Economía

Chicharrita del maíz: hasta qué punto la plaga afecta el cultivo y qué enseñanzas deja para próximas campañas

Estado de plantas de maíz dañados por los patógenos que inyecta la chicharrita

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires mantiene su estimación de cosecha, pero en Córdoba temen por los lotes tardíos, que ocupan 84% de la superficie del cultivo en la provincia. Una encuesta privada entre productores releva pérdidas entre11 y 34% de los rindes en maíz tardío

Es por volumen el cultivo más grande de la Argentina, viene encendiendo alarmas en el campo y el tema ya llegó al Congreso de la Nación. El Spiroplasma kunkelii, enfermedad transmitida por una chicharrita, están haciendo reducir las estimaciones de cosecha de maíz, en especial de los cultivos de siembra tardía, a los que muchos productores se volcaron tras 3 años de sequía. Se trata de una plaga para la que no existen híbridos resistentes.

La enfermedad, que provoca achaparramiento de las plantas y puede afectar lotes enteros, ya afecta al 50% (80.000 ha) de la superficie sembrada en Tucumán, que si bien no es la principal provincia productora, está en el NOA, una de las regiones de origen de la chicharrita.

En Córdoba, la mayor provincia productora, hay mucha preocupación: 84% del maíz sembrado allí es tardío y el último reporte de la Bolsa de Cereales local indica una creciente incidencia de la plaga. Y aunque la Bolsa de Cereales de Buenos Aires mantiene la estimación de producción nacional en 54 millones de toneladas, una encuesta entre casi 1.500 de productores del movimiento CREA precisó que 20% de los productores consultados fue alcanzado por la plaga y estiman cosechas a la baja de 11 a 31 por ciento.. Según este relevamiento, la provincia más afectada sería Santa Fe.

En Córdoba, la mayor provincia productora, hay mucha preocupación: 84% del maíz sembrado allí es tardío

La situación podría agravarse y motivó un proyecto de resolución de los diputados nacionales Luis Picat (UCR/Córdoba) y Manuel Ardohain (Pro/La Pampa) que solicita al Gobierno Nacional la declaración de “emergencia agrícola” por el crecimiento, alcance y daño que está produciendo la chicharrita del maíz, que abarca -enumeran los legisladores- “Santiago del Estero, Chaco, Catamarca, Tucumán, Salta, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y La Pampa”. Piden también que Nación trabaje en coordinación con las provincias y que la Secretaría de Agricultura y el INTA “establezcan protocolos de manejo integral y obligatorio para los productores”.

¿Cuánto daña esta plaga al maíz? ¿Cómo se llegó a la actual situación? ¿Qué medidas de prevención vale adoptar para próximas campañas? ¿Qué puede hacerse para controlar la situación?, fueron algunas preguntas que Infobae planteó a técnicos y referentes de la actividad maicera.

La enfermedad

Daniel Ploper, ingeniero agrónomo y director Técnico de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres de Tucumán e investigador principal del Conicet explicó que la principal enfermedad que afecta al cultivo en la Argentina en la campaña 2023/24 es el “achaparramiento del maíz”, a causa de un complejo de 4 patógenos, que tienen en común el ser transmitidos de plantas enfermas a sanas por un insecto del grupo de las chicharritas, cuyo nombre científico es Dalbulus maidis. La chicharrita infecta las plantas con los patógenos.

La chicharrita, una plata para el cultivo de maíz
El agrónomo Daniel Ploper, director Técnico de la Estación Experimental Obispo Colombres de Tucumán e investigador del Conicet, explicó las razones del avance de la chicharrita

“En este complejo patogénico predomina un espiroplasma (Spiroplasma kunkelii), que es una bacteria sin pared celular. Otros componentes del complejo que pueden estar presentes son un fitoplasma (Maize bushy stunt phytoplasma, MBSP) y dos virus: Virus del rayado fino (MRFV) y Maize striate mosaic virus (MSMV). Estos patógenos se pueden presentar en forma conjunta y resulta difícil identificar cuál de ellos está presente sin recurrir a pruebas de laboratorio”, dijo Ploper.

En el caso del espiroplasma, los síntomas incluyen amarilleo de las hojas y enrojecimiento en los bordes, seguido por la muerte del tejido afectado. También se observa el crecimiento de un hongo sobre las secreciones que deja la chicharrita.

Las plantas infectadas muestran un severo enanismo por acortamiento de los entrenudos y macollamientos múltiples, flores masculinas estériles, múltiples espigas (hasta 5 por planta) y marlos rudimentarios. La presencia del patógeno en la planta afecta su fisiología, dificultando la llegada de los nutrientes fotosintetizados a las espigas y el consecuente llenado de los granos. Las pérdidas pueden ser totales cuando las plantas son infectadas tempranamente en su ciclo de crecimiento, situación que afecta particularmente a los maíces de siembra tardía.

