Economía

Carlos Leyba alertó que la emisión cero puede generar “deflación” y agravar la pobreza con más desempleo y recesión

"El concepto “emisión cero” aparenta mayor contundencia que su posible realidad material. La “idea”, como definición de política, implica el propósito de generar “iliquidez” que puede generar deflación”

En tiempos en que el gobierno de Javier Milei, con el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central –Santiago Bausili-, avanzan con sus políticas de extremo rigor fiscal y monetario para erradicar la inflación, y de ese modo generar las bases para crear un clima de reactivación e inversión, muchos economistas de todas las corrientes parecen coincidir en la necesidad de acelerar los tiempos para levantar el cepo cambiario y liberar el mercado de cambios, porque consideran que son dos obstáculos muy fuertes para volver a crecer.

Frente a ese cuadro, que parece olvidar a muchos la pesada y particular herencia del gobierno anterior, aunque hay consenso en que no se puede ordenar la macroeconomía en apenar 8 meses de gestión, Infobae entrevistó al economista Carlos Leyba, ex subsecretario de Economía del ministro José Ber Gelbard en 1974 y uno de los que redactó el Plan Trienal de Estabilización de ese año o Pacto Social, además de escritor, autor del libro “Economía y política en el tercer gobierno de Perón”, y profesor en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, quien analizó la coyuntura con el prisma de la experiencia de la gestión y del estudio de todas las corrientes económicas.

— ¿Qué le parece la decisión del Gobierno de “emisión cero” por todo concepto de la “Base Ampliada”?

— El concepto “emisión cero” aparenta mayor contundencia que su posible realidad material. La “idea”, como definición de política, implica el propósito de generar “iliquidez” que puede generar “deflación”, grave en un contexto de pobreza, desempleo, estancamiento productivo urbano, como el presente. Guillermo Calvo, en la última Conferencia de FIEL destacó “premonitoriamente” que esa, la iliquidez-deflación, es la peor de las enfermedades económicas. Es poner en riesgo el “tejido social”: sin embargo, el propósito de la política es administrar recursos para fortalecerlo.

“Es cierto que la deflación también es el fin de la inflación, pero también es el derrumbe de precios, stocks y producción”

La deflación inducida es consagrar, como virtud, el desperdicio de recursos: al mismo tiempo “escasez provocada” y “abundancia de recursos abandonados, desempleados y capacidad ociosa”. Es cierto que también es el fin de la inflación, pero también es el derrumbe de precios, stocks y producción: enorme desorden económico y social cuyas consecuencias son difíciles de evitar y sin duda empeoran la situación que se pretende tratar con esa medicina.

Desde la Segunda Guerra Mundial, en Occidente, toda la política económica ha tenido como objetivo, de mínima, evitar la “deflación”. Más bien, el objetivo, es crecer, lograr el pleno empleo y la estabilidad y “desarrollo” y progreso.

Creo que si bien, al comienzo, Milei iba en esa vía “deflacionista”, ahora el atraso tarifario y cambiario, señalan que podría haberla abandonado. Revela contradicciones internas. La Universidad San Andrés estima que ahora “la pobreza” y no “la inflación”, es el principal problema para los argentinos. Pero la reducción de la tasa de inflación sigue siendo el soporte de la positiva imagen presidencial: una surte de anestesia frente a los otros problemas de la economía.

"Milei iba en esa vía “deflacionista”, ahora el atraso tarifario y cambiario, señalan que podría haberla abandonado. Revela contradicciones internas"
"Milei iba en esa vía “deflacionista”, ahora el atraso tarifario y cambiario, señalan que podría haberla abandonado. Revela contradicciones internas"

La contradicción es que el ministro Luis Caputo ha señalado (asociada a la idea de “emisión cero”) que, para él, eliminar la emisión (que en principio se refiere a la emisión de Base Monetaria Ampliada) generará la (para él conveniente) venta de dólares “para pagar los impuestos”. Enfrentados a la escasez de pesos (o de dinero) se venderán activos, “ahorros” de los cuales el más liquido es el dólar, pero también acciones, bonos, luego stocks y los inmuebles y así. Su críptico mensaje “venderán dólares para pagar impuestos”, suena a la “libra de carne” del implacable Shylock.

