Agustín Etchebarne: “La dolarización es una medida que puede ofrecer estabilidad y confianza en el corto plazo”
El Gobierno avanza a paso firme con su plan de ordenamiento de las finanzas públicas, tanto de la Administración Central, como del tremendamente desequilibrado balance del Banco Central, como condición necesaria para que luego de un salto inicial, se vaya consolidando mes a mes la desaceleración del ritmo inflacionario.
Pese a que esa política no sólo viene acompañada de una marcada recesión en el punto de partida, sino con la ampliación de los frentes de conflictos con cada uno de los actores que se consideraban con “derechos adquiridos” para vivir de las transferencias discrecionales de la Nación, de Fondos Fiduciarios sin auditorías de ejecución, como de la fijación de precios y salarios que durante varias décadas han probado ser nefastos mecanismos para lograr la “Justicia Social” que tanto inquieta al Papa Francisco, porque sus principales asesores aún no creen que el mejor camino hacia ese objetivo es la estabilidad de precios y el crecimiento económico sostenido de la mano de la inversión y las exportaciones.
Con ese escenario, Infobae entrevistó a Agustín Etchebarne, economista, especializado en Desarrollo Económico y Comercialización Estratégica, director general de la Fundación Libertad y Progreso, profesor de la Universidad de Belgrano; miembro del Instituto de Ética y Economía Política de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas; autor del libro La Clave es la Libertad, para que desde su mirada sobre la situación presente y sus expectativas para el corto y mediano plazo.
— ¿El ordenamiento de las finanzas públicas de la nación es clave para alcanzar la estabilidad macroeconómica y volver a crecer?
— Sin duda, el ordenamiento de las finanzas públicas es fundamental. No solo por una cuestión de sostenibilidad fiscal, sino porque establece las bases para un entorno económico predecible y confiable, esencial para la inversión y el crecimiento económico.
“La disciplina fiscal es esencial para combatir el principal flagelo que se come los salarios de los argentinos: la inflación”
Además, la disciplina fiscal es esencial para combatir el principal flagelo que se come los salarios de los argentinos: la inflación. El Presidente tiene una enorme convicción sobre el tema y tiene el coraje para hacerlo de manera extrema llevando rápidamente a déficit cero. El desafío es que ese déficit cero sea sustentable, económica, social y políticamente.
— ¿La nación puede y debe encarar ese proceso sola, o necesariamente requiere del acompañamiento de las provincias?
— Es imperativo que haya un esfuerzo compartido entre la nación, las provincias y los municipios. La descentralización fiscal puede ser beneficiosa, pero sin una política coherente y un compromiso compartido hacia el equilibrio de las cuentas, los esfuerzos pueden no ser suficientes y se demora la recuperación de la economía. La responsabilidad fiscal es tanto nacional como provincial.
— ¿Cómo ve las primeras respuestas de gran parte de los legisladores a las propuestas del Gobierno nacional para desregular la economía y sanear las finanzas públicas?
— Las respuestas mixtas de los legisladores reflejaron que priorizaron los intereses particulares sobre el bienestar general: 144 diputados (el 56%) aprobaron la Ley Bases “en general” pero negaron el apoyo “en particular”, cuando se refería a su interés particular. Es crucial revertir ese fracaso inicial y generar un consenso sobre la importancia de las reformas propuestas para desregular la economía, garantizar la estabilidad de las reglas de juego para los inversores y sanear las finanzas, educando sobre los beneficios a largo plazo de estas medidas.
— ¿Ayuda el clima de confrontación que lleva adelante el presidente Javier Milei?
— La confrontación puede ser un doble filo. Por un lado, puede evidenciar la determinación de enfrentar estructuras y prácticas arraigadas que obstaculizan el progreso; por otro, puede dificultar la construcción de consensos necesarios para implementar reformas profundas.
“Ahora con la apertura de las sesiones ordinarias, el Congreso tiene la oportunidad y el desafío de obtener consensos para hacer las reformas, partiendo de la aceptación de la restricción presupuestaria”
Ahora con la apertura de las sesiones ordinarias, el Congreso tiene la oportunidad y el desafío de obtener consensos para hacer las reformas, partiendo de la aceptación de la restricción presupuestaria, el déficit cero que es innegociable para el Presidente.
— Si no hay convicción para que cada provincia y la mayoría de los legisladores acompañen las propuestas del Gobierno ¿Cómo imagina que podría lograr consenso, o ejecutar ese objetivo en forma solitaria?
— El consenso es lo deseable en democracia. Pero se deben construir acuerdos que realmente generen un cambio. La alternativa es complicada, puede ocurrir que el gobierno desee mantener la confrontación hasta las elecciones del año próximo para consolidar sus propias mayorías parlamentarias.
Pero creo que sería mucho mejor para Argentina lograr un acuerdo entre LLA y el PRO y otros aliados que acuerden llevar adelante las reformas ya mismo, porque generaría un gran shock de confianza que iniciaría un período de gran crecimiento de las inversiones locales y extranjeras. Hoy el mundo entero está observando a Argentina y su potencial.
— Algunos economistas se muestran inquietos por la persistencia de fuentes primarias de emisión de pesos ¿Usted que piensa?