Solo come maíz

La enfermedad se ha expandido por el área maicera argentina causando daños a la producción del cereal por el incremento y la dispersión geográfica del insecto vector. La chicharrita (dalbulus maidis) se presenta desde el norte del país hasta Río Negro y Chubut y es monófaga: solo se alimenta del maíz, aunque ocasionalmente puede encontrarse sobre otros cultivos, de los que no se alimenta.

Una de las razones del incremento de las poblaciones de chicharrita son los 3 años de “Niña” que sufrió la Argentina,

Además de transmitir enfermedades, la chicharrita daña directamente al cultivo, provocando pérdidas de rendimiento de hasta 20 por ciento.

Una de las razones del incremento de las poblaciones de chicharrita son los 3 años de “Niña” que sufrió la Argentina, con altas temperaturas y severas sequías. Esto llevó al abandono de muchos cultivos de maíz y facilitó el crecimiento de las poblaciones de chicharritas y el nacimiento de plantas guachas del cereal en otros cultivos. Los inviernos benignos y su adaptación a mayores temperaturas pueden haber favorecido la dispersión del insecto.

Además de la expansión del insecto y del Spiroplasma en zonas maiceras hay que tener en cuenta los llamados “cultivos de servicio” y otros como el sorgo y el trigo, que pueden ser reservorio de algunos de los patógenos que producen la enfermedad. En cuanto a la chicharrita, seguramente influyó también la difusión de híbridos de maíz más susceptibles.

Qué favorece a la chicharrita

“La existencia de maíces en diferentes fechas de siembra favorece la evolución de la plaga que tiene así un ‘puente verde’, al igual que con la presencia de zonas de producción de semilla y de choclo. Estos puentes verdes primaverales son determinantes en la dinámica poblacional” de la chicharrita”, explicó Ploper.

La chicharrita, una plata para el cultivo de maíz

Se trata de un aspecto clave, vinculado al crecimiento de la superficie de maíz tardío en varias regiones, debido a los años de Niña, con escasas lluvias en enero, que implica fechas escalonadas de siembra aun dentro de una misma región.

Una de las razones del incremento de las poblaciones de chicharrita son los 3 años de “Niña” que sufrió la Argentina,

“Lla epidemiología del achaparramiento depende especialmente de la dispersión y la dinámica poblacional del insecto, además del comportamiento del híbrido de maíz”, explicó Ploper. Cuando hay una sola fecha de siembra del cultivo, la chicharrita debe sobrevivir varios meses luego de la cosecha, incluyendo el invierno, hasta que vuelva a haber maíz para alimentarse. El insecto adulto puede sobrevivir 75 días sin alimentarse, refugiado en malezas, montes y cultivos invernales.

En cambio, prosiguió Ploper, “cuando hay varias fechas de siembra en la misma región o doble cultivo de maíz, eso favorece la continuidad en el tiempo de plantas de las cuales el insecto puede alimentarse y multiplicarse”.

Por eso se desaconsejan las siembras en distintas fechas, en una misma región”. La fecha de siembra elegida debería ser no menor a 4 meses del final del ciclo anterior, y con control de las plantas guachas.

En este punto, Ploper aclaró algo no menor sobre la siembra de maíz tardío. No se trata de desaconsejarlo, subrayó: “lo importante es que no convivan maíces tempranos con maíces tardíos en una misma región”.

Prevención y pocas opciones de control

En cuanto a las medidas de prevención y combate de la enfermedad, la siembra de híbridos menos susceptibles podría ser una opción, pues aún no hay híbridos resistentes. El problema para evaluar su comportamiento es que depende de la cantidad y grado de infección con el espiroplasma.

La eliminación de las plantas guachas de maíz contribuiría a disminuir la presión de la enfermedad

Para evitar infecciones tempranas es clave el uso de insecticidas cura semillas, antes de la siembra, o aplicado sobre el follaje, aunque las experiencias citadas por Ploper “mostraron una baja performance de control de los tratamientos foliares, en situaciones de alta presión de la plaga”. Es una enfermedad de amplia difusión en regiones tropicales como Brasil, donde se aplican dosis más altas de los productos que se utilizan en la Argentina para controlar la chicharrita.

La chicharrita, una plata para el cultivo de maíz
Una de las ilustraciones didácticas de la Estación Experimental Obispo Colombres sobre el avance y efectos de la plata

Por otra parte, una práctica agrícola a implementar es la eliminación de las plantas guachas de maíz, cuya erradicación contribuiría a disminuir la presión de la enfermedad, “especialmente en las primeras fechas de siembra”. Y otra muy recomendable el monitoreo del insecto y la enfermedad que “son herramientas estratégicas en las detecciones tempranas. Existe un protocolo de monitoreo de la chicharrita tomando un determinado número de puntos por lote distribuidos al azar”, agregó Ploper.