Sus dichos (emisión cero, venta de dólares) reconocen una idea subyacente “deflacionaria”. Javier Milei, en sus actuaciones teatrales, cantaba “y gastar y gastar y su efecto será inflacionario” y ahora Caputo, lo reversiona con el hit “no emitir, no emitir y su efecto, será deflacionario”.

Respondo. ¿Qué me parece? Al hablar de Base Monetaria Ampliada y en la medida que el superávit fiscal permita cancelar los que fueran pasivos remunerados, entonces el BCRA podrá aumentar -en la misma medida- la Base Monetaria convencional. Es lo dicho. Pero, generar el superávit capaz de cancelar los pasivos remunerados, implica un ajuste del gasto público o del gasto privado vía impuestos, que -salvo un crecimiento extraordinario que está fuera de lo imaginable- sumaría, al presente, otro impacto recesivo. El Presidente atrasando el ajuste tarifario, retrasando el tipo de cambio, por las malas, está tratando de zafar de la mega recesión en que nos metió. Pero Caputo sigue en ese empeño.

“Generar el superávit capaz de cancelar los pasivos remunerados, implica un ajuste del gasto público o del gasto privado vía impuestos”

¿Hay contradicciones? La afirmación: “emisión cero” y la contraparte “pagar con dólares los impuestos”, significa “más recesión”. El error es que un instrumento de esa magnitud -de cumplirse- no puede ser “aislado” o “descompensado” porque profundizará a los males que se pretenden curar.

La política económica debe ser global (todos los objetivos) y simultánea (un programa). El tomar una medida tras otra, es síntoma de una estrategia poco pensada; y por lo tanto demasiado arriesgada y fuente de contradicciones, por ejemplo, emisión cero, por un lado y atraso tarifario y cambiario, por el otro. Confuso.

— ¿Hubiese sido preferible liberar el mercado de cambios, al menos para el comercio exterior?

— No sé si la idea de emisión cero funciona como alternativa a liberar el mercado de cambios. Me parece que una política liberal cambiaria no es idea, hasta aquí, de esta gestión. Sugieren que necesitan dólares para abrir el cepo. Es decir que “piensan intervenir”.

Los liberales dejarían que el mercado resuelva el problema. Si no son liberales, son “heterodoxos sin saberlo”. Tienen en la cabeza un valor para el dólar, el que quieren mantener y venderán (o comprarán) dólares para que de ese valor no se mueva. Quieren un dólar fijo (móvil con el crawling anunciado y el blend ahora controlado con ventas). Un dólar ancla que contribuya a la estabilidad de precios interna: cepo.

"La política económica debe ser global (todos los objetivos) y simultánea (un programa). El tomar una medida tras otra, es síntoma de una estrategia poco pensada"
"La política económica debe ser global (todos los objetivos) y simultánea (un programa). El tomar una medida tras otra, es síntoma de una estrategia poco pensada"

“Venden dólares” (que no tienen) para achicar la brecha. Controlar el CCL. Sin dólares (hoy las Reservas son negativas cualquiera sea el método de cálculo) para intervenir, no pueden liberar el cepo. Su liberación, tal como la plantean, sería un oxímoron: no sería libre porque lo fijarían en “un valor a defender”, no “el que dicte el mercado”: sería una liberación sin libertad.

Milei dice que liberarán el cepo cuando la inflación sea cero. Caputo dice que lo liberaran cuando tengan los dólares para intervenir. La inflación está lejos de cero y las reservas son negativas y nada parece avizorar que aparezcan reservas. Hablan del triunfo de Donald Trump (noviembre) que proveerá de dólares. ¿Cómo saberlo?

Detrás de la pregunta de si es “preferible” la liberación para el comercio exterior, está la idea de que, el mercado, no sería libre para las transacciones financieras. En general los que proponen dos mercados, uno libre y otro regulado, sugieren que el regulado sea el de comercio exterior: los exportadores le venden al BCRA y este provee a los importadores. El mercado libre, en general, lo proponen para las transacciones no comerciales. La idea es que ese mercado no afecta de manera directa a los precios. Liberar el comercio y no al resto de las transacciones, sería pagar todos los costos y no tener ninguno de los beneficios.

