Por qué no es demasiado tarde para salvar la capa de hielo de la Antártida Occidental
Los casquetes polares son los responsables de regular la temperatura de la Tierra, ya que el hielo refleja la luz solar y evita que el planeta se caliente de manera excesiva. En los últimos años se notó una disminución del hielo presente tanto en el polo norte como en el polo sur debido al calentamiento global causado por la contaminación que generó un aumento de la cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
El aumento de temperatura afecta también a los océanos y a toda el agua que cubre el 70% de la Tierra. Estos mares se encuentran alrededor y por debajo de los polos, por lo cual pueden influir en el derretimiento del hielo. En la Antártica Occidental se está observando una pérdida de superficie helada, y algunos expertos declararon que ya se pasó el “punto de no retorno” en cuanto a la capacidad de revertir esta situación en los próximos años. Un derretimiento total podría llegar a aumentar el nivel del mar hasta 5 metros, lo que causaría el hundimiento de cientos de ciudades costeras y perjudicaría a millones de personas.
Sin embargo, un estudio reciente realizado por un equipo del Instituto de Ciencias Geológicas y Nucleares Limitado (GNS Science) de Nueva Zelanda, con la colaboración del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, indica que se podría evitar la continuación y la aceleración del deshielo si se reducen las emisiones de acuerdo a lo establecido en el Acuerdo de Paris.
En la investigación, los científicos llevaron a cabo una serie de simulaciones para averiguar cómo impactaron las temperaturas y los cambios en la corteza terrestre sobre la plataforma de hielo de Ross, en la costa Siple, a lo largo de los años.
Esta región sufrió de retrocesos y avances del hielo de cientos de kilómetros desde hace 7.000 años. En un comunicado de prensa, GNS Science explica que la plataforma helada está estable hace aproximadamente 2.000 años. Llegar a esta conclusión fue posible gracias a “la datación por radiocarbono de sedimentos debajo de la capa de hielo”, afirman desde el instituto.
La reciente estabilidad fue lograda por “las aguas muy frías del océano que viajan a través de la puerta del océano que se encuentra debajo”, aclaran. La sal que se libera cuando se congela el agua de mar en la superficie genera que el agua que se encuentra directamente abajo se vuelva muy fría y densa. Este líquido sirve como una especie de barrera contra corrientes oceánicas cálidas.
Los investigadores destacan la importancia de entender este comportamiento que se dio a lo largo de miles de años: “Comprender si las regiones de la capa de hielo que hoy parecen ‘estables’ podrían derretirse en el futuro es fundamental para pronosticar cuánto y con qué rapidez los mares aumentarán en todo el mundo”.
¿Qué procesos afectan a las capas de hielo?
Los núcleos de hielo y los registros geológicos develan que la inestabilidad del hielo de la Antártida Occidental puede haberse dado por una barrera de agua compuesta por menos sal y, por ende, más débil. Debido a esto, era más fácil que el agua calentase y derritiese las capas de hielo.
Al haber una menor cantidad de hielo, consecuentemente disminuía el peso ejercido sobre la corteza y el manto terrestre subyacente. En el comunicado, los científicos explican que “el cambio en la carga de hielo hace que la corteza terrestre se levante lentamente en respuesta. La velocidad de este levantamiento de la corteza depende de la viscosidad —o “pegajosidad”— del manto, la capa de la Tierra debajo de la corteza”. Asimismo, este levantamiento pudo haber provocado que el agua congelada que se encontraba flotando se asiente y haya podido volver a ganar territorio.
“Obtener estos resultados es como encontrar la pieza que falta en el rompecabezas de lo que hace funcionar las capas de hielo”, declaró Lowry.
Las simulaciones realizadas en el estudio
Para lograr llegar a la conclusión de que todavía no es tarde para revertir el derretimiento del hielo en la Antártida Occidental, los investigadores pusieron a prueba distintos tipos de escenarios con condiciones particulares de “viscosidad” del manto terrestre y varias combinaciones de la composición química de los océanos. El resultado que mejor explicó la fluctuación de la capa helada fue una combinación entre los cambios de temperatura del mar y la tasa de respuesta de la corteza. “La capa de hielo, el océano y la tierra sólida interactúan y se influyen mutuamente”, comentan desde GNS Science.
Lowry afirmó que se puede frenar el descongelamiento en el polo sur: “Nuestro modelado nos ha ayudado a comprender qué causó los cambios en el pasado. Sabemos que al mitigar el efecto invernadero para cumplir el objetivo del Acuerdo de París, es posible limitar el calentamiento del océano a niveles que no provoquen el colapso de la capa de hielo. Esta región es vulnerable, pero aún no hemos llegado a ese punto”. Además, aclara que en el análisis que realizaron sumaron una mayor cantidad de variables y datos que en estudios anteriores.
En el estudio concluyen que “en los últimos miles de años se ha producido una migración extensa y rápida de la línea de tierra impulsada por el clima. A medida que el Océano Austral se vuelca y el hielo marino de la Antártida disminuye en respuesta a las emisiones humanas de gases de efecto invernadero, la línea de tierra de la costa de Siple es vulnerable a un aumento de la temperatura del océano en la cavidad de la plataforma de hielo de Ross”. Debido a esto es sumamente importante continuar con el plan de disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los resultados que obtuvieron ayudarán a toda la comunidad científica a comprender mejor el funcionamiento de estas capas de hielo, las acciones que se pueden llevar a cabo para preservarlas, y la variedad de elementos que las afectan más allá de el cambio de temperaturas a nivel oceánico.