Los sindicatos del transporte definirán un plan de lucha contra el Gobierno con eje en el reclamo por Aerolíneas Argentinas
Mientras la CGT mantiene en la práctica una tregua con el Gobierno, la Mesa Nacional de Transporte, que integran 7 importantes sindicatos del sector, definirá esta tarde un plan de lucha contra las políticas de Javier Milei, con eje en el reclamo contra la privatización de Aerolíneas Argentinas.
No hay todavía certezas sobre la modalidad y la fecha de las protestas: algunos dirigentes impulsan un paro nacional de 24 horas, mientras que otros, más prudentes, son partidarios de asambleas escalonadas, que provocarán demoras en los trenes, colectivos, aviones, camiones y barcos, como una forma de comenzar con acciones graduales e ir subiendo la intensidad de la protesta.
El encuentro tendrá lugar, a las 10.30, en la sede de la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), en Bartolomé Mitre 1906, presidido por el anfitrión, Juan Pablo Brey, y con la presencia de Pablo Moyano (Camioneros), Pablo Biró (pilotos), Omar Maturano (La Fraternidad), Mario Caligari (UTA), Juan Carlos Schmid (Fempinra) y Raúl Durdos (SOMU). Estos dirigentes lanzaron la semana pasada la Mesa Nacional del Transporte para para “defender los derechos laborales que garantizan la no precarización de la actividad” y “rechazar cualquier regulación del derecho de huelga” en el sector.
Respecto de la fecha de la protesta, no sería la semana que viene porque todos los gremios, incluso la CGT, se sumará a la marcha del miércoles 2 de octubre contra el veto a ley de financiamiento universitario. Quizá tampoco sería la siguiente semana: los sindicatos aeronáuticos preparan una movilización callejera al Ministerio de Economía o al Ministerio de Transporte en rechazo a la privatización de Aerolíneas Argentinas y en reclamo de mejoras salariales, a la que esperan sumar a distintos sectores políticos y sociales, mientras el Congreso debate el futuro de la empresa. Por eso la protesta de la Mesa Nacional del Transporte podría pasar para la tercera semana de octubre.
Los sindicatos de pilotos y de aeronavegantes instrumentaron una nueva estrategia a través de la conformación de la flamante Mesa. Venían de realizar asambleas y paros que causaron trastornos a miles de pasajeros y corren el peligro de ser rechazados por amplios sectores de la sociedad, justo en el momento, para colmo, en el que el Gobierno difundía los sueldos de los trabajadores en conflicto y los beneficios que tienen incorporados en los convenios colectivos de trabajo.
Mientras se endurece con los gremios aeronáuticos, el Gobierno dio este martes una señal decisiva para acercarse a la CGT cuando le bajó el pulgar al proyecto de Democracia Sindical que querían aprobar en comisión diputados de la UCR, el PRO y otras fuerzas políticas y el gesto podría derivar en los próximos días en una reunión pública de la cúpula cegetista con funcionarios libertarios.
Luego de un pedido de los dirigentes cegetistas Héctor Daer y Gerardo Martínez, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, tuvo un papel crucial para frenar la iniciativa que inquieta al poder sindical: propone eliminar la reelección perpetua de los gremialistas, prohíbe la cuota solidaria, garantiza la representación de las minorías en los cuerpos deliberativos y directivos de los sindicatos, obliga a presentar declaraciones juradas y fija medidas para “democratizar las obras sociales”.
Aunque hay vasos comunicantes sólidos con los gremios del transporte, la irrupción de la nueva mesa del sector es una mala noticia para el sector dialoguista de la CGT: ¿cómo negociará con el Gobierno si no puede controlar un rubro tan decisivo? Aun así, en la fracción moderada relativizan la importancia de la Mesa Sindical del Transporte: creen que los une más el espanto a Javier Milei que el amor a los mismos objetivos y que tarde o temprano se terminarán separando por sus clásicas diferencias.
