Herencia, actividad física y cuidados: las claves de la prevención del cáncer de mama
El cáncer de mama es el tumor más frecuente entre las mujeres en Argentina. Asimismo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en todo el mundo se diagnosticaron 2,3 millones de casos en mujeres en 2022, y se registraron 670 000 defunciones por esa enfermedad. Es por este motivo que su prevención, diagnóstico temprano y tratamiento adecuado son pilares fundamentales para enfrentarlo. Siendo que mantener una vida activa es una de las herramientas clave para reducir el riesgo de desarrollar esta patología y para mejorar la recuperación de quienes ya tuvieron el diagnóstico.
“El ejercicio mejora la salud cardiovascular en toda población, pero especialmente en pacientes que atravesaron un cáncer de mama, dado que ayuda a mejorar la circulación, capacidad aeróbica y la presión arterial”, explicó la doctora María Florencia Calvo (MN 129537), médica especialista en mastología y cirugía mamaria del Hospital Italiano de Buenos Aires.
Además, en el marco del Mes de Concientización del Cáncer de Mama, agregó que la actividad física “colabora con el manejo de los síntomas climatéricos asociados a algunos de los tratamientos y sobre todo aporta una sensación subjetiva de bienestar, manejo de estrés, ansiedad y síntomas emocionales subjetivos que muchas veces acompañan a un diagnóstico de cáncer”.
Durante las Jornadas Nacionales de Mastología, organizadas por la Sociedad Argentina de Mastología (SAM) y la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Mar del Plata, se destacó la importancia de involucrar activamente a las pacientes en su propio cuidado. En este evento, celebrado en septiembre, se discutieron temas como la importancia de la actividad física, el impacto de la herencia en el cáncer de mama y el cuidado de la piel en la etapa posterior al tratamiento.
El encuentro, que sirvió como antesala de este particular mes que se conmemora en octubre, se busca empoderar a las mujeres en su proceso de sanación y promover un mayor conocimiento sobre la enfermedad. Asimismo, durante esta efeméride se les brinda “un espacio en el que puedan formarse y aprender más sobre su proceso de enfermedad y ser protagonistas de su propia historia”, según indicaron en un comunicado de prensa emitido por la SAM.
El ejercicio, clave para mejorar la salud y reducir riesgos ante el cáncer de mama
Lo cierto es que, según los expertos, el ejercicio no solo mejora la salud cardiovascular, sino que también puede prevenir la sarcopenia, una pérdida de masa muscular que aumenta la fragilidad en personas mayores. Además, destacó que contribuye a mejorar el rango de movimiento articular, lo que aporta beneficios a largo plazo en la movilidad y calidad de vida de los pacientes.
En ese tono, la doctora Calvo subrayó que “el remo, dadas sus características, ofrece una forma de drenaje linfático mecánico natural, que ayuda a mejorar en algunos casos el linfedema, que puede desarrollarse en mayor o menor medida luego de una cirugía axilar”.
Incluso, señaló que la actividad física debe ser acorde al potencial aeróbico de la persona que atravesó el tratamiento y debe adaptarse a su edad y condición física. Esto garantiza que las pacientes reciban un tratamiento integral y personalizado, lo cual resulta fundamental para su recuperación a largo plazo.
Además de los beneficios físicos, mantener una vida activa reduce el riesgo de problemas como infartos, accidentes cerebrovasculares y otras complicaciones cardiovasculares, incluso mejora la calidad del sueño, aumenta la autoestima y favorece una percepción más positiva del cuerpo. A largo plazo, ofrece beneficios tanto en el plano físico como emocional, ya que también fomenta la socialización y “el manejo de la ansiedad y el estrés”, señalaron.
“El hábito del ejercicio es trabajoso de incorporar en quien no lo ha realizado previamente”, explicó Calvo. Por ello, recomienda que las pacientes comiencen con actividades graduales, que no sean demandantes en exceso, para minimizar la frustración. “Cuánto más importante el bienestar físico logrado, más permanencia logran las pacientes en la actividad y mejor se sienten”, añadió.
