es estabilizar la macroeconomía. Pero sabemos también que la única manera de que sea sostenible en el tiempo es hacer otras transformaciones profundas, que hacen al desarrollo productivo o a poder aumentar las exportaciones de manera rápida.
Argentina tiene una oportunidad como nunca antes, porque tiene dos elementos que se necesitan en el mundo y que se producen acá, como son energía y alimentos. Estimamos que se pueden duplicar las exportaciones en seis años si hacemos las cosas bien.
Ahora, no hay ninguna transformación sostenible sin una transformación educativa. Hoy, el número que más me duele, porque tengo hijos chicos, es que solo 16 de 100 chicos terminan en tiempo y forma la escuela. No hay manera de que la Argentina que soñamos en el 2030 y en el 2040 o el año que quieras se pueda hacer con esos números.
Otra es la vinculada a la seguridad. Lo vimos en la ciudad de Buenos Aires con la creación de la policía de la Ciudad y aquí hoy tenemos la tasa de homicidios más baja de los últimos 30 años, mientras se viven situaciones terribles en otros lugares de Argentina, como Rosario. Se vive un crecimiento del narcotráfico y una situación de inseguridad tremenda para las personas. La seguridad también va a ser un punto central de esos compromisos, que hacen también a la calidad de vida.
– Todas estas reformas van a generar resistencia ¿cómo piensan gestionar el rechazo a esas “transformaciones”?
Argentina en muchos aspectos es una sociedad llena de privilegios. Los privilegios no son sólo de la política: sólo como ejemplo, hoy hay más de 200 regímenes de excepción para jubilarte, más de 1.500 registros del automotor y hay en otros ámbitos situaciones muy distorsionadas.
Los primeros enemigos de una transformación audaz van a ser quienes ostentan esos privilegios. Por eso se requiere que la sociedad toda se sienta parte de la transformación. Horacio (Rodríguez Larreta) hablaba de que quiere ser parte de la generación del 23, que saque al país del atraso. La generación del 37 -en el siglo XIX- ideó la nación, la generación del 80 hizo que el Estado logre el desarrollo productivo más importante que hayamos tenido, y la generación del 83 hace muy poco devolvió la democracia.
La generación del 23 ojalá seamos los que demos el puntapié para 40 años de desarrollo. En el 37 eran Esteban Echeverría y Juan Bautista Alberdi, la generación del 23 por cómo está la Argentina involucra a todos, va mucho más allá de la dirigencia.
La sociedad argentina vivió momentos muy difíciles y después siempre se logra -nos logramos- parar. Es esa épica colectiva de sentirnos parte de una generación y sentirnos parte de un cambio, no importa la edad, porque no es cuestión de jóvenes, sino de quienes hoy vivimos en este país.
– ¿El planteo es que cuando surjan las resistencias se van a apoyar en la gente?
La sociedad está cansada de ciertas dinámicas de privilegios. Tiene que haber un apoyo importante de la sociedad y también hay otro gran enemigo del cambio que son los resignados que sienten y a los que hay que convencer de que podemos volver a ser un país del que nos sintamos orgullosos de vivir, donde nuestros hijos crezcan y se desarrollen.
Después hay un desafío enorme que es que el kirchnerismo puso durante muchos años ideas de desarrollo completamente retrógradas en varios sentidos, desde cómo hacer crecer una economía, que no han dado resultados.
También en términos institucionales. Hay una embestida contra la Corte Suprema de parte de la vicepresidenta y hace semanas que se viene hablando sobre si van a derogar un mecanismo para que la sociedad sea la que elija los candidatos o sean elegidos a dedo. Hay un desafío enorme, una resistencia de ese modelo que creo ya se cae a pedazos ese relato. Igual, tenemos que construir una visión nueva, esperanzadora.
– Decís que el kirchnerismo plantea una idea retrógrada, pero Cristina plantea la idea de volver a los 12 años, a los años felices. ¿Cómo le respondes a ese argumento?
Argentina tiene que dejar de mirar solo para atrás. Uno mira el pasado para saber de dónde viene y es necesario para ver hacia dónde quiere ir. Creo que hay una idea de futuro que se perdió y que estamos todo el tiempo pensando en qué es lo que fuimos, en un mundo que ya no es. Mientras tanto hay una sociedad que también es muy distinta, que tiene expectativas distintas y hay una realidad que hay que sincerar.
Hoy la Argentina tiene casi la mitad de los chicos que se van a dormir sin haber comido una comida. O lo que decía antes de los números de la educación, teniendo un país que estuvo orgulloso de su educación.
