Ley Ómnibus: los diputados dialoguistas se reunieron con el oficialismo y no lograron acuerdos que son claves para el Gobierno
Fueron 11 horas de debate. Apenas el primer tramo de una de las sesiones que ya pelea el primer lugar del ránking de los manuales de historia para ser catalogada como la más larga de la historia política argentina. Es que la discusión por la Ley Ómnibus promete al menos dos jornadas más de idéntica extensión que la de ayer. A las 21:30, Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, dispuso ir a un cuarto intermedio para retomar el debate en el recinto hoy al mediodía. Se bajó la persiana, como estaba establecido, un tanto antes de lo imaginado originalmente. No fue por cansancio, en verdad. Fue porque la pelea por artículos en particular sigue muy trabada y el Gobierno no tiene los votos para aprobar aspectos clave para el Presidente Javier Milei.
Eso motivó una reunión que se llevó a cabo dos horas antes de reiniciar la sesión. Con tanta transparencia como hermetismo y sigilo. Fue a la vista de todos, pero a oídos de pocos. Menem recibió desde las 10 a los presidentes de los bloques dialoguistas en su despacho.
Miguel Ángel Pichetto, de Hacemos Coalición Federal, fue uno de los primeros en llegar a la oficina más importante de la Cámara Baja, ubicada a pocos metros de la escalera que conecta la planta baja con el primer piso del palacio. También estuvieron Cristian Ritondo, jefe del PRO, Rodrigo De Loredo, presidente de la bancada de la Unión Cívica Radical. Según pudo conocer Infobae, estaba previsto que participen también José Luis Espert, líder de Avanza Libertad y titular de la Comisión de Presupuesto, y Pamela Calletti, del bloque Innovación, que reúne a 12 legisladores que representan a un grupo de provincias. Por el oficialismo también estuvo Oscar Zago, que comanda La Libertad Avanza.
Entre varios tópicos a discutir, el tema central de la reunión fue las privatizaciones. Se trata de un punto nodal para el programa económico y fiscal de Milei, pero que en la oposición dialoguista tiene posiciones encontradas.
Germán Martínez, al frente del bloque de Unión por la Patria, no fue convocado. Así como tampoco el resto de las bancadas. El oficialismo buscó encontrar un camino común para desbloquear el apartado sobre las privatizaciones.
Es una de las secciones que presenta más resistencia y que Milei no está dispuesto a ceder. Incluso, no ve con buenos ojos que se retire del articulado y se trate aparte, en sesiones ordinarias. El Poder Ejecutivo presiona para que se llegue a un consenso y que ese tema salga en el marco de esta sesión. No será fácil.
La reunión no fue buena. Siguen los desacuerdos y en el Gobierno crece la preocupación porque no logran reunir los apoyos para aprobar el corazón de la Ley Ómnibus. Fue en este marco que la Casa Rosada articuló puentes para convocar a los gobernadores. El objetivo es destrabar los puntos más sensibles en el plano fiscal, que fueron excluidos del articulado.
El Gobierno concedió quitar a YPF de la lista de privatizaciones. Sin embargo, pretende privatizar de una a un grupo de 36 empresas públicas, mientras que buscan pasar a manos privadas de forma parcial a otras tres. En el radicalismo, el bloque de Pichetto e Innovación -necesarios para lograr consenso- hay renuencia ante el tema. En la UCR, no hay unidad de criterio entre los 34 diputados del bloque. No hay acuerdo sobre el mecanismo para privatizar empresas, así como tampoco sobre cuáles firmas estatales ofrecer al sector privado.
Idéntica situación se discute en el bloque heterogéneo de Hacemos. Un sector propone que la discusión sea empresa por empresa y no todas en bloque. Eso implicaría agregar 39 artículos más a la Ley Ómnibus, para tratar caso por caso en el recinto. En la Coalición Cívica, por ejemplo, propusieron en su dictamen de minoría privatizar 19 empresas públicas, pero rechazan hacerlo con el resto. El desacuerdo es la regla sobre este tema. Milei espera con avidez una solución pronta.
Algo similar sucede respecto a las emergencias, donde algunos legisladores objetan algunas materias (como la energética y la tarifaria). También es cenagosa la discusión acerca de las facultades. Son múltiples los frentes abiertos en un articulado ambicioso con un tratamiento parlamentario expeditivo.
Sin forma no hay fondo
Otro aspecto fundamental es pulido en la reunión que tienen ahora Menem y Zago con los bloques dialoguistas: tiene que ver con cuestiones reglamentarias del funcionamiento de la sesión y de técnica legislativa. Ritondo y Pichetto, especialmente, tienen ánimo de colaborar con el Presidente de la Cámara, que es neófito en la política. Pese a sentir cierto malestar por el destrato mediático del Gobierno, buscan construir puentes.