— La preocupación es válida con matices. El Gobierno eligió un camino de saneamiento del Banco Central, logró recomponer reservas comprando USD 8.500 millones, y está licuando parcialmente los pasivos monetarios. Eso tiene un costo en términos de inflación, y caída de salarios y jubilaciones y de los depósitos en pesos en términos reales.
Si bien no es el programa que yo hubiera elegido, yo prefería la dolarización de entrada, pero entiendo que debe ser visto como un programa de transición, y tiene que desembocar en recomponer el balance del Central, luego llegar a emisión cero por todo concepto, liberar el tipo de cambio, competencia libre de monedas. Para mí es indispensable que el Gobierno se convenza de acelerar la dolarización y eliminación del Banco Central tal como lo conocemos hoy.
— El Gobierno parece estar convencido de que el objetivo del déficit fiscal cero y la emisión cero dek BCRA para financiar al Tesoro son suficientes para estabilizar la economía y volver a crecer ¿Está de acuerdo?
— Estos objetivos son cruciales, pero no suficientes por sí solos. Creo que el Gobierno lo sabe, requiere de un conjunto integral de reformas que incluyan la desregulación, la apertura económica, la mejora del clima de negocios, estabilidad para las inversiones, reforma laboral y también un sistema impositivo mucho más eficiente, simple y menos punitivo. Además de las reformas de segunda generación en Educación, Salud, etc.
— ¿El primer superávit fiscal financiero en 13 años en enero fue un fenómeno circunstancial, o lo ve sostenible?
— Un superávit ocasional no garantiza una tendencia; es el compromiso con la reforma continua lo que lo hará sostenible. La reforma del Estado empezó con la reducción de 19 a 8 ministerios, un tercio de las secretarías, subsecretarías. Y el Presidente anunció que se redujeron 50.000 empleados y no se renovaron 10.000 contratos, eso equivale a casi 10% de los empleados federales.
“Falta avanzar con las privatizaciones, que estaban en la Ley Bases, y con limpiar muchos fondos opacos y financiamiento de punteros políticos ocultos”
Además de limpiar 250.000 subsidios sociales mal otorgados. Es un primer paso auspicioso porque el ajuste virtuoso debe ser por cantidades y no por licuar sueldos y jubilaciones. Falta avanzar con las privatizaciones, que estaban en la Ley Bases, y con limpiar muchos fondos opacos y financiamiento de punteros políticos ocultos en todo el presupuesto y fuera del presupuesto como los Registros Automotores.
— ¿El crawling-peg al 2% mensual es suficiente ancla cambiaria para desacelerar la inflación?
— No. Una política de crawling-peg puede ofrecer cierta previsibilidad de cortísimo plazo, pero no es una solución a largo plazo. Ya en marzo o abril, deberemos tener un panorama más claro para que ingresen los dólares de la cosecha gruesa. La inflación viene descendiendo, pero aún es altísima. Argentina necesita un enfoque más integral que nos lleve al fin definitivo de la inflación.
— La historia argentina muestra con claridad cómo las anclas cambiarias, tarifarias, y las políticas de ingresos, en general, siempre han fracasado ¿Por qué cree que muchos economistas que se dicen “no populistas” se las reclaman a un gobierno que no comparte esas políticas?
— En mi opinión, la Convertibilidad funcionó muy bien durante los cuarenta años que fue puesta en práctica en Argentina, incluyendo los 10 años durante el gobierno de Carlos Menem y Fernando De la Rúa, hasta que Eduardo Duhalde la reventó porque tenía un diagnóstico equivocado.
La dolarización puede funcionar aún mejor, pero sabiendo que no es una panacea y que requiere sanear las cuentas fiscales, desregular, abrir la economía y el resto de las reformas. Debemos enfatizar la necesidad de reformas profundas que vayan más allá de medidas temporales y superficiales.
— Hay economistas que sostienen que es una tontería demorar el cambio hacia un régimen de dolarización, pero otros, por el contrario, no sólo creen que no estén dadas las condiciones, sino que incluso la rechazan ¿Cuál es su postura?
— La dolarización es una medida que puede ofrecer estabilidad y confianza en el corto plazo, pero no es una panacea y conlleva un costo que es la pérdida de política monetaria autónoma. Para un país normal no sería la primera opción. Pero para Argentina me parece que es indispensable.
“La Convertibilidad funcionó muy bien durante los cuarenta años que fue puesta en práctica en Argentina”
Creo que al eliminar la inflación, y sostener el poder adquisitivo de los salarios, daría el sostén necesario de popularidad para llevar a cabo el resto de las reformas estructurales y una disciplina fiscal estricta que son esenciales para crecer.
— ¿Cómo puede afectar a la crítica y, por tanto muy dolorosa, realidad socioeconómica, la dolarización o libre circulación de monedas, o, por el contrario, mantener el régimen monetario tradicional?
— La dolarización y libre circulación de monedas tiene muchas ventajas. Implica el fin de la inflación, un salto de productividad, al reducir el costo de transacciones, facilitar los contratos y la planificación privada. Implica también un fuerte descenso de las tasas de interés y expansión del crédito, baja el riesgo país, al eliminar el riesgo cambiario, lo que a su vez estimulará la inversión en sectores relegados como la construcción.
También disminuye la corrupción pública y privada. La clave está en implementar simultáneamente el resto de las políticas que promuevan el crecimiento, la inversión, y la estabilidad a largo plazo.
Fotos: Alejandro Beltrame