Se afianza el rol de “Lule” Menem en el Gobierno: entre la cercanía política con Karina Milei y la resistencia a una alianza con PRO
Eduardo “Lule” Menem empezó su breve carrera en la etapa de gestión libertaria desde el Congreso, como sostén de su primo, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem. Pero el convulsionado inicio de la administración, atravesada por el impulso a la ley Ómnus, lo llevó a afianzar la relación política con la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, hermana y mano derecha del Presidente. Y hoy, con oficina en la Casa Rosada, ostenta un peso fundamental en el armado político de La Libertad Avanza con vistas a 2025, mientras gana injerencia en áreas del Estado significativas para esa construcción.
El dirigente riojano, sobrino del ex mandatario Carlos Saúl, mantiene un perfil tan bajo como el de su jefa. No habla con periodistas ni se muestra en actos o en fotos. Pero su relevancia crece de la mano de la segunda figura más importante del mundillo libertario. Como el principal colaborador de Milei, Santiago Caputo, el dirigente riojano baja seguido las escaleras que lo separan del ministro del Interior, Guillermo Francos, y a su vice, Lisandro Catalán, cuyos despachos están ubicados en la planta baja de la Casa Rosada. Con ellos comparte con cada vez mayor protagonismo, además de la gestión y las negociaciones políticas con los gobernadores y el Congreso, la tarea de afianzar el espacio político.
Por caso, recientemente empezó a trabajar de manera extraoficial en el diseño de la lista de nombramientos en ANSES, uno de los organismos de mayor capilaridad, para ponerlos en marcha cuando se termine de concretar la conflictiva ola de despidos. Y en las últimas semanas circuló con fuerza el rumor de que se haría cargo del organismo previsional en lugar del recién designado Mariano de los Heros.
En el Gobierno desestimaron esas conjeturas y directamente las calificaron como ardides en su contra. “Lule trabaja en las sombras, no le conviene hacerse del puesto si tiene la posibilidad de manejar las riendas desde afuera”, buscó relativizar un armador libertario. Pero, más allá de que se formalice o no, su influencia genera problemas en el seno del organismo. El actual titular del área responde a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, que manifestó varias veces internamente que no quería usar a la Anses como caja política, una postura alineada con la bajada de línea “anticasta” de Milei. Pero en el ala política que integran los Menem tienen una mirada más pragmática.
Para saldar una escalada del conflicto interno, un dirigente señaló que el organismo previsional debería pasar a la órbita de la Jefatura de Gabinete que maneja Nicolás Posse. Por ahora no hay decisiones tomadas, sino insistentes rumores, que en Balcarce 50 ningunean y llaman “operaciones”.
Más allá de las derivaciones del incipiente doble comando, la gran duda es cómo ocupar los lugares si se mantienen. Quienes conocen a Lule aseguran que rechaza una alianza con el PRO en el Gobierno, el Congreso y en las provincias, pero la estrategia independentista tiene doble filo, porque La Libertad Avanza es un espacio nuevo, al que siempre se le complicó reclutar en corto tiempo.
El caso de la directora del Renaper que debió renunciar porque se descubrió que no tenía ninguna experiencia ni estudios fue el ejemplo paradigmático de las dificultades para encontrar cuadros idóneos que estén, también, “limpios” de otras afinidades políticas. En el espacio apuntaron que su nombramiento no había sido un favor, sino el producto de una necesidad de cubrir el “raviol” estatal a las apuradas, que salió mal. La semana de su expulsión fue calificada por los propios como “la peor” del Gobierno hasta ahora, porque coincidió con la suba y marcha atrás de las dietas de diputados y senadores y de las dietas para el Presidente y los cargos jerárquicos del Ejecutivo.
Para que este tipo de errores no se repliquen, hay quienes creen que la única salida es una alianza con PRO. Pero Menem, en línea con Karina y, en alguna medida, también Francos, lo resisten. Quienes lo conocen aseguran que quiere evitar a toda costa poner en juego identidad libertaria del Gobierno -tarea principal del “guardián ideológico”, Santiago Caputo-, compartir el botín y perder el control total sobre el territorio. “Si llegan los Ritondo y los Santilli le harían sombra a los Menem, que al lado de ellos son cuartas líneas”, deslizó un ferviente libertario que, sin embargo, apoya un pacto con los amarillos para subsistir. Los primeros, en cambio, están convencidos de que pueden reclutar y trabajan, incluso con herramientas virtuales, para sumar gente lo más independiente y desvinculada de la política posible en tiempo récord y desligarse de cualquier condicionamiento de los aliados.
Ligado a este dilema se presenta el escenario del Congreso. El rumor de que Cristian Ritondo, negado en ambas terminales, se haría cargo de un eventual interbloque nunca termina de apagarse. Al igual que el ingreso de Diego Santilli al Gabinete. Zago había dicho on the record que estaba dispuesto a correrse de ese lugar. Y sobrevuela la posibilidad de un interbloque. Pero los Menem no quieren saber nada con esas presiones, aunque no provengan sólo desde afuera del espacio.
En el oficialismo deslizan que Milei no está al tanto de los planes de nombramientos en el territorio. “Si se enterara de lo que están armando se enojaría mucho”, sostuvo un protagonista de la rosca libertaria. Y si bien es difícil imaginar que el Presidente no sepa a ciencia cierta los planes de “el Jefe”, quienes los frecuentan y conocen la relación advierten que uno no está al tanto de todo lo que hace o piensa el otro. “Tienen juego propio. A veces coinciden, pero otras discuten fuerte”, describió el vínculo un asesor que los conoce desde hace años.