Liberar el comercio y no al resto de las transacciones, sería pagar todos los costos y no tener ninguno de los beneficios

Lo que está detrás es la pregunta acerca de cuál es el tipo de cambio de equilibrio en una economía que no tiene un “mercado libre de cambios”. Hay muchas respuestas: mi convicción -hay que elegir una definición que no sea tautológica- es que el tipo de cambio de equilibrio es el que permite el pleno empleo. Porque el “pleno empleo” es el objetivo más sólido de la política económica: no el único. Diría nuestro maestro Julio H.G. Olivera: “no puede haber equilibrio en el mercado cambiario si no lo hay en el de trabajo, porque hay desempleo no friccional”.

Todas las políticas de un solo objetivo están equivocadas por esa razón. El modo de avanzar es siempre “sistémico”.

Es necesario procurar un tipo de cambio que sea el mejor para el desarrollo de la industria (que en promedio por ahora no tiene alta productividad) el que será entonces demasiado bueno para la producción primaria (que tiene la mejor productividad del Planeta). Como exportamos alimentos, ese tipo de cambio, seguramente afecta al costo alimentario de los asalariados.

Frente a esta situación que es original (no es lo que le pasa a las economías industrializadas) tenemos que lograr la “desvinculación selectiva” que permita compensar “fiscalmente” esta dicotomía, hasta que las inversiones hagan posible una productividad compatible respecto del tipo de cambio y un salario real capaz de sostener la vida que aspiramos, al menos hasta que la productividad urbana alcance los niveles de los países industrializados.

"Julio H.G. Olivera enseñaba: no puede haber equilibrio en el mercado cambiario si no lo hay en el de trabajo, porque hay desempleo no friccional”
"Julio H.G. Olivera enseñaba: no puede haber equilibrio en el mercado cambiario si no lo hay en el de trabajo, porque hay desempleo no friccional”

Debemos tener la política económica de un país subdesarrollado. Es decir, de un país cuyo potencial es enormemente superior al “realizado”. No es posible, entonces, hacer política económica sin tener al mismo tiempo política de desarrollo. Cada “ajuste” sin estrategia de desarrollo nos manda para atrás. Y cada política de empujón, sin estrategia de desarrollo, también.

La cuestión presente es que, además, nuestro tipo de cambio se “atrasa”: el ajuste programado es menor a la inflación. Pero, además, hay un atraso que no deriva de las comparaciones históricas, sino de la declinación de la productividad sistémica: en los últimos cincuenta años los países del Mercosur (con arancel cero) han crecido el doble, año tras año, que nosotros y su productividad ha seguido el mismo curso.

Otra vez. No se trata de “una medida”. Se trata de globalidad y simultaneidad. La respuesta es que toda medida parcial es irrelevante a los efectos de la estabilidad y crecimiento.

— ¿Si el BCRA compra dólares al exportador al cambio oficial y vende a importadores o a quiénes los demande al CCL, que es 35% más alto, por qué cree que se instaló la idea de que resignó el objetivo de acumulación de reservas?

— El ministro se propone comprar dólares en el mercado oficial y venderlos, para retirar los pesos, en el mercado CCL: retirar esos pesos y vender parte de ellos en el CCL (un precio en pesos mayor) así aumenta la oferta de dólares financieros y baja la brecha. El BCRA acumularía reservas si sólo vende (por la diferencia de precios) una fracción de lo que compró a un precio mayor. No es que “no acumula reservas” sino que acumula menos que las que compra al exportador. Pero si decide, para bajar la brecha, vender más que lo que compró ese día, entonces “bajan” las reservas. Contabilidad.

“Cada ajuste sin estrategia de desarrollo nos manda para atrás”

Aumentar las reservas fortalece la capacidad de refinanciar deudas y de estabilizar la economía. Dejarlas caer va en la dirección contraria. La comunicación es mala y “la política” es contradictoria. Con esa estrategia bajan los bonos y aumenta el riesgo país. Baja la brecha, pero aumenta el riesgo. Corto plazo versus largo. “Estrategia” versus “Táctica”. Y hasta la brecha puede no bajar, puede inducir a más demanda, a desplazar la curva de demanda. En tantos años de controles y peleas, eso, ya pasó.

— El ministro Luis Caputo habló de una perspectiva de “peso más fuerte” ¿Debe leerse como que está renunciando al objetivo de dolarización o libre circulación de monedas que impulsa el presidente Milei, o es el paso necesario para que ese tránsito no resulte traumático para una sociedad donde predomina la pobreza?

