Cómo es el pulmón de acero que usó Paul Alexander para luchar contra la poliomielitis
“No me quise morir. Entonces seguí luchando. Pero nunca me di por vencido y nunca lo haré”, contó en un reportaje televisivo Paul Alexander, el hombre que vivió 72 años dentro de un pulmón de acero debido a la parálisis general que le causó la poliomielitis y murió ayer por la mañana.
Y Paul lo logró. Nunca se dio por vencido. Y pese a contraer la brutal y paralizante enfermedad, puede decirse que la venció, ya que pudo vivir muchos años. Y ser testigo como en 1979 Estados Unidos fue declarado libre de polio, una enfermedad vírica infecciosa que afecta el sistema nervioso central y puede causar debilidad muscular y parálisis.
El hombre, nacido en Dallas, Texas, fue víctima de la grave enfermedad cuando tenía apenas seis años y quedó paralizado del cuello para abajo de por vida. Fue en 1952, uno de los peores años para la enfermedad en Estados Unidos, con 58 mil niños infectados.
La vacuna contra esta enfermedad fue descubierta apenas unos meses después de la infección de Alexander. En ese entonces, los pulmones de acero -inventados en la década del veinte- eran relativamente comunes, pero en la actualidad muy pocas personas lo utilizan, ya que fueron reemplazados por respiradores automáticos.
Pero la historia de Paul se ha convertido en un ejemplo de resistencia y lucha que hoy sirve de modelo para miles de personas en todo el mundo con distintas enfermedades, dolencias y dificultades.
Durante un reportaje que le hizo el cineasta Mitch Summers, en 2021, Paul contó cómo fue su sensación cuando contrajo polio. “Comencé a sentirme mal cuando jugaba. Fui corriendo a mi mamá y ella me miró y dijo. ‘¡Oh, Dios mío, no mi hijo! En los siguientes 5 días perdí todo. La habilidad para moverme, mis piernas ya no me podían sostener y luego no pude respirar´”.
Los padres salieron corriendo al hospital donde le hicieron una traqueotomía de urgencia y lo colocaron acostado en una gran máquina que hasta el día martes lo mantuvo con vida durante más de siete décadas: el pulmón de acero.
¿Cómo funcionaba el pulmón de acero de Paul Alexander?
“A diferencia de los actuales respiradores que funcionan con intubación, el pulmón de acero es una gran máquina donde el paciente yace dentro acostado. La máquina ayuda a expandir los pulmones. Ayuda a expandir y contraer el pulmón, como si fuera una sopapa pegada a la piel para ayudar a respirar al paciente”, precisó a Infobae el doctor Gerardo Laube (MN 51819), médico infectólogo y profesor de la facultad de Medicina de la Fundación Barceló.
En tanto, el doctor Enrique Casanueva, (MN 55133) médico consultor del Servicio de Infectología Infantil del Hospital Universitario Austral indicó a Infobae que el pulmón de acero es una cápsula hermética que, mediante presión negativa, facilita la expansión de los pulmones y la respiración del paciente.
“Recuerdo haber visitado niños en el Hospital Municipal de Rehabilitación Respiratoria María Ferrer cuando tenía 11 años, como voluntario en la escuela, y ver cómo algunos de ellos dependían de esta tecnología para respirar por las secuelas de haber padecido polio”, agregó Casanueva.
Y Laube añadió: “Se trata de un gran pulmotor que ofrece la función de reemplazar el funcionamiento del diafragma pulmonar, afectado por la polio. Esta enfermedad, que en Argentina tuvo una epidemia importante en los años 1956 y 1957, es muy discapacitante, ya que puede generar secuelas motoras con parálisis en brazos y piernas. En un bajo porcentaje la polio produce un cuadro neurológico que afecta a las neuronas impiden el funcionamiento muscular, como el músculo respiratorio”.
El experto recordó que la polio fue erradicada de la Argentina, Estados Unidos y casi todo el mundo gracias a la vacunación. “La vacuna está incluida en el Calendario Nacional de Vacunación y debe aplicarse a los 2, 4, y 6 meses. Y luego un refuerzo a los 6 años”, concluyó Laube.
Avanzar en la vida
A Paul no le gustaba estar en su casa mirando televisión todo el día, por lo que decidió empezar a estudiar. Completó la primaria y la secundaria en su casa. Y al intentar llegar a la universidad, su solicitud fue rechazada por ser discapacitado.
