Día Mundial de la Fertilidad: cuáles son los malos hábitos para lograr una buena salud reproductiva
Cada 4 de junio se conmemora el Día Mundial de la Fertilidad, una fecha destinada a generar conciencia sobre las dificultades para concebir que enfrentan millones de personas y destacar la importancia de acudir a profesionales de la salud ante los primeros indicios de problemas reproductivos. En ese sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió acerca de los malos hábitos que afectan a la salud reproductiva de forma directa.
De esta forma, el organismo informó que “la infertilidad afecta a millones de personas y tiene un impacto en sus familias y comunidades. Se estima que aproximadamente una de cada seis personas en edad reproductiva en todo el mundo experimenta infertilidad a lo largo de su vida”. Entre los factores que inciden en esta condición, la entidad remarcó la influencia negativa de conductas como el tabaquismo, la ingesta excesiva de alcohol y la obesidad.
A esos hábitos, se suman otras amenazas: “La exposición a contaminantes ambientales y toxinas puede ser directamente tóxica para los gametos (óvulos y espermatozoides), lo que resulta en una disminución de su número y mala calidad”, señaló la OMS.
En relación con las causas, la organización explicó que en el caso de los varones, las dificultades suelen estar vinculadas con problemas en la eyección del semen, alteraciones en la cantidad, forma o movilidad de los espermatozoides. En el aparato reproductor femenino, los inconvenientes se relacionan con alteraciones en ovarios, útero, trompas de Falopio o el sistema endocrino.
Las recomendaciones de médicos expertos
El doctor Agustín Pasqualini, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR), señaló que el estilo de vida es un eje clave en la salud reproductiva. “Cuando un paciente o una pareja llega a la consulta, lo primero que hacemos es mencionarles estos factores y fomentar un estilo de vida más saludable, que sabemos que impacta directamente en la fertilidad tanto del varón como de la mujer”.
En ese contexto, la Asociación Civil Concebir y SAMeR lanzaron una campaña conjunta por el Mes Internacional del Cuidado de la Fertilidad, que se desarrolla a lo largo de junio. Ambas organizaciones buscan informar sobre la importancia de los hábitos diarios en las posibilidades de lograr un embarazo.
La presidenta de Concebir, Ana Claudia Ceballos, explicó que muchas personas llegan a la consulta “con cierta inquietud y ansiedad, lo que hace que sea difícil implementar cambios en el estilo de vida. Sin embargo, el deseo de tener un hijo, afortunadamente, suele ser un motor muy eficaz para impulsar las actitudes necesarias en este sentido”.
La contaminación y sus efectos en la fertilidad
Una investigación reciente volvió a encender las alarmas en torno a los efectos de la contaminación. En Italia, un grupo de científicos liderado por Luigi Montano detectó microplásticos en el líquido folicular de mujeres que estaban realizando tratamientos de fertilización in vitro. El hallazgo fue publicado en la revista Ecotoxicology and Environmental Safety.
“El hallazgo de microplásticos en el líquido folicular es un indicio de que estos contaminantes pueden estar afectando el desarrollo de los óvulos”, explicó Montano. Aunque el estudio no comprobó una relación directa con los resultados de los tratamientos de fertilidad, sí detectó una correlación con los niveles de hormona foliculoestimulante (FSH), lo que podría influir en el equilibrio hormonal.
Los microplásticos son fragmentos menores a 5 milímetros, provenientes tanto de la degradación de productos de mayor tamaño —como bolsas o envases— como de artículos diseñados con esa dimensión, como ciertos cosméticos. Estos compuestos ya fueron hallados en alimentos, agua, aire y organismos humanos.
El riesgo principal de estas partículas se relaciona con los químicos que portan. Muchas contienen bisfenol A (BPA), ftalatos y compuestos perfluorados (PFC), sustancias reconocidas como disruptores endócrinos por su capacidad para interferir en el sistema hormonal, con consecuencias posibles en la reproducción, el metabolismo y el desarrollo neurológico.