— Lograr un peso más fuerte es objetivo de todo programa de estabilidad. Hacer del peso un excremento es lo contrario. Durante la etapa de esta gestión con tasa de interés fuertemente negativa, que pulverizó ahorros en pesos, vivimos la etapa de “peso más débil” que, tal vez, anunciaba un camino a la dolarización.

Un programa de “dolarización” no es un programa de estabilidad de nuestra moneda y de nuestros precios. Es un programa para adquirir la política monetaria de los EEUU. El país renuncia a la autonomía monetaria y adopta la heteronomía monetaria. La pérdida de capacidad adquisitiva o la ganancia, dependerá de la política monetaria de los EEUU y de la relación de la productividad americana con la nuestra.

Por tanto, la dolarización no es programa de estabilización sino uno de adaptación, con todos los costos que implica adaptarse a los patrones, de todo tipo, de una economía que multiplica varias veces nuestro PBI por habitante.

"Un programa de 'dolarización' nno es un programa de estabilidad de nuestra moneda y de nuestros precios. Es un programa para adquirir la política monetaria de los EEUU"
"Un programa de 'dolarización' nno es un programa de estabilidad de nuestra moneda y de nuestros precios. Es un programa para adquirir la política monetaria de los EEUU"

La libre circulación de monedas no es algo tan lejano. Hoy hay depósitos de ahorro en dólares y el dólar es una unidad de medida y de transacciones de alto valor unitario, sólo que no tiene capacidad de cancelación en términos del Código Civil, pero es algo que una reforma puede introducir. Para completarla sí sería necesario unificar el mercado de cambios (liberarlo) o disponer de un mercado de cambios financiero libre. Es decir, un doble mercado simplificando lo que hoy existe.

No sé si está en el programa secreto de Milei. Pero no hay que hacer tanta alharaca: no estamos tan lejos. Pero la política, comparto, debería procurar la fortaleza del peso. La debilidad de la moneda representa la debilidad del Estado. Y un Estado fuerte, capaz de fortalecer el tejido social, se sostiene si la moneda es fuerte. Opto por eso.

— ¿Hace bien el Gobierno de tomarse su tiempo para levantar el cepo y dejar flotar el peso, o mantenerlo genera más costos que beneficios sobre la actividad, la inversión, el empleo, y el cuadro socioeconómico?

— Me parece que el Gobierno hace mal al someter a todos los objetivos de la vida social a uno solo de ellos, por importante que este sea, porque al hacerlo pone en riesgo el “tejido social” que es exactamente lo contrario del propósito de la política. Justamente el propósito de “la política” es, “desde el Estado”, construir la Nación, fortalecer el tejido social.

En el último medio siglo el tejido social se deshilachó: eso es lo que heredó el presidente Javier Milei y -creo- lo que llevó al triunfo a quien estaba en contra de todo el pasado reconocible. ¿El rechazo del pasado es la aprobación del futuro? No lo sabemos.

“La debilidad de la moneda representa la debilidad del Estado. Y un Estado fuerte, capaz de fortalecer el tejido social, se sostiene si la moneda es fuerte. Opto por eso”

En medio siglo el número de personas en la pobreza pasó de 800 mil (1974, Encuesta de Hogares del Indec) a 25,5 millones (55,5% según UCA, primer trimestre 2024): creció a 7% anual acumulativo. No tenemos un “bono demográfico” sino una “hipoteca social”. Y el ahorro de residentes argentinos fuera del sistema en 1974 se estimaba en USD 3.800 millones, hoy en USD 450.000 millones: la fuga creció a ritmo de 10% anual acumulativo.

Ahora está creciendo la preocupación por la pobreza en las encuestas. Y la ocupación por el retorno de los dólares es un clásico: todos los gobiernos han procurado blanqueos y perdones fiscales: cultura de la fuga y la evasión. No se arregla sólo eliminando la inflación, así sea cero.

Justamente Milei dice que levantará el cepo cuando la inflación sea cero.

El FMI calcula una caída del PBI, respecto de 2023, de 3,8%. Mientras viajamos, supuestamente, al cero de inflación, la economía, en promedio, se derrumba. Se cae en el sótano. En 50 años el PBI por habitante creció 0,3% por año “crecimos al ritmo de un error estadístico”. Fuga, estancamiento, pobreza. En ese pantano nos caemos: y es difícil salir con la estructura corporal debilitada.