Sin embargo, su tenacidad e insistencia hicieron que la Universidad Metodista del Sur le otorgara una beca y lograra en 1984 graduarse como Doctor en Derecho de la Universidad de Texas en Austin. “Por fin ocurrió algo bueno, quería ser abogado desde hacía mucho tiempo”, recordó. “Y también fui uno muy bueno”, agregó en el video.
Como abogado litigante, Alexander representó a clientes ante los tribunales con un traje de tres piezas y una silla de ruedas modificada que mantenía erguido su cuerpo paralizado. También organizó una sentada por los derechos de los discapacitados.
Ya mayor, Alexander se hallaba confinado en su pulmón de acero las 24 horas. “Hago lo mismo que todo el mundo. Me despierto, me lavo la cara, me cepillo los dientes, me afeito, desayuno… Solo necesito un poco más de ayuda para hacerlo”, afirmó en esa entrevista hace 3 años.
En 2020, Alexander escribió un libro sobre su experiencia, Three Minutes for a Dog: My Life in an Iron Lung (Tres minutos para un perro: mi vida en un pulmón de acero). Tardó cinco años en hacerlo, escribiendo él mismo cada palabra con un bolígrafo sujeto a un palo que sostenía con la boca.
Una de las mayores lecciones que dejó Alexander, además de su ejemplo de vida fue aconsejar a todos a vacunarse y vacunar a los más pequeños contra la enfermedad que lo postró, ya que temía que los movimientos antivacunas, extendido en varios países, haga que enfermedades como la que él padeció se vuelvan a popularizar y extender en la población.
Al ser consultado por sus sueños, Alexander dijo: “No dejar que la polio me derrotara, sino yo derrotar a la polio. Por eso siempre quise lograr las cosas que me decían que no podía lograr y alcanzar los sueños que soñaba”.
¿Qué es la poliomielitis y cuál es su causa?
“La polio es una enfermedad infecciosa causada por un virus que se transmite de persona a persona y también a través del agua cuando no es potable. Se sabe de su existencia desde el siglo XXXVII a.C, y se presenta en brotes epidémicos. Como ejemplo de su presencia prolongada en la historia, en las pirámides de Egipto se encuentran registros de personas con secuelas de esta patología. Afecta la parte neurológica y muscular de las personas, pudiendo provocar graves secuelas y hasta incluso la muerte”, precisó el doctor Casanueva.
Según explican expertos de Mayo Clinic, la polio es una enfermedad causada por un virus que afecta principalmente a los nervios de la médula espinal o del tronco cerebral. En su forma más grave, la polio puede hacer que una persona sea incapaz de mover ciertas extremidades, lo que también se denomina parálisis. También puede derivar en problemas para respirar y, a veces, la muerte. La enfermedad también se denomina poliomielitis.
¿Qué consecuencias tiene la poliomielitis?
La mayoría de las personas con infección del virus que causa la polio, llamado virus de la poliomielitis, no presenta síntomas. Alrededor del 5 % de las personas con el virus de la poliomielitis padecen de una forma leve de la enfermedad llamada poliomielitis abortiva. Esta enfermedad deriva en síntomas similares a los de la gripe que duran entre 2 y 3 días. Estos incluyen los siguientes: fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, dolor de garganta, dolor de estómago, pérdida del apetito, náuseas y vómitos.
Poliomielitis no paralítica
Una forma más grave de la enfermedad, llamada polio no paralítica, afecta a alrededor del 1 % de los infectados. Aunque la enfermedad dura algunos días, no causa parálisis. Además de tener síntomas más graves similares a los de la gripe, los síntomas de la polio no paralítica pueden incluir:
- Dolor o rigidez en el cuello, los brazos o en las piernas y dolor de cabeza intenso
- Puede haber una segunda fase de síntomas, o puede parecer que la persona mejora durante unos días antes de que comience una segunda fase. Estos síntomas incluyen: rigidez de la columna vertebral y del cuello, disminución de los reflejos y debilidad muscular.
