Ricardo Delgado: “Para bajar la inflación es preciso apreciar el peso y evitar volverse caros en dólares”
La macroeconomía evoluciona en mejores términos de lo que esperaba el Gobierno, y más aún el consenso de los economistas de las consultoras privadas: la inflación no solo fue menor a la proyectada para el trimestre diciembre 2023 / febrero 2024, sino que el ritmo de desaceleración ha sido más acentuado; lo mismo se advierte en el resultado de caja de las finanzas públicas, como de los indicadores monetarios y activos externos en el Banco Central.
Por el contrario, comienza a inquietar a los analistas la dificultad que tiene el oficialismo para lograr consenso legislativo para que se voten las propuestas de desregulación de la economía y cambios impositivos y en las relaciones laborales para reimpulsar la actividad económica, la cual transitó el primer trimestre por la depresión del consumo general de las familias, en respuesta a la alta inflación, sinceramiento del tipo de cambio oficial y aumento de las tarifas, que superaron con creces los aumentos de salarios y de las jubilaciones y pensiones.
Infobae entrevistó a Ricardo Delgado, economista, socio-presidente de Analytica, consultora de empresas y gobiernos; Consultor del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), del Banco Mundial y el BID, autor en 2013 del libro: “La Herencia. 30 años de economía política en democracia”, y ex subsecretario de Coordinación de la Obra Pública Federal, para que de su mirada sobre la coyuntura y las limitaciones que enfrenta el equipo económico para sostener el rumbo hacia el déficit fiscal cero, como base del plan de estabilización de precios.
— El Gobierno transitó su primer trimestre con diversas medidas que afectaron los bolsillos de la mayor parte de los consumidores, y muchos se preguntan ¿Hasta cuándo aguantarán? ¿Qué piensa?
— Llegando a los cien días, el gobierno viene aplicando un clásico, y drástico, recorte fiscal, con sequía monetaria y recomposición de reservas en el Banco Central, junto con una fuerte corrección de los precios relativos, devaluación mediante, que inevitablemente aceleró la inflación e impactó negativamente sobre la actividad económica.
“Todo ajuste de gasto -y éste en particular, por su virulencia- afecta intereses e ingresos”
Haber logrado dos meses consecutivos de superávit fiscal (en enero y febrero) indica que el ordenamiento de las cuentas públicas es el foco central de su gestión económica. Pero todo ajuste de gasto -y éste en particular, por su virulencia- afecta intereses e ingresos. De jubilados, sobre los cuales está recayendo cerca de la mitad del ajuste, pero también de provincias, de contratistas de obra pública.
La sostenibilidad del ajuste está en discusión ya que, por un lado, la recesión afecta la recaudación de impuestos, lo que en adelante dificultará el objetivo de mantener el equilibrio en las finanzas públicas y, por otro, porque una parte del propio ajuste no fue más que postergar gastos y acumular deudas. La infraestructura que no se ejecuta hoy se tendrá que ejecutar mañana, y las deudas, antes o después, se pagan.
— Siempre es posible hacer las cosas mejor para ordenar una economía tremendamente desequilibrada ¿Qué grados de libertad tenía y tiene el Gobierno para sanear las finanzas públicas y no afectar tanto los ingresos de los sectores más vulnerables, como los jubilados y pensionados?
— Esta economía carece, desde hace mucho tiempo, de grados de libertad, eso es claro. Y como el nuevo gobierno no tenía ningún margen para postergar la corrección fiscal, las jubilaciones y pensiones, como gasto primario más relevante, naturalmente iban a sentir el impacto. Todo eso era sabido, y así ocurrió.
Ahora bien, un ajuste de semejante magnitud, con tantos frentes de conflicto abiertos, requiere, para sostenerse, de mayor previsibilidad, de ordenamientos, de más gestión, de la concreción de algunos mínimos acuerdos políticos. De reducir la incertidumbre, esencialmente, para que vaya creciendo su propia credibilidad y así, convertirse en el vehículo para movilizar nuevos proyectos e inversiones privadas.
“Un ajuste de magnitud, con tantos frentes de conflicto abiertos, requiere, para sostenerse, de mayor previsibilidad”
Por ejemplo, cuando se bajó el proyecto de la Ley Bases, allí se perdió también su anexo 2, el régimen de incentivo a las grandes inversiones, un motor imprescindible para generar el ambiente necesario para desarrollar proyectos de envergadura. Ojalá ese capítulo vuelva a estar pronto en escena.