"En el último medio siglo el tejido social se deshilachó: eso es lo que heredó el presidente Javier Milei y -creo- lo que llevó al triunfo a quien estaba en contra de todo el pasado reconocible. ¿El rechazo del pasado es la aprobación del futuro? No lo sabemos"
"En el último medio siglo el tejido social se deshilachó: eso es lo que heredó el presidente Javier Milei y -creo- lo que llevó al triunfo a quien estaba en contra de todo el pasado reconocible. ¿El rechazo del pasado es la aprobación del futuro? No lo sabemos"

Esta pregunta está en el centro de la conversación pública: ¿Cuándo tendremos un mercado de cambios libre? Libre, sin cepo. Milei dice “cuando la inflación sea cero”. Pero ¿Por dónde vamos, ¿Cómo estaremos cuando lleguemos a “cero”? ¿Más producción, más empleo, menos pobres, mas inversión? ¿O eso ocurrirá después?

Para Milei el camino no importa: la cuestión es llegar a cero: “Lo demás se logrará por añadidura”. Pero ahora atrasa las tarifas y al tipo de cambio. La doctrina económica que se intentó aplicar (y ahora se debilita) es similar a la sangría en la medicina, hasta el SXIX: por ejemplo, la hipertensión arterial se reducía al reducir el volumen de sangre, pero terminaba con el enfermo.

Toda política económica debe ser “global y simultánea”: un programa debe procurar todos los objetivos y en particular, además de la estabilidad, el empleo, la producción y la solvencia externa. Esos son los extremos del Cuadrado Mágico de Nicolas Kaldor. Para cada uno de esos objetivos, irrenunciables, es necesario un instrumento, como enseñaba Jean Tinbergen. Eso es “política económica”, el resto es “economía vudú” que es tentadora, como todo pecado, pero finalmente desquicia.

“Un programa debe procurar todos los objetivos y en particular, además de la estabilidad, el empleo, la producción y la solvencia externa. Esos son los extremos del Cuadrado Mágico de Nicolas Kaldor”

Mi respuesta es que “no es después” sino desde el principio, cuando la política debe procurar sobre la actividad, los efectos inmediatos sobre la inversión, el empleo, y el cuadro socioeconómico. En ese marco, de confianza y entusiasmo, es posible y necesario liberar el cepo. Simultaneidad.

Pero como en la vida política el horizonte es esencial, si la política se lleva a cabo sin “consensos amplios, sólidos, conversados”, entonces el horizonte es el de “la próxima elección” (corto) y entonces “el mercado” se sitúa a un año vista; y el Gobierno hace política para “un año vista”. La inflación cero es “el objetivo” de Milei porque es lo que lo hace popular: y si debe aflojar los ajustes de precios relativos lo hará.

El Presidente está encerrado y por eso no puede y no quiere, ni abrir el cepo y tampoco el diálogo.

— Por segundo mes consecutivo el EMAE del Indec cerró en mayo con leve aumento respecto del mes previo, e incluso anotó la primera suba interanual después de un semestre de caída ¿Lo peor ya pasó?

— “Nada es verdad ni es mentira, todo es según el cristal con que se mira”, la realidad se debe observar desde distintas ventanas. Lo del EMAE es, a la vez, cierto y falso. El agro creció103% después de la brutal sequía, electricidad y gas 11% y Minas 7,6%. Fin de la seca más boom petrolero y minero. Muy bueno.

Pero la “política económica” le pega a la economía urbana. Un desastre actual. No pasado. En el EMAE se registró caídas en la Construcción 22,1%, en Industria manufacturera 14,2% y en Comercio 11,4%. No hay suficientes datos que permitan decir “mejora”.

Del lado de la demanda, “la masa salarial” no señala crecimiento que implique esperanza de crecimiento del consumo interno; no hay una política general, no solo cambiaria, que permita imaginar un boom exportador o de sustitución de importaciones, y las inversiones, cubiertas por telarañas de años de ausencia, difícilmente se motoricen en la coyuntura. Y en cuanto al RIGI si es, lo será después de 2025. No sabemos cómo estaremos entonces. Pero no hay V, ni U, a la puerta.

Sin el sector primario que surgió post sequía- y el extractivo, no solo “lo peor no pasó” sino que nadie sabe cómo puede seguir. En la industria aumentan los procesos preventivos de crisis.