Poliomielitis paralítica
Este tipo más grave de la enfermedad es poco frecuente, comienza de forma muy parecida a la poliomielitis no paralítica. Pero evoluciona a signos y síntomas más graves, entre ellos, los siguientes:
- Dolor intenso
- Sensibilidad extrema al tacto
- Sensación de hormigueo o pinchazos
- Espasmos musculares
- Debilidad muscular, que progresa a parálisis flácida
La parálisis puede afectar a cualquier combinación de extremidades, pero la parálisis de una pierna es la más común, seguida de la de un brazo. Dependiendo de la gravedad de la enfermedad, otros signos o síntomas pueden incluir los siguientes: parálisis de los músculos involucrados en la respiración y dificultad para tragar.
¿Cómo se trata la poliomielitis?
Debido a que no existe cura para la poliomielitis, la atención se centra en el aumento del bienestar, la aceleración de la recuperación y la prevención de complicaciones. Dependiendo de la gravedad de la enfermedad, los tratamientos de apoyo pueden incluir:
- Reposo en cama
- Analgésicos
- Compresas húmedas calientes para controlar el dolor y los espasmos musculares
- Respiradores portátiles para ayudar con la respiración
- Ejercicios de fisioterapia para prevenir la deformidad ósea y la pérdida de la función muscular
- Férulas u otros dispositivos para motivar una buena posición, o alineación, de la columna vertebral y las extremidades
Vacunas contra la polio
Desde la década de 1950 las campañas de vacunación fueron exitosas y redujeron significativamente los casos de afectados por la enfermedad que causa parálisis. La enfermedad casi está erradicada, pero el virus de la poliomielitis sigue circulando en algunas zonas del mundo por coyunturas excepcionales de algunos países (como Pakistán y Afganistán) y, porque hay personas que forman parte de movimientos antivacunas, que son una amenaza para las coberturas de vacunación de enfermedades inmunoprevenibles.
Quienes deciden no aplicarse las dosis recomendadas o impulsan la no vacunación de otras personas, ponen en riesgo a la comunidad y atentan contra la protección que brinda la inmunización colectiva. Esto fenómeno se acentuó aún más desde la pandemia de COVID-19, ya que el número de personas vulnerables no vacunadas ha aumentado en el mundo.
Existen tres cepas del poliovirus salvaje: el tipo 2 se declaró erradicado en 2015, y el tipo 3 en 2019. El poliovirus de tipo 1 es el único que sigue circulando y solo en Pakistán y Afganistán.
Las primeras vacunas contra la polio se diseñaron la década de 1950. Una fue creada por el médico estadounidense Jonas Salk, la otra vacuna antipoliomielítica (oral) fue desarrollada por el médico y microbiólogo Albert Sabin.
Las cepas originales del virus de la poliomielitis -llamadas de tipo salvaje- se han eliminado en gran medida. Sin embargo, aún pueden desarrollarse nuevas cepas a partir de la vacuna antipoliomielítica oral, que es la más utilizada en los países en vías desarrollo. Esas vacunas utilizan virus vivos debilitados que en ocasiones mutan a una forma activa, y dan lugar a brotes incluso en países que se cree que habían eliminado la poliomielitis.
Para evitar ese riesgo, en países como la Argentina, ya se reemplazó el uso de la vacuna oral por la dosis bivalente de la vacuna IPV (Salk) como paso necesario en el camino hacia la erradicación de la polio.
“Es crucial recordar el gran desafío que enfrentamos: continuar previniendo la poliomielitis incluso cuando parece haber desaparecido. El poliovirus salvaje tipo 1 (WPV1) persiste en países como Pakistán y Afganistán, especialmente en el sur de este último, donde más de un millón de niños no pueden acceder al programa de vacunación”, recordó el doctor Casanueva.
“La meta de la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis (IEMP) es lograr la erradicación y mantener un mundo libre de esta enfermedad. Aunque hoy en día muchos desconocen esta patología, que causa formas paralíticas en el 2% de los infectados, la vacunación ha sido fundamental desde la década de 1950. Gracias a las vacunas Salk (inactivada) y Sabin (atenuada), la enfermedad fue erradicada en las Américas, con el último caso por poliovirus salvaje registrado en Perú en 1991″, agregó el experto.
Y concluyó: “Sin embargo, debemos permanecer alerta, ya que la poliomielitis aún no ha sido erradicada por completo en el mundo. Los viajeros pueden propagar el virus incluso sin mostrar síntomas, por lo que es crucial mantener políticas de prevención en todo momento”.