El plan para bajar los precios de los alimentos con la competencia de la importación no tendrá un efecto inmediato
El Gobierno tomó la decisión de agilizar la importación de unos 3.000 productos de la canasta básica con la firme convicción de que una mayor oferta en las góndolas hará bajar los precios. Según el equipo económico, las empresas fijaron precios con un dólar de $1.500 que nunca llegó. Si bien la inflación comenzó a ceder, los valores de muchos alimentos quedaron altos y se resisten a acomodarse a la baja.
Con la medida oficializada la semana pasada, que les permitirá a los importadores de esos bienes poder pagarlos en un plazo de 30 días y gozar de la suspensión por 120 días de la percepción de IVA adicional y del impuesto a las Ganancias, en el Palacio de Hacienda aseguran que contribuirá a seguir bajando la inflación o, incluso, a lograr una reducción de precios en algunos casos. ¿Es viable esta idea? Más allá de la reacción más o menos veloz que puedan tener los supermercados, ¿que haya más productos importados en las góndolas de estos grandes retails impactará en el índice de precios que mide el Indec?
Por lo pronto, en las cadenas festejan la decisión del Gobierno. En primer lugar, porque podrán pagar a 30 días bienes que ya importaban, como el cacao, el atún, el café, las bananas, entre otros. Pero también porque las habilitará a comprar en el exterior otros productos que les dejen mejor margen y puedan comercializar más barato en sus tiendas. En este sentido, los equipos comerciales de cada supermercado comenzaron a analizar detenidamente caso por caso para detectar oportunidades de importación inmediatas y otras en las que tendrán que trabajar varios meses, coincidieron varias fuentes del sector.
“En condiciones normales, lo único que podrías traer en 30 días es más de lo que ya importabas, que es fruta y verduras básicamente. Para el resto, llevará varios meses. Algunas cadenas que ya tienen una relación con los proveedores medianamente aceitada están en mejores condiciones de acelerar el proceso, pero a otros les va a costar más porque tienen que construir el vínculo comercial”, dijo una fuente de una cadena.
En otro retail agregaron que los productos que ya compraban y que se habían demorado por problemas con los pagos están empezando a llegar, pero que “hay una segunda tanda de bienes ya catalogados, con aprobación del INAL, que se encontrarían en góndola en cuatro meses (fideos, chocolate, cerveza, por ejemplo); y para el último cuatrimestre del año podría esperarse que ingresen productos en los cuales el supermercado debe arrancar de cero con la negociación con el proveedor y la respectiva homologación. “Importar no es barato. Luego tiene que pasar el filtro de competitividad, si es o no conveniente”, agregó la fuente.
En las cadenas no imaginan un escenario de una gran cantidad de productos importados, pero sí un escenario en el cual la posibilidad de ingresar al país un producto competitivo pueda forzar una negociación con grandes proveedores locales para que moderen sus aumentos. “La apertura de importaciones simplemente es un mensaje que puede ayudar a que algunos productos tengan una referencia de precios, sobretodo porque se le bajan impuestos y se le achican los plazos de pago y eso les permite tener un panorama de paridad importación. Tal vez en el corto plazo algún efecto puede tener, pero eso no va a explicar si la inflación baja o no”, manifestó a Infobae la economista María Castiglioni, de C&T; Consultores.
Según agregó, la reducción de la inflación tendrá que ver con la oferta y la demanda de pesos, con que el gobierno sostenga el ancla más importante, que es el equilibrio fiscal, y que logre generar expectativas positivas para que haya más demanda de dinero. De todos modos, enfatizó que “abrir la economía va a ser un proceso necesario en todos los aspectos, pero hay que también tener en cuenta que los productores argentinos tienen una carga tributaria muy alta”.
A su turno, la economista sectorial de Abeceb, Natacha Izquierdo, consideró que se trata de “medidas de lenta aplicabilidad” debido a varios factores. Por un lado, “por la canasta de alimentos, donde los no perecederos tienen mas chance frente a los perecederos; segundo, porque el proceso de reactivar importaciones para un supermercado puede ser más lento que lo esperado. Tienen que tener el cliente, tener el producto homologado, negociar precio y pago, con lo cual la reacción no es rápida”.
Si este proceso avanza, aclaró, podría haber mayor oferta en algunos productos y tener un impacto en precios. Aunque con la regularización del comercio, mayormente lo que aumenta es la importación de los bienes premium. “Por otro lado, desafía a la industria porque podría evaluar importar en lugar de producir aquellos productos menos competitivos. Con todo, el impacto en la góndola no será inmediato”, precisó Izquierdo.
Al respecto, en una de las empresas alimenticias líderes señalaron que si bien aún no tienen demasiada claridad sobre cuál será el impacto, ya que dependerá de los productos y del país de origen del cual provengan, “de persistir las ventajas financieras a importadores y luego de observar qué productos ingresan, se analizará la posibilidad de importar productos terminados”. En otra firma del sector se mostraron expectantes con las medidas y minimizaron su impacto debido a la capacidad de reacción de las cadenas para importar producto terminado y a la capacidad del gobierno de liberar muchos dólares a corto plazo.
“En el fondo, se trató de un mensaje para aflojar un poco con las listas de precios. Pero después eso cómo se traduce en una baja de la inflación, no creo que vaya por ahí. Creo que bajará la inflación porque caen los volúmenes de venta. No noté una preocupación muy grande por la importación porque está por verse. No deja de ser una amenaza, pero no lo vemos como inminente y que eso vaya a ser la clave para bajar la inflación”, dijo una fuente de una de las empresas líderes de alimentos. En este sentido, en la Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (Copal) les pidieron a cada una de las cámaras sectoriales que analicen el impacto para preparar un informe general de la cadena alimenticia.
“A nosotros nos mejora la relación con los proveedores externos, al poder pagarles algunos productos que importamos a 30 días. Volvemos a recuperar un poco la confianza”, enfatizó una fuente de otra alimenticia. Pero al mismo tiempo señaló que es ínfima la mejora que podría haber en los precios de esos bienes, ya que muchos precios de materias primas, como la del cacao, se han disparado.
Respecto del impacto en la inflación, sería leve, ya que el Indec releva precios en una gran cantidad de comercios de barrio, además de las grandes cadenas, y si bien los distribuidores mayoristas también podrán importar y trasladar esa mejora en precio al pequeño almacén, el efecto no sería tan directo, además de que el proceso sería mucho más lento.