Básicamente lo que pasó, lo que hoy es pasado, es la sequía brutal. La producción agropecuaria creció muchísimo (más de 100%) y empujó, por ejemplo al transporte. Además, creció todo el sector extractivo (pesca, minería, energía), lejos de las grandes urbes.

Cuando incluyamos al 90% de esos pobres, que en su inmensa mayoría son niños, recién podremos decir “lo peor ya pasó”; y mientras la economía urbana no vuelva a crecer es imposible imaginar que se desplace la frontera de la marginalidad, la que nos tiene prisioneros del fracaso.

— ¿Cuáles son los puntos débiles que el equipo económico deberá enfrentar en lo que resta del año?

— Los puntos débiles de una estructura son aquellos que la pueden hacer colapsar. La estructura íntima del equipo económico tiene, como todos, “puntos débiles”: uno es el de la “comunicación”. Es mala. Confunde. Producto de la improvisación. No puede haber buena comunicación si el que comunica no está seguro. Y no se está seguro si no hay un programa integral. No lo tienen.

"No puede haber buena comunicación si el que comunica no está seguro. Y no se está seguro si no hay un programa integral. No lo tienen"
"No puede haber buena comunicación si el que comunica no está seguro. Y no se está seguro si no hay un programa integral. No lo tienen"

Otro punto débil es el “encierro”: común a muchos equipos económicos. Por incapacidad de escuchar y de entender “la crítica”, se forma un “sistema aislado”. Para tener un programa sólido y una comunicación que genere tranquilidad, porque el rumbo y el camino son conocidos, lo mejor es “escuchar” otras voces, otras miradas sobre la misma realidad. Las reacciones negativas del “mercado” obedecen a cosas más sólida que a la “comunicación torpe”; pero la mala comunicación las precipita o amplifica.

Un buen consejo es “escuchen” y programen con todas las variables. Hoy están dominados por un solo objetivo y eso lleva a la irracionalidad. La inflación cero es un objetivo muy ambicioso, pero razonable. Sin embargo, no es razonable tenerlo como único o capaz de desplazar o postergar a los demás objetivos.

El empleo es un objetivo irrenunciable en un país ganado por la pobreza, el desempleo, el empleo urbano de productividad miserable, etc. Ese objetivo, el del empleo productivo, a la vez tiene que estar acompañado por el objetivo de poner en acto todo el producto potencial (capacidad ociosa creciente) es decir, el crecimiento y -sin duda- el objetivo de la solvencia externa. Exportaciones netas productivas.

”Un buen consejo es ‘escuchen’ y programen con todas las variables. Hoy están dominados por un solo objetivo y eso lleva a la irracionalidad”

Vamos a tener, hagamos lo que hagamos, un balance energético y minero extraordinario. Vamos a tener muchos dólares, pero con poco valor agregado. Y vamos a enfrentar, antes de darnos cuenta, un sopapo de “enfermedad holandesa” generada por la actividad extractiva. Va a ser bueno para la deuda y tal vez para la estabilidad. Pero si no nos adelantamos con una estrategia productiva de empleo urbano, vamos a consagrar un país socialmente indeseable. Es el riesgo del “deme dos” a la enésima potencia.

Nicolas Kaldor (que fue alumno de Ludwig von Mises) diseñó el “cuadrado mágico” para ilustrar que, “la capacidad sistémica” de generar bienestar colectivo, estaba dada por políticas capaces de procurar a la vez, estabilidad, empleo, crecimiento y solvencia externa. Se puede imaginar estabilidad sin empleo, crecimiento ni solvencia externa, pero no dura. Y tampoco dura el pleno empleo con inflación, estancamiento e insolvencia. Eso fue el kirchnerismo.

El plan Milei bajó la inflación desde su máximo de diciembre y tal vez sea muy difícil una caída mayor, salvo que se extremen los instrumentos y las consecuencias difícilmente deseadas. Logró, de manera discutible, pero lo logró, algo inédito: “el equilibrio fiscal”. Y eso es un logro indiscutible aunque mejorable. Ningún plan puede postergar el crecer en un país estancando en el largo plazo, como lo es el nuestro.

