Economía

“No nos hagamos los desentendidos”: Martín Guzmán acusó de “fake news” a Cristina Kirchner y propuso revertir la reforma de la Carta Orgánica del BCRA

En un extenso artículo, Martín Guzmán calificó de “extremas” las visiones económicas Cristina Fernández de Kirchner (CFK) y del actual presidente, Javier Milei, refutó las acusaciones que recientemente le hizo la expresidente, a la que acusó incluso de propalar “fake news” y esbozó una serie de consideraciones de política económica, incluida una contrarreforma de la Carta Orgánica del BCRA (que había sido reformada en 2012 por el kirchnerismo), para mejorar la situación del país.

En un extenso artículo en la publicación elDiarioAr, criticó tanto la visión de Cristina como la de Milei. “Hay dos posiciones extremas sobre el rol de la sostenibilidad fiscal para la estabilidad y el desarrollo que están fuertemente presentes en el debate público nacional. Una de ellas, sostenida por el actual Gobierno y liderada por el presidente Javier Milei, afirma que lo único que se necesita para la estabilidad y el desarrollo de las fuerzas productivas del país es ordenar la situación fiscal y quitar al máximo al Estado de la economía. La otra, sostenida por Cristina Fernández de Kirchner, establece que el único problema de la economía es la restricción de divisas o “restricción externa”, y que la cuestión fiscal no es un verdadero problema. Ninguna de esas visiones hoy tiene arraigo en la práctica de la política económica de los países avanzados o emergentes, incluyendo aquellos de tamaño similar a Argentina. Tampoco son visiones que hoy sean dominantes en el saber de la economía”, señaló.

Sin sostenibilidad fiscal no hay desarrollo posible, pero que solamente con sostenibilidad fiscal no alcanza

Por el contrario, prosiguió, “en el ejercicio de la política económica a nivel mundial predomina el entendimiento de que sin sostenibilidad fiscal no hay desarrollo posible, pero que solamente con sostenibilidad fiscal no alcanza. Si la macroeconomía no está ordenada, no hay desarrollo que se sostenga. Y si el Estado no cumple un rol para construir una sociedad con altos niveles educativos, que genere conocimiento e invierta en una infraestructura digital y física que favorezca el crecimiento de la productividad del sector privado, no se progresa”.

Expuestas como decálogo, las observaciones de Guzmán, quien había sido duramente criticado en el documento que difundió durante la semana Cristina Kirchner, fueron las siguientes:

  • Años atrás no me hubiese imaginado escribir lo siguiente. Pero en el estado en el que estamos, con las visiones que tienen peso en el debate público sobre la importancia (o no) de los financiamientos monetarios del déficit fiscal, propongo modificar la Carta Orgánica del BCRA, revirtiendo de forma ordenada la reforma del año 2012 que amplió la capacidad del BCRA de financiar al Tesoro “con carácter de excepcional y si la situación o las perspectivas de la economía nacional o internacional así lo justificara”. Esto implica perder flexibilidad.
  • Ninguna de las dos visiones, ni la de Milei, ni la de Cristina Kirchner, sobre el rol de la sostenibilidad fiscal para la estabilidad y el desarrollo tiene arraigo en la práctica de la política económica de los países avanzados o emergentes.
  • Sin sostenibilidad fiscal no hay desarrollo posible, pero con sostenibilidad fiscal solamente no alcanza. Si la macroeconomía no está ordenada, no hay desarrollo que se sostenga.
  • La política fiscal no la hace la naturaleza, sino que es producto de decisiones políticas, que se dan en entornos socio-económicos y políticos que las condicionan de distintas maneras.
  • Es una decisión política endeudar al Estado en moneda extranjera y también lo es decidir cubrir el costo de la prestación de servicios públicos de electricidad y gas vía subsidios. Esa política es pro-rico.
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Guzmán y Cristina Kirchner, cuando la entonces vicepresidente lo consideraba un Gardel de la economía (Franco Fafasuli)
  • Para atacar la restricción externa hay que diversificar la estructura productiva, pero también poner las cuentas públicas en orden y sostenerlas en orden.
  • Sostener que la economía argentina es bimonetaria y al mismo tiempo pedir que haya una política de gasto público más expansiva financiada con emisión monetaria no es coherente.
  • No hace tanto se escuchaba seguido una respuesta contradictoria: se decía que se gastó en un “festival de importaciones”. Pero resulta ser que el superávit comercial se define como la diferencia entre el valor de las exportaciones menos el valor de las importaciones.
  • En 2021 la tasa de inflación anual fue muy alta, de 50,9%, pero mucho menor que el 211,4% con el que se cerró el año 2023 y hasta menor que el 53,8% de 2019, último año del gobierno de Mauricio Macri.
  • Cuatro personas somos las principales responsables de esta decisión y sus consecuencias: Alberto Fernández, que como presidente efectivamente tomaba la decisión final; Cristina Fernández de Kirchner, que habiendo escuchado en detalle las propuestas en boga y conociendo perfectamente cómo funcionaba la coalición de gobierno, decidió no tomar posición; Miguel Ángel Pesce, quien como presidente del BCRA, entidad que tenía jurisdicción sobre este asunto, impulsó la propuesta adoptada y la ejecutó; y yo, que como ministro de economía acepté y convalidé esa decisión. Así que sería bueno que nos dejemos de hacer los desentendidos.

