Cómo es la superbacteria Klebsiella que consigue eludir a los antibióticos
Generalmente, las superbacterias afectan más a las personas que están internadas en hospitales o que tienen problemas de salud como las inmunocomprometidas. Pero existe ahora un nuevo linaje de la bacteria Klebsiella pneumoniae, que preocupa y fue motivo de un llamado de atención por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El linaje se conoce técnicamente como “hvKp ST23-K1″ y combina varias características que fueron el motivo para que se disparara la inquietud por su propagación en el mundo.
Por un lado, ese linaje presenta hipervirulencia: puede causar más infecciones graves y potencialmente fatales en personas que estaban sanas en comparación con la Klebsiella clásica. Por otro, el linaje es resistente a un antibiótico usado como una de las últimas líneas, como los carbapenémicos. La OMS recomendó que las autoridades sanitarias y los laboratorios deben estar preparados para identificar al nuevo patógeno hipervirulento y resistente a los antibióticos de manera temprana.
Qué es la bacteria Klebsiella
La bacteria Klebsiella pneumoniae fue descrita por primera vez en 1882 por el microbiólogo alemán Carl Friedlander. Fue a partir de muestras de personas que habían muerto de neumonía.
Durante las últimas décadas, se han observado cepas de la bacteria Klebsiella que pueden causar infecciones graves en individuos sanos y pueden producir infecciones invasivas. En el inicio esas cepas hipervirulentas se identificaron en pacientes en Asia, explicó a Infobae la doctora Alejandra Corso, jefa del Servicio Antimicrobianos, del Instituto ANLIS/Malbrán de la Argentina.
Por otra parte, también se ha encontrado que cepas derivadas de la Klebsiella clásica tienen mecanismos de resistencia a algunos antibióticos.
Ahora, lo que preocupa es la emergencia del linaje “hvKp ST23-K1″. Es decir, aumentan los aislamientos de “Klebsiella pneumoniae hipervirulenta ST23 portadora de genes de carbapenemasa”, que combina tanto la hipervirulencia como la resistencia a medicamentos, de acuerdo con la doctora Corso.
En marzo de 2019, el linaje se identificó en Irlanda. Luego, más países de Europa lo notificaron. A principios de este año, la OMS pidió a los países información sobre la presencia del linaje en pacientes.
Doce de los 43 países que respondieron notificaron la presencia del linaje: Argentina, Argelia, Australia, Canadá, Filipinas, India, Irán, Japón, Omán, Reino Unido, Suiza y Tailandia.
En Chile también se encontró la bacteria en un paciente que había sido afectado por COVID-19: Los investigadores publicaron el hallazgo el año pasado en la revista Microbiology Spectrum.
Tras la recopilación de datos, los expertos de la agencia sanitaria de Naciones Unidas evaluaron que el riesgo de la transmisión del linaje a nivel mundial es “moderado”, al tener en cuenta “los retos que plantea la vigilancia y la falta de información sobre las tasas de testeos de laboratorio”.
Reconocieron que “la información y los conocimientos sobre los mecanismos que potencian la capacidad de la bacteria para causar la enfermedad son aún incompletos”. Se necesita más investigación para desarrollar herramientas de diagnóstico que estén disponibles en países con una capacidad de laboratorio limitada.
También resaltaron que es necesario descubrir tratamientos dirigidos no solo a las infecciones multirresistentes, sino también a las infecciones causadas por las cepas hipervirulentas.
Cuál es la situación de las Américas
Para la región de las Américas, los expertos de OMS advirtieron que no se hace una vigilancia sistemática que permita la identificación rutinaria del linaje de Klebsiella “hvKp ST23-K1″. Y señalaron que los sistemas de salud y los servicios sanitarios de algunos países pueden encontrar dificultades para identificar y responder adecuadamente a los casos de pacientes con la infección.
Desde Colombia, el doctor Germán Esparza, profesor de microbiología clínica y antimicrobianos en la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá, y consultor para la Organización Panamericana de la Salud, dijo a Infobae: “En América Latina, se debe mejorar la detección del nuevo linaje de la bacteria Klebsiella a través de los laboratorios de microbiología diagnóstica en hospitales y clínicas. También se deberían fortalecer los laboratorios de salud pública que dependen de las autoridades sanitarias de cada país”.
Para esa detección a tiempo, “se requiere que el personal de cada laboratorio cuente con capacitación e insumos para utilizar herramientas especializadas, como las de la biología molecular que pueden detectar tanto los marcadores de virulencia como los genes de resistencia. Así se podrá determinar la presencia del linaje”.
Desde el punto de vista médico, “en la región además se necesita empezar por la sospecha en cada paciente con base en los síntomas y los signos. De esta manera, se puede indicar el estudio, hacer el diagnóstico y se pueden tomar medidas para contener su diseminación y dar un tratamiento adecuado “, afirmó Esparza.
El especialista detalló que “cuando un paciente tiene infección por Klebsiella en sitios inusuales del organismo, como el cerebro, la próstata o en el ojo, se puede sospechar que se trata de la cepa hipervirulenta. En esos casos se debería hacer un estudio molecular”.
Cómo protegerse frente al riesgo de la superbacteria
En 2011, el doctor Thomas Russo, de la Universidad de Buffalo en los Estados Unidos, atendió a un joven, sin enfermedades previas, que requirió hospitalización durante meses por la infección con la cepa de la bacteria Klebsiella hipervirulenta.
El paciente se recuperó totalmente, pero Russo se alarmó porque el patógeno era capaz de infectar a personas sanas de la comunidad y, con el tiempo, podía volverse resistente a los medicamentos. Y fue lo que finalmente ocurrió.
Desde entonces, Russo investiga a la bacteria, y publicó un trabajo días atrás en la revista eBioMedicine. En diálogo con Infobae dijo: “Todavía estamos aprendiendo cómo se propaga el linaje hvKp ST23, pero probablemente sea a partir de alimentos o agua contaminados o por el contacto íntimo con alguien ya colonizado (por ejemplo, portador pero no infectado) o infectado”.
Como prevención, se debería evitar el contacto cercano con alguien que se sabe que está colonizado o infectado por la bacteria, aconsejó.
“Además, una buena higiene de manos siempre es una buena idea y podría ser valiosa”, resaltó, aunque reconoció que aún hay lagunas en el conocimiento sobre la transmisión.