Por eso mirar hacia atrás ya no va más. Esto es algo que trae Juntos por el Cambio y, en el caso de Horacio (Rodríguez Larreta) entiendo que es el indicado para hacer esas transformaciones por su perseverancia, por su templanza, por su carácter y porque, también responde a otra lógica, a un fenómeno que se vio en Brasil o en Estados Unidos, con una “marea roja” que no ocurrió. Ya los extremismos, la polarización extrema, ya no da más, muestran su agotamiento”.
– Lo que llamamos acá “la grieta”.
Sí. Esa manera de pensar la política es vieja. Quedó viejo. No va a ser por ahí que Argentina va a encontrar su salida y no lo ha sido en las últimas décadas.
– ¿Cómo se hace para romper desde la oposición con esa lectura binaria o esa lectura polarizada, que acá se traduce en Cristina vs Macri?
Es que la polarización no da resultados. Los populismos prometen una solución muy rápida a problemas muy difíciles, en un contexto en el cual cada vez tenemos expectativas mayores y demandas de que se resuelva todo más rápido.
Hoy la sociedad le pide a los dirigentes responder de manera rápida, cuando los problemas son más difíciles y no más fáciles que antes.
Los populismos, sobre todo los más extremos, logran por un tiempo muy corto dar esa solución que satisface brevemente pero que a largo plazo no funciona. Argentina está viendo las consecuencias de eso, tal vez por eso estamos dolidos, fatigados, hay mucha gente frustrada y desesperanzada.
El enorme desafío es poder convencer a la sociedad, de cara a la sociedad, de que se puede iniciar un punto de inflexión y que hay que caminar en esa dirección.
– Mauricio Macri dijo que en Aerolíneas Argentinas no hay que ponerle más un dólar. Ese tema, abordado de ese modo, no está en el trabajo de las fundaciones.
Mauricio pone el foco en un problema enorme que tenemos que es el déficit en las empresas públicas. En la gestión del 2015 al 2019 hubo una reducción importante que fue revertida.
En Argentina la sociedad que administra los trenes tiene casi 30 mil empleados, Correo Oficial más de 20 mil al igual que YPF, que también tiene arriba de 20 mil. Esto es un problema claro no solo en términos del equilibrio fiscal -que es una condición indispensable para reducir la inflación- sino también en términos de equidad, porque el dinero es finito.
En nuestro país a veces parece que el equilibrio fiscal es de izquierda o de derecha, cuando vos tenés una cantidad de recursos que es limitada, que si los ponés en un lugar no los ponés en otro. Cada peso que ponés en un servicio que no es para beneficiar a los que menos tienen y para generar desarrollo, tiene un impacto concreto negativo.
Volviendo a los acuerdos en las fundaciones hay un compromiso claro en todos los equipos técnicos de que hay que reducir el déficit fiscal. Parte de ese déficit está en las empresas públicas. Después, cuál va a ser el plan y qué hacer, es lo que te decía antes, que cada dirigente tendrá su mirada y que además también es importante generar las discusiones hoy.
También es cierto que de varios temas centrales de económica, hay que esperar cómo es el final de este gobierno, ver cómo evolucionan los próximos meses. Hay un trabajo muy serio de economistas de las fundaciones de tener bien claro el diagnóstico y no menospreciar dónde estamos parados y cuál es la situación de partida de lo que ojalá sea un gobierno de Juntos por el Cambio.
– También está la cuestión política: definición de candidaturas nacionales, provinciales y municipales. ¿Cuál es tu intervención esta tarea?
Ya se aprobaron unos acuerdos de buenas prácticas de Juntos por el Cambio que es como una primeras reglas de cómo funciona la coalición. Esto es único para la Argentina, no había ocurrido antes: una coalición que ya dejó el gobierno que se pone reglas.
Se trabajó en reglas para las provincias que no tienen sistema de PASO, buscando tener estabilidad y claridad en las reglas de juego. Así como lo pedimos para afuera, lo queremos mantener hacia adentro y ser muy consecuentes con eso.
En caso de que no haya acuerdo de quién es el candidato a gobernador se estableció que haya internas abiertas, buscando seguir el espíritu de las primarias, de que sea la sociedad sea la que elija a los candidatos.
– ¿Por qué intentó el kirchnerismo, hasta ahora sin éxito, desactivar las PASO?
Hoy el kirchnerismo se ve y se siente perdedor en las urnas y por eso busca cambios oportunistas que lo beneficien en el corto plazo. En esa lógica se entiende el retroceso enorme de estos últimos meses con provincias que vuelven a la ley de lemas.
Era un sistema que solo quedaba en la provincia de Santa Cruz para elegir a gobernador, que es un mecanismo distorsivo de lo que quiere la ciudadanía. Las personas entran al cuarto oscuro, eligen algo y no saben a quién eligió, no saben cómo un gobernadores sale electo con esas reglas, creo que es un retroceso enorme.