— ¿Le sorprendió el ritmo de desaceleración de los aumentos de precios, tras el sinceramiento cambiario, liberación de los precios regulados y fuerte recorte de los atrasos en tarifas?
— Era natural que luego del shock devaluatorio de diciembre y las fuertes subas de combustibles y tarifas, la tasa de inflación comenzara a ceder. Pero todavía se mantiene en niveles muy elevados. Marzo es un mes clave en tal sentido. Estacionalmente habrá precios, como la indumentaria por el cambio de temporada, que dejarán el “letargo” del verano, y los efectos de las quitas de subsidios sobre las tarifas serán plenos en este mes.
Que la variación del IPC de marzo esté algo por debajo del 13,2% de febrero podrá ser mostrado como un “nuevo éxito” por el gobierno, pero la realidad es que al menos hasta junio tendremos que convivir con dos dígitos bajos de inflación al mes. De más está decir que esta dinámica de los precios dificulta la administración cambiaria, entre otras.
“Si se mantienen las expectativas de que el ajuste es sostenible, no debería haber cimbronazos financieros hasta abril-mayo”
— Y del dólar ¿Cómo se explica el comportamiento bajista hasta una brecha por debajo de 20% que lo retrajo en el segmento libre al punto de inicio del gobierno?
— La tranquilidad de los dólares financieros responde justamente a la relativa sequía de pesos que provocan tanto la contracción fiscal como la elevada inflación, así como la mayor oferta de dólares provenientes de la fracción de exportaciones liquidadas al dólar CCL. Si se mantienen las expectativas de que el ajuste es sostenible, no debería haber cimbronazos financieros hasta abril-mayo, cuando empiece la cosecha de soja y haya mayor fluidez de liquidación. La pregunta es qué hará el gobierno hasta entonces para estimular las ventas de los productores.
Este nivel de tipo de cambio es cercano al previo a la devaluación de diciembre, con precios internacionales en baja y, además, retenciones. ¿Habrá otro dólar soja? ¿Modificarán el “blend” entre CCL y dólar oficial, tal vez en partes iguales, con una leve corrección cambiaria de modo de no impactar tanto sobre la tasa de inflación? El “blend” actual y la estrategia de devaluar 2% mensual llevan el tipo de cambio efectivo para un sojero en mayo sea similar al de mediados de 2018.
— ¿Ese retroceso nominal de los tipos de cambio tendrá efecto sobre las expectativas y la desaceleración de la inflación, o hay que verlo como un movimiento transitorio?
— En una economía aún muy volátil, sin precios relativos ordenados y endeudada, es difícil saber cuál es el tipo de cambio de equilibrio. A la sustentabilidad del ajuste fiscal y monetario que ya comentamos, podemos sumar el interrogante de si estos salarios e ingresos son permanentes o transitorios. Es un dato relevante para el tipo de cambio. Notemos que volvemos a tener los salarios de hace 20 años, cuando salíamos de la crisis posconvertibilidad. No sé todavía si esta foto hace a la película, o no.
— La economía real se ha visto severamente afectada con las primeras medidas de política económica ¿Cuánto se puede atribuir a que estaba recalentada, y cuánto al deterioro real de los ingresos de los trabajadores y jubilados y pensionados?
— La economía es un proceso y por eso nunca resulta simple determinar el comienzo de un determinado fenómeno. Pero es clara la correlación entre la brusca inyección fiscal (en especial la eliminación de Ganancias para la cuarta categoría) y el retraso de precios básicos, como el tipo de cambio, las tarifas y los combustibles, que hizo el gobierno anterior en tiempos electorales con el recalentamiento del consumo y la aceleración inflacionaria.
“Volvemos a tener los salarios de hace 20 años, cuando salíamos de la crisis posconvertibilidad”
En 2023 la inflación superó el 200% y en toda la historia económica contemporánea, ante estos porcentajes los ingresos reales caen. No hay peor política salarial que alentar políticas inflacionarias. No respetar la inflación te mata. El kirchnerismo jamás entendió esto.
Las primeras correcciones del gobierno de Milei -drásticas, con mano de hierro, en forma deliberada- pusieron un freno de mano a la actividad y castigaron los ingresos vía un fogonazo inflacionario, profundizando la debacle. En los próximos meses los impactos sobre la actividad se profundizarán (excepto el agro, claro) y empezarán a afectar notoriamente el nivel de empleo.