Aunque la misma conformación de la Mesa Sindical del Transporte demuestra que los dialoguistas pagan un precio por su decisión de buscar un acercamiento al Gobierno, hasta ahora no le fue tan mal a ese sector de la CGT: el decreto reglamentario de la reforma laboral, que por fin se publicó esta mañana en el Boletín Oficial, da respuesta positiva a dos de sus objeciones a la Ley Bases.
Por un lado, precisa los alcances de la figura del trabajador independiente que puede tener hasta otros 3 autónomos a cargo. Por otro, desechó el pedido cegetista de incorporar en el artículo “anti-bloqueos” un procedimiento previo ante la Justicia, como el que existe en el pedido de desafuero a los delegados, para que se pudiera despedir con causa a los que participen de los bloqueos, aunque el Gobierno decidió no reglamentar el artículo: esa fue una fórmula consensuada entre el secretario de Trabajo, Julio Cordero, y un negociador de la CGT: los dialoguistas lo terminaron aceptando porque temían que cualquier reglamentación fuera más dura que el artículo vigente. “Lo importante es que la redacción final no empeorara lo que dice la ley, y eso lo logramos”, se jactó un jefe cegetista.
Por otro lado, Francos le dio el gusto a la CGT al frenar el proyecto de Democracia Sindical en Diputados que consensuaron la UCR, el PRO, La Libertad Avanza, la Coalición Cívica, Hacemos Federal e Innovación Federal, en un texto que unificó una veintena de iniciativas sobre el tema.
Este martes, todo estaba listo para que el titular de la Comisión de Legislación del Trabajo de Diputados, el radical Martín Tetaz, reuniera 16 de las 31 firmas necesarias para emitir el dictamen de mayoría del proyecto, pero la orden que recibieron los 5 diputados de La Libertad Avanza que integran ese grupo legislativo fue no avalar la iniciativa. El PRO iba a hacer lo mismo a pedido de Francos, pero se rebelaron algunos diputados y finalmente decidieron mantener su apoyo al proyecto. El intento de aprobar el dictamen también se frustró por las negociaciones del diputado nacional Sergio Palazzo (Unión por la Patria), que es titular del gremio bancario, entre otras bancadas legislativas. Ahora, en el radicalismo deslizan que el dictamen del proyecto de Democracia Sindical podría tratarse en comisión el martes próximo, aunque aún no dan los números para aprobarlo y se exponen a otro fracaso.
Hay dos caras del sindicalismo ante el Gobierno. La mayoría de la CGT se conforma con haber atenuado dos puntos de la reforma laboral y el freno al proyecto de Democracia Sindical, mientras busca una audiencia con un funcionario libertario clave. Pero los sindicatos del transporte se pintarán la cara esta tarde contra Milei e incluso ya libran su propia batalla los gremios docentes de la CGT: harán este jueves un paro de 24 horas en las universidades nacionales en contra del veto a la ley de financiamiento universitario y convocaron a la marcha del 2 de octubre por el mismo reclamo.
El anuncio se hizo este miércoles durante una conferencia de prensa realizada en la sede de la CGT de la que participaron dos de sus cotitulares, Pablo Moyano y Carlos Acuña, más el secretario de Políticas Educativas, Sergio Romero, que lidera la Unión Docentes Argentinos (UDA), y titulares de sindicatos universitarios como Daniel Ricci, de FEDUN, y Walter Merkis, de FATUN.
Allí, el dirigente de Camioneros dijo: “Vamos a estar en la calle apoyando la ley que se votó hace pocos días en el Congreso. Y ojalá que aquellos diputados que tienen una oportunidad histórica de darle el aumento que merecen los trabajadores de la educación argentina no traicionen el voto de los trabajadores”. Romero, por su parte, advirtió que “el sistema educativo está en crisis, no solamente las universidades”, y que el 60% de los docentes universitarios cobra salarios por debajo de la línea de pobreza, aunque le hizo un guiño al Gobierno: señaló que hay que “buscar el diálogo” para superar los problemas de la educación en la Argentina y “salir del esquema del conflicto permanente”.
Para graficar las dos caras del sindicalismo, en la rueda de prensa donde los gremios universitarios le declararon la guerra al Gobierno no había ningún dirigente del ala dialoguista de la CGT.