Es parte de eso, de que se ven perdedores en las urnas y que es parte de lo que te decía cuando hablábamos de lo que pasó en el Senado. Creo que es parte de un intento de atropello de las instituciones que Juntos por el Cambio va a buscar siempre frenar.
– ¿Larreta dice que el consenso no es con todos y habla de la idea del 70/30, en qué consiste eso en términos políticos?
No es una aritmética. Apunta a la idea de que el consenso no es unanimidad y que hay cosas que nos diferencian. Nosotros no creemos que el modelo de desarrollo es bajar la inflación limitando importaciones o saliendo a controlar los precios.
Claramente hay distintos modelos en pugna y es la regla de la democracia disputar cuál es ese modelo que quiere la gente.
Hay claros signos de que este modelo de desarrollo hace tiempo que muestra su decadencia y sobre todo también que hay un relato que se cae a pedazos.
– Patricia Bullrich habla de la fuerza del cambio y Horacio Rodríguez Larreta habla de acuerdos y consensos. ¿Qué tipo de liderazgo necesita Argentina y por qué?
Se requiere un liderazgo de convicción y de templanza para que esa convicción realmente no sea solamente decir vamos para allá, sino poder lograrlo. Las transformaciones que se hicieron en la ciudad de Buenos Aires en todos estos años muestran que hay que tener mucho coraje y mucha convicción para poder lograr transformaciones grandes.
Volviendo a los casos de afuera de Brasil y Estados Unidos, empezamos a tomar conciencia de la importancia de los liderazgos que puedan ser realmente estadistas, que puedan combinar la convicción con la perseverancia y la templanza para lograrlo.
No es gritar, ni levantar la voz. No es esa la manera de generar cambios duraderos. Por eso creo que en el mundo, los liderazgos tan altisonantes van mostrando sus pies de barro.
El paso del ámbito privado a la política
– ¿Cómo fue este pasaje del laboratorio político, de una ONG como CIPPEC, a la función pública? ¿Qué cosas son mejor y qué peor de lo que esperabas?
Mi primer trabajo fue en la política con Federico Storani cuando él fue candidato y se conformó la Alianza. Después varios años estuve fuera de la política y pasé varios años en CIPPEC, pero siempre en contacto con la política, porque había un diálogo constante.
Yendo a tu pregunta, diría que hay algo que tiene el gobierno de la ciudad valioso que es gobernar tratando de tener la mejor evidencia posible. Es una conexión con los datos y al mismo tiempo generar compromisos y acuerdos bien amplios.
En CIPPEC también estábamos siempre conversando con empresarios, sindicalistas y académicos, tenía un poco esa mirada, ese interés, que es sobre todo el interés de conversar con personas con otras ideas, porque lo más difícil es conversar con personas distintas, poner sobre la mesa en lo que estás de acuerdo y en desacuerdo. Explicitarlo, porque en la polarización y la posición extrema no estás diciendo las cosas, las estás gritando,
Hay una coalición amplia en la Legislatura de la Ciudad, que se pudo ver en la reforma del Estatuto Docente, fruto de un acuerdo amplio. Esas dos cosas: gobernar basado en evidencia y búsqueda de acuerdos son dos valores centrales que comparto y que en el gobierno y el equipo (de Larreta) están presentes.
Después veo la dificultad de que la expectativa que uno genera se pueda concretar. Para mí es importante el énfasis en el hacer y en mostrar resultados: la política y los gobiernos el principal desafío que tienen es mostrar claramente a la ciudadanía los resultados que se les exigen. Cuando se ve la insatisfacción que hay con la democracia, lo que traduce eso es que no se dan los resultados.
– Hay insatisfacción con los malos gobiernos.
Claro. La gestión de la pandemia mostró muchas veces y puso blanco sobre negro lo que es gestionar bien o gestionar mal. Puso en valor una buena gestión que se ponga la camiseta de “no permitir más privilegios”.
La pandemia quedó lejos, pero lo que ocurrió con las vacunas fue un ejemplo y el contraste del sistema de la ciudad de Buenos Aires con el que se vio a nivel nacional o de la provincia de Buenos Aires. El contraste entre gestionar poniendo a las personas en el centro y sin permitir privilegios ni esas distorsiones que además no solamente son profundamente injustas, sino que además son muy nocivas para todo el funcionamiento de la sociedad.
Por ahí se pierde la perspectiva, cuando uno suma la cantidad de ámbitos en las cuales hay dinámicas de privilegios que son nocivas para la sociedad argentina y tiene que ser, por eso, un centro claro de nuestro plan de transformación.
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