Creo que buena parte de la explicación del apoyo social a las primeras medidas del gobierno tiene que ver esencialmente con la única herencia positiva de Alberto Fernández, el muy bajo desempleo. De mala calidad, con pluriempleo, pero las familias hoy tienen trabajo. Y el trabajo contiene, ordena. El drama está en los ingresos, pero hay que levantarse y salir a trabajar. En la crisis de 2001 esto no sucedía. Veníamos de cuatro años de elevado desempleo, y el hartazgo era evidente.
Como modesta sugerencia, en estos meses el Gobierno debería minimizar todo lo posible los costos de una dinámica laboral que ya empieza a complicarse, si quiere sostener el apoyo popular.
“El Gobierno debería minimizar todo lo posible los costos de una dinámica laboral que ya empieza a complicarse, si quiere sostener el apoyo popular”
— ¿Es posible y probable que la actividad y el consumo comiencen a transitar un ciclo de reactivación en el segundo semestre?
— ¡Hablar de segundos semestres da mala suerte! (Se ríe recordando los tiempos del primer gobierno no peronista que completó el mandato de las urnas, 2015-2019). La recuperación de la actividad es absolutamente necesaria para el equilibrio fiscal. Ojalá se entienda esto.
Ningún ajuste dura sin más consumo, más inversión, más exportaciones. Hoy estamos lejos de este escenario. Pero si la inflación baja a un dígito desde julio, digamos, empezarán a verse los beneficios de la estabilización sobre los ingresos, las expectativas pueden cambiar, y si se sancionan ciertos instrumentos, como el régimen de incentivo a las grandes inversiones, por caso, los “espíritus animales” (a la Keynes, mal que le pese al Presidente) volverían a decir presente.
— ¿Cómo ve la evolución de los pasivos monetarios del BCRA?
— Cuando Javier Milei asumió la presidencia del país, el pasivo del Banco Central era equivalente al 82% del activo. De febrero hasta hoy bajó al 70%. Esta reducción del pasivo se dio en paralelo a su modificación, pasando de deuda en Leliq hacia los Pases y aun crecimiento del endeudamiento en dólares vía los Bopreal. En tanto, la base monetaria profundizó violentamente una caída persistente desde la pandemia del 2020.
La reciente reducción en las tasas de interés de política monetaria refuerza la idea de licuación, ya que el Central entiende que cuanto más rápido saque pesos de circulación más cerca estará de abrir el cepo cambiario.
— La tasa de interés real negativa de los pasivos monetarios y la desmonetización de la economía no han ha ayudado a desarmar esos instrumentos -equivalente en dólares CCL o MEP- que generan alto déficit cuasi fiscal ¿Por qué?
— La reducción de los pasivos del Banco Central encuentra un límite cuando se opta por acumular reservas internacionales. La compra de dólares supone una expansión monetaria que debe absorberse emitiendo nueva deuda.
— ¿Cuáles son sus preocupaciones y esperanzas para el corto plazo sobre el desempeño de la economía? ¿Una reflexión final?
— Justamente, prestar mucha atención en estos meses al nivel de actividad económica como “buffer” del proceso de ajuste. Si hay dólares para que las importaciones fluyan con cierta normalidad y la brecha cambiaria se sostiene, la producción podrá sostener razonablemente el nivel de empleo. Habrá más problemas en el comercio y la construcción, que son grandes empleadores, pero podría evitarse un crac masivo de puestos laborales.
“Secar el mercado de los pesos y alimentar el de los dólares tiene que ser el objetivo de los próximos meses”
Un punto que hay que señalar es que la brecha entre las importaciones devengadas y las pagadas siguió aumentando en diciembre y en enero, evidenciando que la escasez de dólares sigue siendo uno de los principales obstáculos y mantiene en zona de riesgo al pasivo del Banco Central.
Por tal razón, secar el mercado de los pesos y alimentar el de los dólares tiene que ser el objetivo de los próximos meses para darle mayor consistencia al nivel del tipo de cambio. La cosecha ayudará, eventualmente alguna línea adicional de financiamiento del FMI como le otorgó días atrás a Egipto, tal vez -a cuentagotas- dólares por un nuevo blanqueo.
Entender, en definitiva, que para bajar la inflación es preciso, en un primer momento, apreciar el peso de forma consistente, creíble, y evitar volverse caros en dólares con precios locales en muchos casos ya desalineados con los internacionales. Y empezar a explicar cómo, por qué caminos, se empezará a recuperar la economía. No todo es ajuste.
Fotos: Gustavo Gavotti