El estudio de Montano se realizó en un centro especializado de la ciudad de Salerno. Allí se analizaron 18 muestras de líquido folicular, y en 14 pacientes se encontraron microplásticos. La preocupación gira en torno a su potencial influencia en el proceso de maduración de los óvulos.
El doctor Fabián Lorenzo, vicepresidente de SAMeR, remarcó que aunque aún no se comprendan por completo los efectos de estos elementos, se debería prestar atención a las variables que sí se pueden modificar. “Si bien todavía no sabemos cómo puede afectar la fertilidad, a lo que sin dudas nos invita es a modificar todos los factores sobre los cuales sí tenemos injerencia, como lo son el estilo de vida, el control del peso, la alimentación, evitar el tabaco y el alcohol y realizar actividad física”.
El estrés también figura como una variable a considerar. Según la psicóloga Luciana López Ayala, integrante del equipo de Concebir, la imposibilidad de quedar embarazada o la repetición de tratamientos sin éxito genera tensiones considerables.
“Desde el equipo de psicología de Concebir ofrecemos un espacio de reflexión y elaboración en el cual podamos valorar antecedentes, estudios, factores de riesgo, estilo de vida y demás cuestiones importantes para poder tomar una posición activa frente al proceso y, al mismo tiempo, trabajar todo lo relacionado con situaciones de tensión, estrés y ansiedad, atendiendo a la singularidad de cada caso”, señaló.
Una tendencia creciente en los consultorios es la disminución de la reserva ovárica en mujeres jóvenes y del recuento espermático en hombres. El doctor Pasqualini indicó que la contaminación ambiental, los disruptores endócrinos y los cambios en el estilo de vida pueden estar entre las causas.
La importancia de consultar a tiempo
La desinformación y la demora en consultar con especialistas son obstáculos que, según los profesionales, impiden actuar a tiempo. El doctor Lorenzo indicó que existen causas no modificables de infertilidad, como enfermedades o el envejecimiento reproductivo.
“Sabemos que la fertilidad, principalmente femenina, se reduce notablemente principalmente a partir de los 35 años. En el varón, si bien el impacto es más progresivo, también se observa una disminución en la calidad espermática con la edad, algunos proponen a partir de los 45 años y otros a partir de los 50”, afirmó.
Pasqualini también propuso un cambio de enfoque en la planificación reproductiva. “Considero que es importante evaluar todas las herramientas con las que contamos hoy en día, y considerar sustituir el concepto de planificación familiar por el de planificación reproductiva, que engloba la vitrificación de óvulos y la criopreservación de semen”.
En ese sentido, destacó que muchas personas ya se están acercando de forma anticipada a evaluar su fertilidad. “Hoy en día, estamos notando que cada vez más personas que inician una búsqueda proactiva de información sobre su fertilidad, lo cual consideramos un aspecto muy positivo”, dijo.
Lorenzo cerró con una advertencia clave: “Se suele creer que una pareja debe esperar un año desde que inicia la búsqueda del embarazo hasta que consulta. Esto no es así, principalmente si hay signos de alerta, como ciclos irregulares, antecedentes de infecciones pélvicas, endometriosis (dolor) o cualquier antecedente en los genitales masculinos. Consultar con un especialista en medicina reproductiva a tiempo puede evitar tratamientos complejos o tardíos. Además, es importante asesorarse con un especialista en caso de querer postergar la maternidad o paternidad”.
Como parte del acceso a la información, los expertos mencionaron que existen recursos digitales como Fertilmente, una herramienta de Merck que ofrece contenidos relacionados con la fertilidad, el impacto de las infecciones de transmisión sexual y el vínculo entre obesidad y reproducción. Entre sus funciones se encuentra Ovometer, una calculadora que permite estimar la cantidad de óvulos sanos disponibles en distintas etapas de la vida.
Fuente: Ambito
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