Prácticas anti-chicharrita

Por su parte, Federico Zerboni, presidente de Maizar, la Asociación del Maíz y Sorgo Argentino, también enfatizó en que “no existe una única medida de combate para la enfermedad, sino una serie de prácticas, que deben ser aplicadas a nivel regional, que ayudan a disminuir la población de la chicharrita”. Amén de controlar las plantas guachas o voluntarias donde se aloja y reproduce la chicharrita vale “concentrar la implantación del cultivo, evitando las siembras escalonadas, lograr siembras uniformes y cultivos bien nutridos, elegir germoplasma de buena tolerancia y explorar tratamientos de semillas y agroquímicos para el control poblacional del insecto”, enumeró Zerboni.

Sobre si se puede limitar el daño actual, Zerboni señaló que en el actual estado de los cultivos con presencia de la enfermedad “prácticamente no quedan opciones de mitigación del impacto sobre el cultivo; todos los esfuerzos deberán apuntar a la disminución de la población de la chicharrita en la salida del próximo invierno, utilizando todas las prácticas disponibles y aplicadas a nivel regional, para lograr su máxima efectividad”.

En la etapa actual, agregó Ploper, “se debería procurar proteger a los maíces tardíos, mediante la aplicación de insecticidas, aunque la eficacia sería relativa por la limitada duración del efecto de los productos y los elevados niveles poblacionales del insecto”.

Pérdidas difíciles de estimar

“El achaparramiento ha causado cuantiosas pérdidas en los cultivos de maíz del norte y centro del país. En Tucumán, donde hay sembradas más de 80.000 hectáreas, aproximadamente la mitad de la superficie muestra daños con un grado de severidad entre 3 y 4 (los mayores en una escala que va de 1 a 4) y en el sur de la provincia hay lotes con 100% de pérdidas”, aseguró Ploper, y agregó que en Santiago del Estero, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos hay muchos lotes con pérdidas notables y muchos de ellos ya fueron abandonados o destinados a forraje. Son, dijo, “pérdidas irreparables en un cultivo de altos costo en insumos como el maíz”.

Según Zerboni, la presencia de la chicharrita y los síntomas en la actual campaña ya se manifiestan con una incidencia y severidad nunca antes registrada, desde la Ruta 19 (Córdoba-Santa Fe) hacia el norte. “La estimación de hectáreas afectadas y porcentaje de pérdidas a causa de la enfermedad es en este momento muy difícil de estimar y en la medida que la campaña vaya acercándose a su fin el panorama será más claro”, mencionó.

En el Centro-Norte del país, debido a la presencia de Spiroplasma y por efecto del estrés termohídrico, el 25% de los cultivos de maíz mantiene una condición regular a mala

Las alarmas sobre el efecto de la producción nacional ya se encendieron. En su último informe del 27 de marzo la Bolsa de Cereales de Buenos Aires reportó un avance total nacional de la cosecha de maíz del 5,7% y precisó que “en los planteos tardíos, al Sur de Córdoba, solo el 7 % transita el llenado de granos, con una condición regular a mala, mientras que sobre el Centro-Norte, producto de la presencia de Spiroplasma y por efecto del estrés termohídrico, el 25% mantiene una condición regular a mala”.

La chicharrita, una plata para el cultivo de maíz
Federico Zerboni, presidente de Maizar

“El efecto de la chicharrita -agregó la entidad cerealera- ha mostrado su impacto en el NEA y NOA, con una baja de 9,5% en la condición del cultivo”. El impacto final se evaluará más adelante. La Bolsa mantuvo su proyección de producción nacional de maíz en 54 millones de toneladas, 2,5 millones menos que su estimación previa. 10 días antes.

Córdoba en jaque

En Córdoba, la Bolsa de Cereales local señaló en su último informe que “el maíz tardío (84 % del cereal sembrado en la provincia) se encuentra en jaque debido al impacto del complejo del achaparramiento (Spiroplasma) transmitido por la chicharrita”, cuando en el distrito, el mayor productor del país, la cosecha avanzó un 4 por ciento.

Agrega el reporte que “según la información brindada por referentes, se observó presencia de chicharrita en alta incidencia”, al tiempo que aclara que “el cálculo de producción para el cereal no tuvo en cuenta las mermas potenciales por efecto de Spiroplasma, que de acuerdo con los especialistas fitopatólogos recién puede comenzar a cuantificarse a partir del estadio fenológico R5 (grano dentado)”.

