La infección por COVID puede persistir al menos 60 días en uno de cada 200 afectados, según Oxford
Desde la emergencia del coronavirus, más de 774 millones de personas han tenido la enfermedad COVID-19 en el mundo y más de siete millones han fallecido. Algunos afectados quedaron con secuelas durante semanas o meses, un problema que se conoce como COVID Prolongado.
Se sabe que en algunas personas la infección viral continúa, pero el enigma era determinar cuánto tiempo y en qué porcentaje de pacientes. Investigadores de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, hicieron un estudio que permitió encontrar respuestas: una de cada 200 de todas las infecciones pueden hacerse persistentes y durar al menos 60 días. Lo publicaron en la revista Nature.
Había cuestiones importantes de fondo: las infecciones persistentes por el coronavirus pueden actuar como reservorios virales que podrían generar futuros brotes, dar lugar a linajes altamente divergentes, y contribuir a que los afectados sufran COVID Prolongado.
Los científicos comentaron que “la prevalencia poblacional de las infecciones persistentes, la cinética de su carga viral y la dinámica evolutiva a lo largo de las infecciones” continuaban siendo en gran medida desconocidas antes de que hicieran la investigación.
Al utilizar datos de secuencias virales recogidos como parte de una encuesta nacional sobre infecciones, identificaron 381 individuos con ARN del coronavirus a título elevado persistente durante al menos 30 días. Dentro de ese grupo, encontraron que 54 tenían ARN viral persistente durante al menos 60 días.
Durante mucho tiempo se había que las infecciones prolongadas por COVID-19 en individuos inmunodeprimidos podía haber sido la fuente de las múltiples variantes nuevas que surgieron entre 2020 y 2021, incluidas las variantes Alfa y Ómicron Pero hasta ahora se desconocía la prevalencia de las infecciones persistentes por COVID-19 en la población general y cómo evoluciona el virus en estas situaciones.
Los investigadores utilizaron datos de la Encuesta sobre infecciones por COVID de la Oficina Nacional de Estadística (ONS-CIS) del Reino Unido, que realiza testeos a los participantes aproximadamente una vez al mes.
De los más de 90.000 participantes, 3.603 proporcionaron dos o más muestras positivas entre noviembre de 2020 y agosto de 2022 en las que se secuenció el virus. Entre ellos, 381 individuos dieron positivo con la misma infección viral durante un periodo de un mes o más.
Dentro de este grupo, 54 individuos tuvieron una infección persistente que duró al menos dos meses. Los investigadores estimaron entonces que una de cada 200 de todas las infecciones pueden hacerse persistentes y durar al menos 60 días.
En algunos casos, los individuos seguían infectados con variantes que ya se habían extinguido en la población general. En cambio, los investigadores observaron que la reinfección con la misma variante era muy poco frecuente. Probablemente eso se debía a que la persona desarrollaba inmunidad frente a esa variante y ésta reducía su frecuencia a niveles muy bajos al cabo de unos meses.
De las 381 infecciones persistentes, 65 se sometieron a tres o más testeos por PCR a lo largo de la infección. La mayoría (82%) de estos individuos mostraron una dinámica viral de rebote: experimentaron una dinámica de carga viral alta, luego baja y luego alta. Según los investigadores, eso demuestra que el virus puede mantener la capacidad de replicarse activamente durante infecciones prolongadas.
“Nuestras observaciones ponen de relieve la continua importancia de la vigilancia genómica basada en la comunidad, tanto para controlar la aparición y propagación de nuevas variantes como para obtener una comprensión fundamental de la historia natural y la evolución de nuevos patógenos y sus implicaciones clínicas para los pacientes”, afirmó el primer autor Mahan Ghafari, quien trabaja en el Instituto de Ciencias de la Pandemia, del Departamento Nuffield de la Universidad de Oxford.
En el estudio, las personas con infecciones persistentes tenían un 55% más de probabilidades de afirmar que tenían síntomas de COVID Prolongado más de 12 semanas que las personas con infecciones más comunes.
Ciertos individuos mostraban un número extremadamente elevado de mutaciones, incluidas algunas que definen nuevas variantes del coronavirus, alteran los blancos de los anticuerpos monoclonales e introducen cambios en la proteína Espiga del coronavirus.
Sin embargo, la mayoría de los individuos no albergaban un gran número de mutaciones. Este hallazgo sugiere que no toda infección persistente será una fuente potencial de nuevas variantes de preocupación.
La doctora Katrina Lythgoe, líder del grupo de investigadores y co-autora, consideró: “Aunque la relación entre la persistencia viral y el COVID Prolongado puede no ser causal, estos resultados sugieren que las infecciones persistentes podrían estar contribuyendo a su fisiopatología. De hecho, se han sugerido muchos otros posibles mecanismos que contribuyen al COVID Prolongado, como la inflamación, el daño orgánico y la microtrombosis”.
Consultado por Infobae, el doctor Oscar Rizzo, especialista médico del Hospital Municipal de Rehabilitación Respiratoria María Ferrer y miembro de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), opinó sobre el estudio: “Es el primer estudio con un gran número de pacientes. Demuestra que hay una relación entre la infección persistente por el coronavirus y los síntomas del COVID Prolongado”.
Al conocerse los resultados del estudio, “permitiría desarrollar tratamientos antivirales para las infecciones persistentes en el futuro”, sostuvo el doctor Rizzo. Comentó que las personas que tienen COVID deben prestar atención a los síntomas que pueden continuar o aparecer después de la infección por el coronavirus y consultar a un profesional de la salud. Se debe evitar la automedicación.
¿Cuáles son los síntomas del Covid Prolongado?
Los síntomas del Covid Prolongado o de larga duración más comúnmente reportados son:
- fatiga
- dificultad para concentrarse
- dolores musculares
- dificultad para respirar
- síntomas cardíacos y circulatorios
- opresión o dolor en el pecho
- palpitaciones
- cambios en la frecuencia cardiaca
- dolor articular y muscular
- dolores musculares y articulares
- dolor en la espalda o los hombros
- síntomas neurológicos
- incapacidad para pensar con claridad o concentrarse (“niebla cerebral”)
- dolores de cabeza
- alucinaciones
- amnesia
- mareos
- dificultad motora o del habla
- hormigueo