Déficit cero: el Gobierno aceleró pagos para bajar la deuda flotante y busca cerrar el semestre con superávit
Dos movimientos operarán sobre las cuentas fiscales de las próximas cinco semanas y determinarán cuál será la foto del primer semestre de 2024 para una de sus metas centrales, la eliminación del déficit fiscal. El temporario congelamiento y el pago de deudas atrasadas, por un lado, y un ingreso tributario mayor por retenciones de la cosecha gruesa, por otro, pulsearán y definirán el resultado fiscal de junio. La Casa Rosada asegura que tiene en la mira la eliminación de impuestos en la medida en que consolide el superávit, pero aún no hay una hoja de ruta establecida.
La dinámica que adoptará la política fiscal del gobierno libertario es, posiblemente, uno de los datos que mira con mayor atención el mercado. Los números que arrojen las planillas de gastos e ingresos públicos brindan a los inversores señales sobre la sostenibilidad del plan económico de Milei y de Luis Caputo. En el Ministerio de Economía reiteran que la eliminación del déficit es innegociable. El sobreajuste de los primeros meses del año fue tal que ahora el equipo económico usará ese margen a favor para aflojarle la rienda a algunos renglones del gasto público.
El sobreajuste de los primeros meses del año fue tal que ahora el equipo económico usará ese margen a favor para aflojarle la rienda a algunos renglones del gasto público, como el de los subsidios
Principalmente, se trata de partidas de subsidios a las tarifas. El Gobierno decidió suspender aumentos previstos para los meses de mayor consumo de energía para evitar un impacto considerable en los bolsillos de la clase media y, también, poner en riesgo el sendero de desinflación. Algo similar ocurrirá con los boletos de transporte público en el AMBA. Solo por la demora en la actualización de boletas de luz y gas el Gobierno podría necesitar un gasto extra en subsidios de hasta USD 1.000 millones por mes, de acuerdo a estimaciones privadas preliminares.
El propio Milei había reconocido, hace algunas semanas, que junio será un mes exigente para las cuentas públicas por los gastos estacionales habituales -pago del primer medio aguinaldo para salarios públicos y jubilaciones-, junto con la normalización del flujo de pagos a Cammesa, que arrastraba deudas con empresas del sector. Una parte de esos pasivos será cancelado con la propuesta de Caputo, que incluye un bono a 2038. El sexto mes del año, por tanto, podría ser deficitario. La compensación, afirman en Gobierno, se dará por todo el superávit acumulado en los primeros cinco meses del año. Sin dar detalles, el ministro de Economía aseveró que mayo terminará también con resultado positivo fiscal.
El superávit total de abril fue el más leve en lo que va del año, por solo $17.000 millones, mientras que el primario alcanzó los $265.000 millones. Parte de eso está explicado en que el Gobierno comenzó a concretar parte de los pagos atrasados que registraban las cuentas públicas. La deuda flotante al cierre del primer trimestre había alcanzados los 2 billones de pesos, y según los últimos datos actualizados del Tesorería, a fines de abril cayó a 1,7 billones de pesos, lo que marca que parte del gasto que el Poder Ejecutivo solo había devengado, ahora empiezan a ser pagados de manera efectiva, lo que impacta en el número fiscal de base caja. Este último es el que mira el Fondo Monetario Internacional para considerar la meta fiscal.
El escenario del ajuste será más desafiante en los próximos meses porque uno de los factores que explicaron más de un tercio del ahorro fiscal, que fueron las jubilaciones y pensiones (35% del total en el primer cuatrimestre del año según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal, IARAF; un cálculo de la consultora 1816 mostró que el 61% del ajuste de esa parte del año estuvo explicado en licuación de haberes más la recaudación del impuesto PAIS) tienen ya un esquema que sigue a la inflación con dos meses de rezago. Un sendero de desinflación más rápido del previsto incluso hará que el gasto previsional termine subiendo en términos reales. Un elemento podría actuar como “compensación” a esa presión que el congelamiento tarifario pondrá sobre las cuentas públicas.
La deuda flotante al cierre del primer trimestre había alcanzados los 2 billones de pesos, y según los últimos datos actualizados del Tesorería, a fines de abril cayó a 1,7 billones de pesos
Es el aporte que haría en las próximas semanas, en la medida en que se concreten, las liquidaciones de exportaciones de la cosecha gruesa, que pagan retenciones. Por el momento ese proceso, que típicamente comienza en abril y se desarrolla con fuerza durante mayo, estuvo demorado. “La liquidación del agro sigue sin mostrar el crecimiento esperado. Al momento, se llevan liquidados USD 8.200 millones, muy por debajo de los números del año pasado, en el que hubo una fuerte sequía, pero ganó atractivo por la implementación del dólar ‘soja’”, estimó la consultora Invecq.
“Aunque se mantuvo el superávit, se observan síntomas de fatiga frente a un resultado mucho más acotado que en los primeros tres meses del año y existe incertidumbre respecto a cómo continuará la situación”, mencionó en un reporte a clientes Consultatio Financial Services. “La indexación del gasto previsional, la regularización de pagos al sistema energético y la postergación de los ajustes tarifarios son factores conocidos que pondrán presión sobre los resultados en adelante. Pero también existen factores de incertidumbre por su falta de materialización, como los dictámenes de la Ley de Bases y posibles modificaciones fiscales en discusión en el Congreso, particularmente con relación al impuesto a las Ganancias”, concluyó.
En tanto que LCG consideró recientemente que “los factores que explicaron la mejora del resultado empiezan a ceder (desaceleración de inflación y congelamiento de la caja)”, por lo que “es de esperar que el Gobierno inicie un proceso de sintonía fina para dar sostenibilidad al equilibrio fiscal. La aprobación de la Ley fiscal, que incluya la restitución del impuesto a las ganancias para trabajadores con ingresos más bajos que los afectados hoy, la moratoria y el blanqueo, aportará algo de alivio. La recesión y la caída sostenida de los ingresos jugarán en sentido opuesto demandando un menor ajuste en partidas claves (pe. jubilaciones, programas sociales, salarios, subsidios). En este contexto, lo recaudado por el impuesto país adquiere cada vez más relevancia y hace pensar que su reversión podrá extenderse en el tiempo”.