Actualmente solo el maíz temprano (16% del cereal sembrado en Córdoba) ha superado el estadio fisiológico R5. En tanto, en los lotes de maíz tardío, que representan el 84% del cultivo en la provincia, apenas el 17% de ese cereal implantado llegó a ese punto de su ciclo.

La entidad cordobesa explica que “las pérdidas aún no determinadas podrían ser muy variadas al apilar el efecto de fechas de siembra tardías, condiciones ambientales negativas, momento e intensidad del ataque de chicharrita, estatus nutricional y sensibilidad de los híbridos”.

Panorama preocupante

Más precisos son los datos que arroja el último relevamiento del Sistema de Encuestas Agropecuarias CREA (SEA CREA), entidad que reúne a productores de punta. Realizado en marzo, respondido por casi 1.500 encuestados y difundido el 27/3, este relevamiento advierte que “se refleja un panorama preocupante para la producción argentina de maíz tardío” y que “un 20% de los consultados informó que el cereal resultó afectado por Spiroplasma, destacándose una elevada presencia en la región Santa Fe Centro”. Precisa que “además de las adversidades climáticas recurrentes, en la presente campaña, la expansión de Dalbulus maidis, insecto vector del achaparramiento del maíz (Spiroplasma kunkelii), está promoviendo daños importantes a los cultivos de maíz tardío”.

En 12 regiones en las que se dividen los productores asociados a CREA, los empresarios y técnicos encuestados proyectan rendimientos inferiores a los presupuestados. Los mayores recortes se registran en el Norte de Santa Fe (-31%), Santa Fe Centro (-22%), Oeste Arenoso (oeste de Buenos Aires, norte de La Pampa y sur San Luis) (-16%), Chaco Santiagueño (-13%), Oeste de Buenos Aires (-12%) y Sudoeste de Buenos Aires (-11%).

“Es dramático ver como día a día se deterioran los lotes” (Gonzalo Blasco, presidente de Apronor)

También agrega que “a nivel nacional, el rendimiento promedio esperado es un 6,1% inferior al planificado al momento de la siembra, lo que implica que muy probablemente la oferta final de maíz tardío argentino sea bastante inferior a la pronosticada inicialmente”. Y agrega que “la expectativa de producción de maíz 2023/24, a nivel nacional es de 51,5 millones de toneladas, por debajo de lo esperado al inicio de la campaña (54 millones)”, datos que surgen de proyectar el relevamiento realizado entre sus consultados.

La chicharrita, una plaga para el cultivo de maíz
La chicharrita en acción: es monófaga, pues solo se alimenta de maíz. La siembra escalonada y el "maíz tardío", que aumentaron como respuesta a la sequía, favorecieron su sobrevivencia y reproducción

Antecedentes y realidades

El achaparramiento provocado por la chicharrita y el Spiroplasma kunkelii no es nuevo. Existen antecedentes de la enfermedad desde comienzos de la década de 1990, en las provincias del NOA y NEA. Hacia 1999/2000 se habían registrado casos en Córdoba, San Luis y La Pampa. Y a partir de la campaña 2018/2019, se incrementó la población de chicharritas y de los síntomas de la enfermedad en maíz, en las zonas NEA (Chaco, Formosa y Santiago del Estero) y NOA (Catamarca, Tucumán y Salta) hasta llegar a la situación actual.

A propósito, Gonzalo Blasco, presidente de la Asociación de Productores Agrícolas y Ganaderos del Norte (AProNor), de Tucumán, recuerda que la enfermedad se daba “en zonas muy muy puntuales, pero ni cercano a la magnitud de este año y se lamentó que en la situación actual “no se pueda hacer nada; es dramático ver como día a día se deterioran los lotes”, dijo.

Al mismo tiempo, sobre las pérdidas en la provincia enfatizó: “queremos ser responsables, no se puede hablar de cantidad de hectáreas. Dentro de un mismo lote hay lugares más afectados que otros. Sí es verdad que las pérdidas son muy grandes y hay muchos lotes con pérdidas totales, y el alcance que puede tener en el futuro lo desconocemos”.

Por otra parte, además de mencionar las medidas preventivas citadas por Ploper y Zerboni, destacó que “principalmente tendríamos que tener híbridos tolerantes”. Y al respecto se quejó porque “los maíces híbridos con toda la tecnología nos cuestan una fortuna a los productores y nos están dejando en una situación muy complicada”.

Finalmente, Ploper mencionó que “se menciona que la chicharrita prefiere los híbridos de maíz templados por sobre los tropicales, lo que en la campaña actual con poblaciones de la chicharrita muy elevadas y plantas infectadas no cabe otra que esperar que las pérdidas vayan en aumento”.

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