El impacto de los antecedentes familiares
Por otro lado, el componente hereditario del cáncer de mama fue un tema central en las jornadas. Desde la SAM explicaron que “un tercio de las personas con diagnóstico de cáncer tiene familiares cercanos que también tuvieron la enfermedad”. Este antecedente aumenta la probabilidad de desarrollar el tumor, por lo que se recomienda realizar estudios genéticos para determinar el riesgo.
“Entre el 5-10% de los cánceres se producen por errores genéticos (mutaciones) que se heredan. En estos casos, el riesgo de desarrollar la enfermedad puede ser muy elevado, alcanzando a veces valores tan altos como el 80% y en algunos casos el 100% a lo largo de la vida”, detalló la doctora Silvina Sisterna (MP 117256), especialista en genética médica, ginecología y obstetricia del Hospital Privado de Comunidad de Mar del Plata.
Según la doctora Sisterna, existen varias pautas clave que pueden hacer sospechar una predisposición hereditaria al desarrollo de un tumor mamario. Entre los factores mencionados se incluye la aparición del cáncer a edades tempranas, un riesgo incrementado de recurrencia después del tratamiento, y la presencia de antecedentes familiares de cáncer en otros órganos.
La especialista mencionó varias señales importantes que podrían indicar una predisposición hereditaria al cáncer de mama. Entre ellas:
- Diagnóstico de cáncer a edad temprana.
- Presencia de cáncer bilateral o multicéntrico.
- Cáncer triple negativo.
- Dos o más familiares afectados por el mismo tipo de cáncer.
- Cáncer en más de una generación familiar.
- Dos tumores primarios en una misma persona.
- Cáncer en el género menos frecuente, como el cáncer de mama en hombres.
- Aparición de tumores raros, como el cáncer medular de tiroides, tumores desmoides, feocromocitomas o retinoblastomas.
- Pertenencia a etnias de riesgo, como los Judíos Askenazíes.
La detección temprana de estos casos permite establecer estrategias preventivas más rigurosas, como controles a edades más tempranas o incluso la opción de una cirugía preventiva, como la mastectomía. “Cuando se identifica una alteración en un gen de predisposición al cáncer de mama, es probable que los controles posteriores al diagnóstico de cáncer de mama sean más rigurosos que en una paciente no portadora de una mutación”, añadió Sisterna.
Cuidado de la piel post tratamiento
El cuidado de la piel también es crucial para quienes han atravesado un cáncer de mama. La doctora Ana Mariela Motta (MN 107930), miembro de la Sociedad Argentina de Mastología, recomendó utilizar cremas hidratantes y restauradoras al menos dos veces al día, productos suaves y sin perfume, como jabones neutros, y tomar duchas cortas con agua tibia. También subrayó que es esencial evitar el sol y beber suficiente agua para mantener la piel hidratada.
“Es importante recordar que los cambios en la piel durante el tratamiento son transitorios. Por eso es clave comunicarse con el equipo médico y seguir sus recomendaciones para lograr una recuperación exitosa”, afirmó Motta.
Es por ello que enumeró una serie de consejos:
- Utilizar cremas hidratantes y restauradoras al menos dos veces al día.
- Utilizar productos suaves y sin perfume, como jabones neutros.
- Tomar duchas cortas con agua tibia, y secar la piel delicadamente con una toalla suave.
- Beber suficiente agua para mantener una buena hidratación.
- Utilizar ropa cómoda y de fibras naturales para evitar irritaciones en la piel.
- Protegerse del sol: usando protector solar con FPS alto, incluso en días nublados o lluviosos para prevenir o reducir manchas en la piel y sombreros y ropa de mangas largas al estar al aire libre.
“Mantener una piel saludable utilizando los productos apropiados y siguiendo las recomendaciones nos ayudará a minimizar los efectos secundarios”, indicó Motta. Vale destacar que el encuentro en Mar del Plata permitió a pacientes y profesionales de la salud compartir experiencias y trabajar de manera colaborativa en estrategias de cuidado.
“Es más fácil trabajar por un objetivo común cuando es en forma colaborativa”, sostuvo la doctora Calvo. Y concluyó: “Es una manera de darle relevancia a las necesidades de la paciente y ponerlas en agenda, compartiendo espacio con muchos de los mismos profesionales que las acompañan diariamente”.