Fake news

Guzmán calificó de “fake news” la siguiente afirmación de Cristina Kirchner, incluida en su carta “Argentina en su tercera crisis de deuda”

“Durante la Pandemia el gobierno reestructuró la deuda externa con bonistas privados contraída durante el gobierno de Mauricio Macri pero sin quita de intereses y escasa reducción de capital”.

Para refutarla, precisó que la restructuración “conllevó una reducción de la tasa de interés promedio de 7% en dólares a 3,07% en dólares, junto a una reducción del capital adeudado de 1,9%” que eso “significó un alivio de los pagos de deuda programados de un monto de 34.800 millones de dólares en el período 2020-2030 con respecto a los pagos estipulados por los bonos que fueron reestructurados”.

Alberto Fernández, Martín Guzmán y STIGLITZ, Joseph
Guzmán, entre Alberto Fernández y su "mentor" académico, el Premio Nobel de Economía Josepth Stiglitz

En cuanto a la política económica del actual gobierno, dijo que persigue dos objetivos. El primero, la dolarización que -señaló- lo que haría “es suprimir los mecanismos de defensa ya tan débiles que tiene esta economía bimonetaria”. El segundo, prosiguió, “es maximizar el precio de los bonos, para lo que se busca generar el mayor excedente posible de divisas, deprimiendo a la economía. La mejora en la cotización de los bonos es un objetivo virtuoso, ya que ello implica bajar el costo del crédito en la economía, pero no debe ser el único, ni tampoco debe buscarse a partir de deprimir a la economía, sino a partir de su desarrollo”.

Guzmán se ubicó en una posición de equidistancia. “Entre los dos extremos de la grieta -afirmó- se puede construir una alternativa de prosperidad nacional”,para la que también indicó 10 pilares:

  • Acumular reservas y reducir el déficit fiscal
  • En el gasto público, reducir la participación de los subsidios y aumentar la inversión pública,
  • Sancionar una ley de administración financiera “de segunda generación”,
  • Impedir que provincias y municipios se endeuden en moneda extranjera
  • Tasas de política monetaria que alienten la demanda de pesos,
  • Eliminar el cepo cambiario, acumulando previamente reservas suficientes
  • Lograda la unificación cambiaria, mantener un tipo de cambio competitivo
  • Refinanciar la deuda en divisas y con el FMI y fortalecer el mercado local de capitales,
  • Modificar la Carta Orgánica del BCRA, aun a costa de perder flexibilidad, para limitar el financiamiento al Tesoro
  • Adaptar la legislación laboral “a los tiempos que corren”.

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