Cuáles son los síntomas del SIBO y por qué este síndrome silencioso puede ser de difícil diagnóstico
SIBO. Seguramente, en el último tiempo, la sigla (en inglés Small Intestinal Bacterial Overgrowth) haya sido escuchada y esto es -valga la expresión- un buen síntoma. El Sobrecrecimiento Bacteriano del Intestino Delgado, es una afección menos reconocida que se manifiesta a través de una serie de síntomas que tiene la particularidad de ser subestimados.
O lo que es peor en muchos casos: se confunden con otras enfermedades digestivas. Por eso, hablar de SIBO es una forma que ayuda a entender un poco más de que se trata esta condición que se define por un aumento no usual de bacterias en una sección del intestino donde normalmente no abundan. Los síntomas iniciales pueden ser leves, resultando en un diagnóstico tardío.
“La presencia de SIBO se detecta en el 33,8% de los pacientes con síntomas gastroenterológicos sometidos a una prueba de aliento y se asocia significativamente con el tabaquismo, la distensión abdominal, el dolor abdominal y la anemia”, según un estudio publicado en la Biblioteca de Medicina, perteneciente a los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés)
“El equilibrio normal entre la flora bacteriana y el huésped se mantiene por la secreción de ácido gástrico, la integridad del tracto digestivo, la actividad peristáltica, la Inmunoglobulina A y en menor medida otras secreciones como saliva, bilis y jugo pancreático. La falla de estos mecanismos pueden ser responsables del desarrollo del desequilibrio microbiano, generando un exceso de la fermentación de los alimentos principalmente ricos en azúcares, esa fermentación provoca gases y estos son los responsables de los síntomas”, explica a Infobae María Carolina Conlon, médica gastroenteróloga del Servicio de Gastroenterología del Hospital Posadas.
Y suma: “El SIBO es una afección en la que el intestino delgado está colonizado por un número excesivo de microbios aeróbicos y anaeróbicos que normalmente se encuentran en el intestino grueso. Es una patología benigna, no infecciosa, no es contagiosa”.
La experta explica que en consultorio se ve al típico paciente que dice “me hincho”, con episodios de distensión abdominal, dolor abdominal, alteración del ritmo evacuatorio como diarrea o constipación.
“La presentación clínica es variable, desde dolor y distensión abdominal, meteorismo, flatulencias, fatiga, diarrea y estreñimiento hasta malabsorción de nutrientes. Muchas veces indistinguibles del sindrome de intestino irritable”, enumera Conlon.
¿Cómo se trata el SIBO?
El doctor Luis Caro, Presidente de Fundación Gedyt, gastroenterólogo referente y speaker internacional, director general de GEDYT, explicó a Infobae en una nota reciente, que hay que hacer un diagnóstico preciso: “Se hace un timpanismo que es la percusión del abdomen, se escucha como un como un vacío. Y entonces hay que tratarlos con algunos antibióticos que son muy específicos y al margen de estos antibióticos que se los trata de acuerdo al criterio del gastroenterólogo del clínico, luego hay que repoblarlo con probióticos adecuados”.
Y suma: “Con los antibióticos se eliminan las bacterias en número, en calidad y en cantidad. Hay algunas bacterias que son metanogénicas o generadoras de de hidrógeno. Estas son las que provocan entonces la gran distensión del intestino y del abdomen en general. Entonces estas son las que hay que tratar de erradicar y hay antibióticos que son específicos para erradicar las bacterias que no son propias de la flora intestinal. Y que de hecho molestan en el medio interno y sin embargo conserva la persistencia de las bacterias habituales y normales”.
Conlon, suma en la misma línea: “El tratamiento consiste en el uso de antibioticos según el resultado de la flora encontrada (puede ser hidrogenica, metanogenica o mixta) , asociado con probióticos y dieta la cual debe ser supervisada por un nutricionista”.
Qué es el test de de aire espirado para diagnosticar el SIBO
Hoy en día hay un test para detectar la enfermedad y confundirla con otras patologías. “Definitivamente hay un test para detectar el SIBO, que es el aire espirado”, indicó en una nota reciente de Infobae el doctor Alberto Cormillot.
“La verdad es que es sencillo, porque uno sopla de una manera especial en un laboratorio y ahí le dicen, luego de medir la cantidad de hidrógeno y tras evaluar la cantidad de otras sustancias que son las que, realmente, le pueden dar la idea de lo que puede tener, si tiene o no tiene esta condición”, agrega el experto.
Cuáles son los factores de riesgo del SIBO
Algunos de ellos son: cirugía gástricas; algún defecto estructural o lesión en el intestino delgado; un paso anormal (fístula) entre dos segmentos del intestino; la enfermedad de Crohn, linfoma intestinal o esclerodermia que compromete el intestino delgado; antecedentes de radioterapia en el abdomen; diabetes; diverticulosis en el intestino delgado y adherencias causadas por una cirugía abdominal previa, según enumera Mayo Clinic.
Síntomas para tener en cuenta
Según la Clínica Mayo, los síntomas indicativos de SIBO incluyen:
- Distensión abdominal: comúnmente reportado como uno de los primeros signos, se describe como una sensación de hinchazón que se agrava después de comer.
- Gases: una indicación de que el sistema digestivo puede estar afectado, derivado de la fermentación bacteriana de los alimentos mal absorbidos, causando una producción de gas superior a lo usual.
- Dolor abdominal: relacionado con la distensión y la gasificación, los pacientes describen dolores que pueden variar en intensidad y que suelen aliviarse con la eliminación de gases o la defecación.
- Diarrea: derivada de la perturbación en la absorción de nutrientes por el exceso bacteriano, provocando evacuaciones más líquidas y frecuentes.
- Estreñimiento: en algunos individuos, el SIBO se presenta con una disminución del tránsito intestinal, causando estreñimiento.
- Pérdida de peso inexplicada: aunque menos frecuente, algunos pacientes pueden experimentar una reducción de peso sin motivo aparente, relacionado con la malabsorción nutricional.
- Fatiga: la falta de absorción adecuada de nutrientes puede desencadenar cansancio persistente.
- Deficiencias nutricionales: con el tiempo, el exceso bacteriano puede conducir a una escasez de vitaminas y minerales, evidenciándose a través de diversos síntomas, como anemia o problemas cutáneos.
- Síntomas extra-intestinales: síntomas adicionales fuera del sistema digestivo, como cefaleas, depresión, ansiedad y alteraciones cutáneas, pueden ser difíciles de vincular con el SIBO.
- Malestar tras consumo de antibióticos o probióticos: irónicamente, estos tratamientos pueden agravar los síntomas al modificar la flora intestinal.