Trigo: con la cosecha finalizada, se prevé que las exportaciones suban 84% este año e ingresen USD 2.400 millones
El trigo no la ha tenido fácil tampoco esta campaña con el clima, como demuestran sus números, aunque, a pesar de estos problemas, tuvo una mejor cosecha que la desastrosa trilla 2022/23, cuando la sequía hizo estragos. Con las labores de recolección ya finalizadas a nivel nacional, se obtuvo un volumen de 15,1 millones de toneladas, que podría representar unos USD 2.400 millones en exportaciones, según indicó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA).
Más allá de que la cosecha haya crecido un 23,8% respecto a la campaña anterior, los datos productivos no son los mejores, ya que el resultado final estuvo bastante lejos de lo que se esperaba en un principio. Las primeras proyecciones indicaban la posibilidad de sembrar 6,3 millones de hectáreas y obtener un volumen de 18 millones de toneladas. Pero la falta de lluvias que golpeó al trigo durante gran parte del invierno y la primavera y heladas tardías hicieron que la realidad fuera otra: 5,9 millones de hectáreas implantadas y 15,1 millones de toneladas cosechadas.
La contribución que la cadena triguera realizará a la economía del país también tiene un sabor agridulce, porque si bien en las exportaciones se produciría un salto de consideración, en el aporte a la economía podría ser menor al del año pasado, remarcaron desde la entidad bursátil porteña.
El trabajo desarrollado por la BCBA indicó que a pesar de que la producción subió casi un 24%, se espera que el Producto Bruto Agrícola (PBA) del complejo triguero, o sea, el aporte económico que realiza la cadena en la economía del país, caiga un 9% por la baja de los precios del cereal en torno a un 29%. Esto quiere decir que el PBA de la campaña 2023/24 será de USD 2.900 millones, USD 300 millones menos que el ciclo anterior.
No obstante, sí será mucho mayor el ingreso de dólares provenientes de las exportaciones. Según el trabajo, se despacharán al exterior unas 9,3 millones de toneladas durante esta campaña, lo que implicaría un salto en el volumen del 200% respecto a la campaña anterior cuando sólo se exportaron 3,1 millones de toneladas por la histórica sequía, que obligó a que haya una reprogramación de embarques hacia este ciclo agrícola-comercial.
Bajo este panorama, se espera que los ingresos por exportaciones escalen un 84% hasta los USD 2.400 millones, USD 1.100 millones más que lo percibido el año pasado. Sin embargo, ese salto no se producirá en la recaudación por derechos de exportación, ítem que tendrá un crecimiento exiguo del 11% (unos USD 100 millones más) hasta los USD 1.000 millones, como consecuencia de la mencionada postergación de embarques, que si bien se realizarán durante esta campaña comercial, el pago de retenciones ya se efectuó a la hora de declarar las exportaciones, o sea, durante el año pasado.
Una historia repetida
Más allá de estos números, lo cierto es que si el fenómeno climático de El Niño no hubiera tomado fuerza y las lluvias no se hacían presente en octubre, la campaña triguera hubiese tenido el mismo destino que la fatídica campaña 2022/23, concretando un nuevo desastre productivo.
Si bien, como se mencionó anteriormente, se esperaban un área implantada de 6,3 millones de hectáreas y una producción de 18 millones de toneladas, la realidad es que la falta de lluvias durante la temporada de siembra y en momentos críticos del cultivo llevaron a una severa reducción en la superficie y una merma importante en la productividad, repitiéndose de manera perfecta lo mismo que sucedió en la campaña anterior.
Pero las lluvias llegaron en octubre de manera generalizada y si bien para algunos lotes fue muy tarde, para otros permitieron detener la caída en los rendimientos o inclusive mejorarlos. Nuevamente fue el bastión triguero del sur de la Provincia de Buenos Aires el que entregó los mejores rindes y gran parte de la producción, mientras que la zona núcleo, en contra de todo pronóstico terminó presentando rindes mejores a los esperados.