La infección por COVID-19 podría aumentar el riesgo de diabetes tipo 2: cuál es el rol de la vacunación
No hay dudas de que la vacunación es una de las herramientas que más salva vida en el mundo. Si bien se piensa generalmente que son vidas relacionadas directamente a una enfermedad, la realidad es que las dosis protegen contra varias patologías.
Así lo demuestra, por ejemplo, un estudio reciente publicado en la prestigiosa revista The Lancet que analizó como la enfermedad COVID-19, producida por el coronavirus SARS-CoV-2, ayuda a generar y desencadenar diabetes tipo 2 en una persona que padeció el virus protagonista de la pandemia mundial en 2020.
“La incidencia elevada de diabetes tipo 2 después de la COVID-19 es mayor y persiste durante más tiempo en las personas que estuvieron hospitalizadas con COVID-19 que en las que no lo estuvieron, y es notablemente menos evidente en las personas que se vacunaron contra la COVID-19. La realización de pruebas para detectar diabetes tipo 2 después de una COVID-19 grave y la promoción de la vacunación son herramientas importantes para abordar este problema de salud pública”, destaca el estudio realizado en Inglaterra a millones de personas, durante los últimos cuatro años.
En cuestión, expertos de la Universidad de Oxford, la de Bristol y el University College London incluyeron en la amplia investigación a 16.669.943 personas en el grupo previo a la vacunación (del 1° de enero de 2020 al 14 de diciembre de 2021), 12.279.669 en el grupo vacunado con inyecciones de Pfizer y AstraZeneca, y 3.076.953 en el de los no vacunados (ambos del 1° de junio al 14 de diciembre de 2021 (cuando predominaba la variante Delta en Inglaterra).
“En este estudio de cohorte retrospectivo, se investigaron los casos de diabetes detectados después del diagnóstico de COVID-19 en Inglaterra en una cohorte de personas prevacunadas, vacunadas y no vacunadas, utilizando registros de salud electrónicos vinculados. Se incluyeron personas vivas y de entre 18 y 110 años, registradas con un médico general durante al menos 6 meses antes del inicio y con datos disponibles sobre sexo, región y área de privación. Y se excluyeron aquellos con un diagnóstico previo de COVID-19”, escribió el doctor Kurt Taylor y otros científicos a cargo del estudio.
En su metodología, los expertos estimaron los cocientes de riesgo ajustados (aHR) y compararon la incidencia de diabetes después del diagnóstico de COVID, con la incidencia de diabetes antes o en ausencia de esta enfermedad hasta 102 semanas después del diagnóstico. Los resultados se estratificaron por gravedad alcanzada y categorizada como hospitalizada o no hospitalizada y finalmente, el tipo de diabetes diagnosticado.
Según el estudio, en la cohorte previa a la vacunación, el riesgo (HR) de desarrollar diabetes tipo 2 después de la COVID-19 disminuyó de 4,30 en las primeras 4 semanas a 1,24, en el período de 53 a 102 semanas. Esta probabilidad fue significativamente mayor en personas no vacunadas (HR= 8,76) en comparación con las vacunadas (HR= 1,66), durante las primeras semanas.
Los pacientes hospitalizados evidenciaron un riesgo más alto (HR= 28,3) que aquellos que no lo estuvieron (HR= 1,95) en las primeras 4 semanas, con una baja gradual en ambos grupos hasta las semanas 53 a 102. El 60% de los casos de diabetes tipo 2 siguieron durante 4 meses después de la infección. Y además, se evidenciaron patrones similares en la diabetes tipo 1, aunque el aumento en la incidencia no persistió más allá de un año.
Los resultados finales revelan que la incidencia de diabetes tipo 2 tras la COVID-19 es mayor y más prolongada en pacientes que estuvieron hospitalizados, mientras que es significativamente menor en personas vacunadas.
Y los riesgos excesivos de diabetes tipo 2 seis meses después de la infección de COVID, en el grupo previo a la etapa de la vacunación, alcanzaron 135 por cada 100 mil personas diagnosticadas con coronavirus, 58 en la cohorte vacunada y 225 en la no vacunada.
“En cada cohorte, las diferencias absolutas en el riesgo fueron mayores en las personas mayores de 60 años que en los grupos de edad más jóvenes. Se observaron pocas diferencias en el riesgo excesivo por sexo, etnia y presencia o ausencia de prediabetes y obesidad”, añaden los expertos en el trabajo.
También estimaron cuál fue el exceso de diabetes producto de la COVID y de la no vacunación: “Teniendo en cuenta la falta de vacunación, utilizando nuestras estimaciones de las cifras absolutas de personas con diabetes tipo 2 incidente según el estado de vacunación y las cifras de casos por hospitalización de la Oficina de Estadísticas Nacionales, estimamos que hubo alrededor de 8.700 nuevos casos adicionales de diabetes tipo 2 en los 6 meses posteriores a la COVID-19 durante el período de nuestro estudio. Esta cifra contrasta con los 56.000 nuevos casos de diabetes tipo 2 estimados cada año en Inglaterra entre 2015 y 2020”, aseguraron.
Y alertaron que la incidencia de diabetes tipo 2 se mantiene elevada hasta dos años después de la infección por COVID, al afirmar que “el número de nuevos casos de diabetes tipo 2 aún es alarmantemente alto, con costos sustanciales para las personas y la sociedad”.
“Detectar la diabetes después de una COVID-19 grave y promover la vacunación son estrategias claves para abordar este problema de salud pública”, pidieron y volvieron a recomendar la realización de pruebas de rutina para detectar la diabetes después de la COVID-19 grave.