Allí, los presidentes de los bloques intentarán acordar cómo darle ritmo a la sesión, establecer si habrá otro cuarto intermedio antes de terminar el día, si harán la votación en general hoy y retomarán el viernes con el tratamiento en particular. Son aspectos dinámicos, que mutan con el avance de la sesión.
Ese respaldo es inexorable para Menem. De modo contrario, el oficialismo no sólo no tiene los votos para avanzar, sino que tampoco tiene muñeca política y parlamentaria para conducir la sesión. Hay múltiples perillas de la ingeniería legislativa que deben atenderse para lograr éxito en una sesión compleja como es esta.
El Gobierno no tiene hoy los votos para aprobar las privatizaciones, así como tampoco para otro puntos centrales: facultades delegadas, emergencias, biocombustibles, Ley de Glaciares, artículos del capítulo sobre seguridad, desregulaciones que afectan a algunas provincias. El plexo normativo es enorme y, en tanto tal, toca infinidad de intereses. Cada coma de la ley genera alerta en diputados, gobernadores, empresarios.
Es un escenario que supone una complejidad política adicional, ante un Congreso fragmentado y con un oficialismo en fragilidad: tiene apenas 38 diputados propios sobre 257. El quórum para poner en funcionamiento la sesión es de 129.
Esa situación se notó ayer y la puso a prueba Germán Martínez, que cuenta con una pericia parlamentaria superlativa. El santafesino conduce una bancada de 99 legisladores, la primera minoría, que se mantiene bastante cohesionada -pese a matices internos- y, sobre todo, que actúa con una disciplina partidaria rigurosa. Al menos en el marco de esta sesión. Los legisladores de UxP no se apartan de lo acordado, disciernen cada detalle del reglamento, actúan de forma coordinada. Aptitudes de las que carece, en términos de expertise legislativa, el oficialismo.
Martínez conoce que el Gobierno con las bancadas dialoguistas tiene los números para aprobar la Ley Ómnibus. Pero también sabe que con sus 99 diputados y algunos aliados tiene suficiente poder de daño para aprovechar el mínimo desliz reglamentario o impericia política que cometa Martín Menem.
Al comienzo de la sesión de ayer, desde la bancada de UxP emocionaron para solicitar que el dictamen vuelva a comisión. ¿Para qué esa estrategia, si conocían que sería rechazada? Fue una forma de posicionarse políticamente, por un lado. Pero también de medir la capacidad de reacción del oficialismo. Esa moción ofreció un espejo invertido de cómo será el poroteo de la votación en general. 149 votos negativos para no aceptar el pase a comisión del despacho. Son esos los mismos diputados que votarán por la positiva para aprobar la ley. Contra 103 que votaron para levantar la sesión.
Ese escenario indica que el oficialismo podrá aprobar la ley en lo general, algo que sucederá al final de esta noche o mañana por la mañana. No obstante, también desnuda que los números son finos para la discusión artículo por artículo.
Artículo por artículo, voto a voto
Esos 149 diputados dispuestos a aprobar la Ley Ómnibus en la votación en general bajan a 130 0, incluso, 120 cuando la votación es sobre algunos artículos en particular. El Gobierno moviliza a funcionarios y operadores políticos para destrabar los párrafos más resistidos del proyecto.
Ayer desfilaron por los pasillos del Congreso Santiago Caputo, asesor presidencial, Lisandro Catalano, secretario del Interior y hombre de confianza de Guillermo Francos, Eduardo “Lule” Menem, primo y asesor clave del presidente de la Cámara. Otros colaboradores del Gobierno, como los asesores Maximiliano Fariña (del riñón de Federico Sturzenegger) y José Rolandi (segundo de Nicolás Posse), hicieron llamadas a gobernadores y diputados. Son negociaciones que apuestan a llegar a buen puerto con los temas trabados en la discusión política.
La Casa Rosada apartó el capítulo fiscal de la Ley, para que el debate avance. Los gobernadores dialoguistas están dispuestos a discutir un “pacto fiscal” en las próximas semanas, con el fin de mejorar la recaudación y equilibrar las cuentas de sus provincias.
Son horas decisivas. En este clima, al mediodía se levantará el telón del cuarto intermedio para retomar la sesión. Aún restan 140 oradores. Eso supone un plazo de no menos de 15 horas para dar paso a la votación en general de la Ley Ómnibus. Recién ahí se podrá debatir artículo por artículo en el recinto. Será difícil que el proyecto tenga media sanción antes del sábado.