Economía

Menos dólares para el BCRA: en junio la balanza de energía fue negativa por la ola de frío que impulsó las importaciones

FOTO DE ARCHIVO Bombas de petróleo trabajan en la formación de gas y petróleo no convencional en Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén. REUTERS/Agustín Marcarian/File Photo (Agustin Marcarian/)

La balanza energética y la evolución de las reservas evolucionaron, al menos durante los primeros meses de este año, con un singular acompasamiento. Incluso, en la fuerte acumulación de dólares que logró el Banco Central hasta mayo, las exportaciones del sector energético tuvieron una incidencia fundamental. Pero hacia mediados de ese mes, el clima deparó malas nuevas y las variables comenzaron a alterarse antes de tiempo. Se incrementaron anticipadamente las importaciones de energía y el saldo de divisas para el BCRA comenzó a resentirse. Aun así, el saldo se mantuvo positivo. Sin embargo, ola polar mediante, en junio el superávit energético fue insostenible.

Por primera vez en el año, la balanza energética anotó el mes pasado un resultado negativo, aún cuando mejoró por mucho el rojo del mismo mes del año pasado.

Con precios relativamente estables, la Argentina incrementó notablemente su producción y también su venta al exterior esencialmente de petróleo. Y, al mismo tiempo, redujo sus compras externas precisamente gracias a esa mayor disponibilidad de energía propia

Las importaciones totales de energía ascendieron en junio a un total de $761 millones, USD 253 millones menos que el año pasado pero la cifra más alta del año y USD 132 millones superior a las exportaciones. Así, el saldo negativo escatimó el superávit que de todos modos acumula el sector en el primer semestre. También se hizo sentir el el balance diario del Banco Central, que por los mayores pagos de esas compras al exterior respecto de los meses anteriores, cuando no superaron los USD 450 millones, tuvo un resultado por demás ajustado que arrojó dudas en el mercado respecto de la sostenibilidad del esquema cambiario.

De todos modos, el resultado total de los primeros seis meses sigue siendo positivo, ya que asciende a los USD 2.758 millones, lo que marca un fuerte contraste con los USD 760 millones de déficit del año pasado, lo que implica que la mejora en el semestre fue de USD 3.547 millones respecto al mismo período del año pasado.

Así lo destacó el economista Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), quien aportó que “al descomponer la variación de la balanza de dólares de la energía, se tiene que el efecto precio generó una suba de USD 348 millones y el efecto cantidades una suba de USD 3.198 millones”. Es decir que con precios relativamente estables, la Argentina incrementó notablemente su producción y también su venta al exterior esencialmente de petróleo. Y, al mismo tiempo, redujo sus compras al exterior precisamente gracias a esa mayor disponibilidad de energía propia

Balanza energética

En ese sentido, el principal aporte de dólares vino por el lado del ahorro generado por las menores importaciones. Por el menor precio de la energía importada se ahorraron USD 435 millones y por la menor cantidad de energía importada el ahorro fue de USD 2.092 millones. La suma arroja la cifra de USD 2.527 millones.

Por el lado de las exportaciones, las mayores cantidades exportadas compensaron el menor precio, siendo positivo el efecto sobre la balanza de dólares en USD 1.019 millones.

Con esas cifras, el resultado del semestre se aleja ligeramente de las proyecciones de superávit energético hasta fin de año que indican un resultado positivo de, al menos, unos USD 3.500 millones. Es decir que el sector se convirtió en una de las claves para la normalización del mercado cambiario, aun cuando su aporte sigue siendo mucho menor al del campo, el principal aportante de divisas para la economía argentina. De todos modos, las expectativas son altas hacia adelante, en la medida que se concreten las voluminosas inversiones que se prevén asociadas a la capacidad de Vaca Muerta, amparadas en el flamante régimen de incentivos a las grandes inversiones (RIGI) recientemente sancionado en el Congreso. De hecho, la propia YPF con su socia Petronas define por estos días una megainversión por USD 6.000 millones en una planta de GNL a instalarse en Bahía Blanca o Río Negro.

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