Vacunarse salva vidas: la importancia de proteger a los niños y evitar brotes de enfermedades ya controladas
Dirigida a padres y madres con niños de distintas edades, estas líneas buscan resaltar la importancia de la vacunación que, como uno de los logros más significativos en la salud pública, ha permitido erradicar o controlar enfermedades mortales como la viruela, la poliomielitis, y el sarampión, reduciendo drásticamente la carga de enfermedad. Durante la pandemia de COVID-19, se observó un descenso en la cobertura vacunal, planteando riesgos para la salud global. La vacunación no es solo una responsabilidad individual, sino también colectiva.
Esta nota va dirigida a vos que estás embarazada de 18 semanas, y a vos que fuiste papá hace 1 mes. A vos que mandás a tu hija de 3 meses a la guardería, y a vos que tu primer hijo está por cumplir 1 año. A vos que tu hija acaba de entrar a primer grado, y a vos que sos madre o padre y no estás convencido de vacunar a tus hijos.
A vos, quiero ofrecerte algunos datos que tal vez te ayuden a pensar este tema:
- Para la Organización Mundial de la Salud, la vacunación y el acceso al agua potable fueron dos de las estrategias más importantes para reducir la mortalidad infantil a nivel mundial.
- La mortalidad infantil en Argentina descendió casi un 50% entre los años 2000 y 2020, entre otros motivos por la expansión del plan nacional de vacunación (de 8 vacunas en el 2003 a más de 20 vacunas en el 2024, con la reciente incorporación de la nueva vacuna para el Virus Sincicial Respiratorio).
- Probablemente no la conozcas, pero tus padres seguramente sí: la viruela, una enfermedad infecto contagiosa potencialmente mortal, o con secuelas como la ceguera, fue erradicada en 1971 en América, y a nivel global en 1979, gracias a la vacunación.
- La vacunación contra la poliomielitis continúa siendo obligatoria y con grandes resultados. Esta enfermedad incapacitante, que en su última gran epidemia en la década del 50 produjo más de 700 muertos, no presenta casos autóctonos desde 1984.
- Más acá en el tiempo, en el año 2000, el sarampión -otra enfermedad con una elevada morbimortalidad y una capacidad de contagio altísima- presentó su último brote endémico, y desde ese año sólo se registraron brotes cortos sin pérdida del estatus de eliminación.
- Enfermedades que presentaban una alta mortalidad en recién nacidos e infantes -como la difteria y el tétanos y la rubéola neonatal- reportaron sus últimos casos en el 2006, 2007 y 2009 respectivamente.
- Desde el año 2000, bajaron en más de un 90% los casos de hepatitis A y ya no hay casos de trasplantes hepáticos debido a este virus.
- Otros casos de enfermedades que se consideraban con una alta prevalencia han ido descendiendo de manera importante gracias a la vacunación, como las causadas por el Neumococo, la hepatitis B, Meningitis y HPV, entre otras.
- Con respecto a HPV, vacuna incorporada en el 2011 para niñas y 2017 para niños, se registró un descenso de 15 veces la prevalencia de los dos serotipos más frecuentes de cáncer de cuello uterino, lo que se traduce en una eficacia de la vacuna de 93%. Y en 2021, se publicó un estudio realizado en el Reino Unido, en The Lancet, que demostró que la vacuna redujo hasta un 87% el riesgo de presentar cáncer de cuello uterino en mujeres que fueron vacunadas siendo niñas o adolescentes. Es importante notar que en Argentina casi 2000 mujeres fallecen por año a causa de esta patología.
Hasta acá te presenté datos contundentes sobre cómo la vacunación permitió erradicar enfermedades (como la viruela), eliminar la circulación de otras (como la polio, el sarampión y la difteria) y reducir ampliamente la carga de la enfermedad (como las hepatitis y las meningitis).
Ahora te presento el problema: durante la pandemia por la COVID-19 se produjo un fenómeno en Argentina y en el resto del mundo: millones de personas se vacunaron contra dicha enfermedad, pero la cobertura para otras patologías decreció.
En un informe desarrollado por la Sociedad Argentina de Pediatría y UNICEF que se presentó en 2023, se analizaron las tasas de cobertura de algunas vacunas y concluyeron que si bien hubo un leve aumento en 2021 con respecto a 2020 en las tasas de vacunación, aún no se han recuperado los niveles pre pandémicos.
Algunos ejemplos: la tasa de vacunación de polio en el 2021 fue de 78,5%, la tasa de vacunación para la triple viral (que incluye la vacuna para el sarampión y rubéola) fue de 86.4%, y la tasa de la vacuna para la quíntuple (que incluye difteria y tétanos) fue de 81%. Y si analizamos el nivel de cobertura según provincias, y sólo analizando el ejemplo del sarampión, vemos que Catamarca, San Juan, Santa Fe y Santiago del Estero presentan coberturas menores al 70%.
La pregunta que podés hacerte es si estos números son buenos o malos, y ahí entramos en dos conceptos que seguramente escuchaste durante la pandemia: “inmunidad de rebaño” y “la inmunidad es un hecho colectivo”. Esto último se puede explicar sencillamente mediante un ejemplo: si no estoy vacunado para sarampión y viajo a un país donde ese virus está circulando, tal vez lo traigo conmigo.
Si la tasa de cobertura en mi ciudad es de 100%, no habría problemas porque no tengo a quien contagiar. Pero si la tasa es del 80%, hay un 20% de personas en riesgo de contagiarse e iniciar un brote. Este hecho nos muestra cómo vacunarse no es solo una decisión personal, sino una acción que protege a la comunidad entera. Así llegamos al concepto de “inmunidad de rebaño”, es decir la tasa de vacunados que haría que el virus o bacteria no puedan reproducirse.
Ese valor depende de la tasa de contagiosidad y es distinto para cada enfermedad, pero el informe que mencionamos anteriormente define como cobertura aceptable a tasas mayores al 90%, cobertura intermedia entre el 80 y 90% y cobertura de alto riesgo a las menores de 80%.
Por eso, podemos decir que existe un alto riesgo de que haya un brote de polio a nivel nacional, o un alto riesgo de que haya un brote de sarampión en muchas provincias de nuestro país.
A todos nos agotó la pandemia, y sin ahondar en los porqué, mucha gente se cansó de las vacunas, o desconfía; pero espero que estas líneas te hayan ayudado a entender que aunque parezca una frase hecha, vacunarse salva vidas.
*Maximiliano Bergman es médico pediatra MN 109.212 y Director de Asuntos Médicos de Laboratorios Richmond.