El desarrollo del potencial no explotado requiere de inversiones, el RIGI, más allá de consideraciones críticas, es una posibilidad, pero arriesga configurar una economía de enclave con las consecuencias horribles de la enfermedad holandesa. Puede beneficiar la “solvencia externa”, pero necesitamos que esa “solvencia” venga acompañada de una movilización integral del aparato productivo y de la productividad sistémica y no que sea el resultado de la “enfermedad holandesa”, la que desalienta el valor agregado y termina deshilachando al tejido social.

"El éxito de un programa sólo es posible a partir de un diseño que contemple los objetivos de estabilidad, empleo, crecimiento, solvencia externa, todos imprescindibles. La ausencia de uno condena a la supervivencia de los demás"
"El éxito de un programa sólo es posible a partir de un diseño que contemple los objetivos de estabilidad, empleo, crecimiento, solvencia externa, todos imprescindibles. La ausencia de uno condena a la supervivencia de los demás"

El éxito de un programa sólo es posible a partir de un diseño que contemple los objetivos de estabilidad, empleo, crecimiento, solvencia externa, todos imprescindibles. La ausencia de uno condena a la supervivencia de los demás.

El Gobierno, repito, ha logrado poner en funcionamiento un instrumento fundamental para la estabilidad: el equilibrio fiscal. Pero ya está amenazado por la caída en la recaudación vinculada a la actividad y el atraso en el ajuste de las tarifas. Señal de alarma para la estabilidad o lo que es lo mismo “la condena” de los objetivos ausentes. O la ausencia de instrumentos de política económica.

Y finalmente todo lo que viene de arrastre: reservas negativas, deuda externa creciente, la suba del riesgo país, la demora del programa con el FMI y la rara expectativa en el triunfo de Donald Trump y la ayuda a la mejicana o a la Macri. Una ayuda, la de Macri, que resultó en un problema que, cuando Mauricio se dio cuenta, era demasiado tarde, Caputo terminó afuera.

”El Gobierno, repito, ha logrado poner en funcionamiento un instrumento fundamental para la estabilidad: el equilibrio fiscal. Pero ya está amenazado por la caída en la recaudación vinculada a la actividad y el atraso en el ajuste de las tarifas”

— ¿Tiene puntos fuertes del Gobierno?

— El grupo de expertos financieros a cargo de la política económica, han demostrado -en su vida privada- una enorme capacidad de hacer dinero, respetable gente que se hizo rica con su propia habilidad. ¿Ese conocimiento es trasladable a una buena economía política? Brillar no es lo mismo que iluminar. Lo que brilla encandila. Ciega. Iluminar es otra cosa. Jóvenes brillantes, no lo dudo. Pero ven muy corto, porque no iluminan. Son “exitosos” y forman parte de una red financiera que es social y económicamente exitosa y poderosa; y que políticamente es muy influyente: los políticos las respetan. El éxito personal genera “respeto”.

Pero la economía es cuestión de “política económica” y la flacura política, pare hambre económico. No es la primera vez. Nos pasa hace rato. Y nos negamos a ver ejemplos como, como el de Israel país al que el presidente le profesa una devoción confesa. ¿Y si en lugar de inventar, copiamos?

— ¿Una reflexión final?

— Javier Milei ganó y si bien por ahora mantiene una enorme popularidad, es cierto que hay algunas señales de deterioro, no muchas. Es cierto este descenso de la tasa de inflación tiene capacidad anestesiante: impide ver el bosque y el brillo encandila al futuro. Hoy la mayoría de los empresarios, sindicalistas y políticos -con pocas excepciones- están alineados detrás de Milei: todos. Unos siguen con aplausos, otros como al flautista de Hamelin, él los llama “ratas”. Los conduce. Hasta hoy no existe ninguna alternativa de envergadura.

Lo que tenemos delante, suponiendo la coherencia del pensamiento libertario de Milei, es un paréntesis de mala heterodoxia hasta que Milei decida avanzar con su verdadero programa libertario. No olvidemos que, para él, el Estado es una organización criminal. En ese sentido el largo plazo es una incógnita.

Pero en lo inmediato, por ahora, no hay señales de acciones directas que procuren terminar con el desempleo, estancamiento y la falta de solvencia externa. Si eso no se atiende, creo, se debilitará la calma inflacionaria y el equilibrio fiscal logrado. Nada despeja más la incertidumbre, es lo que enseña la historia, que -en democracia- el consenso, el acuerdo, la política con objetivos globales encarados de manera simultánea. No pierdo la esperanza.

Fotos: Nicolás Stulberg

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