Revive la nostalgia de las cámaras de colores y su impacto en nuestra juventud
Todos tenemos un artículo tecnológico que siempre quisimos en nuestra infancia o adolescencia, desde un juguete, pasando por una consola de videojuegos, hasta llegar a una cámara de colores. Esta última era el sueño de muchos, porque cambiaba el tradicional diseño plateado o negro, por uno de tonos más llamativos y variados.
Sony fue la empresa que lideró esta tendencia, aunque no fue la única marca, que durante la primera década de los 2000 se convirtió en la aspiración de muchos jóvenes por querer tener un cámara para llevar a sus fiestas, tomarse fotos con los amigos en el colegio y después hacer videos en Movie Maker con canciones de RBD, Panda, Reik o Blink-192 de fondo, para subir a Facebook.
Durante esa época, este tipo de cámaras estaban en su mejor momento. La fotografía dejó de ser solo de los profesionales y en las casas de muchos empezaron a aparecer estos dispositivos que mejoraban la experiencia de las cámaras de rollo, al permitir mayor almacenamiento y ver las imágenes desde una pequeña pantalla.
La historia de las cámaras de colores
A inicios de los 90 surgieron las primeras cámaras digitales en el mundo. Atrás quedaba la tecnología del rollo fotográfico que limitaba la experiencia del usuario y solo se podía ver las imágenes una vez se iban a ‘revelar’.
Sin embargo, no fue hasta los 2000 que esta tecnología empezó a masificarse en Latinoamérica. Su precio en ese momento la convertía en una opción poco accesible, pero con el paso de los años y la llegada de más marcas al mercado compacto, fue posible que en las casas de muchos apareciera una cámara digital.
En el inicio de esa tendencia, Sony lanzó una línea llamada Cyber-shot que se enfocaba en el público casero, por lo que eran dispositivos sencillos, pero ideales para tomar fotos de un paseo, un cumpleaños, el grado de un hijo o la llegada de un nuevo bebé.
Luego, en 2004, aparecieron las versiones DSC de estos modelos y ahí nació el deseo de muchos por tener una cámara rosada, verde, azul o roja. Esta era una mirada mucho más enfocada en los jóvenes de la época, que nos gustaba incluir la cámara en la imagen, con las icónicas fotos frente al espejo.
Así empezó una línea de dispositivos, que aún se mantiene vigente, ya que todavía se pueden comprar versiones nuevas y en internet hay opciones de segunda mano a precios muy bajos.
La tecnología detrás de las cámaras de colores
Para ese momento las cámaras compactas tenían un rol importante en la vida de las familias. No había celulares tan avanzados que permitieran tomar buenas fotografías y por eso era un deseo de muchos.
Durante esa primera década de los 2000 empezaron a surgir diferentes avances en estos dispositivos, que contaban con modos y sistemas que marcaban la diferencia. Por ejemplo, algunas cámaras tenían opciones para evitar los ojos rojos en las fotos, enfocar el rostro de las personas, detectar una sonrisa y en ese momento hacer la captura, grabar en tonos sepia o blanco y negro, estabilización de imagen y fotos panorámicas.
Todo esto se fue sumando con el tiempo en diferentes modelos, que iban mejorando la calidad del contenido capturado. En 2004, la primera versión tenía apenas 5.1 megapixel y 3x de zoom, mientras el modelo que salió en 2014 ya contaba con 20.1 megapixels, 5x de zoom, y podía grabar video HD en 720p.
Otros dispositivos con diseños y colores variados de esa época eran Cannon S100, Samsung PL210, Olympus Stylus y la línea COOLPIX de Nikon. Algunos de estos modelos se encuentran disponibles en el mercado de segunda mano e incluso, en el caso de Sony, hay versiones nuevas en la tienda oficial de la marca y en Amazon.