Política

El PJ sepulta la etapa de Alberto Fernández y apura la discusión por la renovación

Alberto Fernández presentó un pedido de licencia para la presidencia del PJ, que será tratado en el congreso partidario del 22 de octubre (Esteban Collazo/)

La decisión de los referentes del Partido Justicialista (PJ) de acordar el llamado a un nuevo congreso partidario para el 22 de marzo fue la formalidad que marcó el final de una etapa. Lo que quedaba de la presencia de Alberto Fernández en el peronismo partidario, quedó sepultado con el pedido de licencia que realizó frente a una falta de consenso y fortaleza que ya era insostenible.

La semana pasada el ex mandatario ya tenía decidido presentar la licencia y abrirse de la conducción del partido. Lo terminó de definir en medio del estallido de la causa por los seguros que se contrataban para darle cobertura a los jubilados y pensionados que tomaban créditos de la ANSES. Volvió de Madrid con la idea de dar un paso al costado y terminó coordinando con el formoseño Gildo Insfrán los términos de su salida.

Fernández tiene pensado construir gran parte de su vida en el exterior, motivo por el que resultaba inviable intentar participar en la discusión de la renovación del peronismo, además de que su imagen y su rol sufrieron un gran desgaste puertas adentro de la coalición. Sin embargo, expresó su voluntad internamente. Manifestó la necesidad de que haya elecciones amplias y transparentes para renovar las autoridades. Sin dedo y con votos.

“La salida de Alberto descomprime y agiliza la discusión por la reconstrucción del peronismo”, se sinceró un importante ex funcionario del gobierno nacional. La consolidación del discurso de Javier Milei y la nueva estrategia de consenso con los gobernadores, empujan a la alianza peronista a los márgenes del escenario político. Hasta el momento Cristina Kirchner y los bloques de legisladores se han encargado de sostener el discurso más crudo y la centralidad opositora. Pero hace falta más cohesión interna.

Fernando Gray Facundo Moyano Florencia Cañabate y Juan Zabaleta
Fernando Gray Facundo Moyano Florencia Cañabate y Juan Zabaleta. Un encuentro de peronistas anti K

En el mapa de la renovación empiezan a fundirse voces sueltas. Ayer, por ejemplo, hubo un caso representativo. El intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray; el ex jefe comunal de Hurlingham, Juan Zabaleta; y el Secretario General Adjunto del gremio de los peajes, Facundo Moyano, se reunieron en el centro de Monitoreo del Peaje Hudson. Una foto y una línea de coincidencia: disputarle el PJ Bonaerense a Máximo Kirchner.

A diferencia de Fernández, el líder de La Cámpora no tiene pensado dar un paso al costado de la conducción partidaria. Su mandato se vence en abril del 2025. En términos formales, tiene todo el año para construir su continuidad o la de algún referente cercano. Desde el sector opositor interno piden elecciones y que dé un paso al costado. “Cuando el peronismo pierde las elecciones, los presidentes del partido deben renunciar. Siempre fue así. Como lo hizo Néstor (Kirchner) en el 2009″, aseguró Gray.

El intendente de Esteban Echeverría está distanciado del kirchnerismo y fue el único que judicializó la designación de Kirchner como presidente del PJ Bonaerense. Ahora entiende que Alberto Fernández debe renunciar, en vez de pedir licencia. ¿Cuál es la diferencia? Que, aún licenciado, sigue siendo el presidente del partido y podría volver con facilidad en el lapso de tiempo que falta hasta el final del mandato, en abril del año que viene.

Esa postura será la que lleve al congreso partidario, que se realizará el 22 de marzo y en el que la plana mayor del peronismo espera iniciar la carrera hacia una renovación del espacio político. Los congresales deben tratar el pedido de licencia del ex presidente de la Nación, aunque para la dirigencia que sostiene a flote el PJ, Fernández ya es parte del pasado. “Es solo una salida elegante”, advirtió un nombre propio que integra la mesa chica del partido. Ya está. Se terminó.

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Miguel Pichetto, Gildo Insfrán y Guillermo Moreno, la vieja guardia peronista que busca coincidencias para meterse en la discusión renovadora

Por otro carril, más mediático y difundido por las redes sociales, avanza el ex secretario de Comercio Guillermo Moreno, que esta semana formó parte de un encuentro con el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, y el diputado nacional Miguel Pichetto, que actualmente preside un bloque heterogéneo donde confluyen los diputados del peronismo cordobés, el peronismo que formó parte del gobierno de Mauricio Macri, el socialismo y la Coalición Cívica.

“Yo creo que hay que confluir, hay que dialogar, hay que trabajar para que las estructuras orgánicas del partido se puedan democratizar y que además las discusiones tengan también una visión más moderna, más lúcida, que te permita discernir en qué mundo estamos viviendo y para dónde vamos”, sostuvo Pichetto en un programa que comenzó Moreno en Radio 10. Fue una señal clara de que el peronismo sigue estando en su radar, más allá de su ubicación actual en el organigrama político.

El pedido de Alberto Fernández para que haya múltiples listas y elecciones partidarias es apoyado por Cristina Kirchner y toda su fuerza política. Cuando en ambas terminales definen los límites de la convocatoria, aparece el nombre del diputado rionegrino. “Que vengan todos a discutir adentro. Desde Pichetto hasta Llaryora. Desde Moreno hasta Grabois”, expresaron cerca de los ex presidentes.

El gobernador de Córdoba es el gran ausente en la discusión que se puso en marcha. Sigue estando alejado de la línea mayoritaria del peronismo, tal como sucedió con su antecesor Juan Schiaretti. Son parte de un partido provincial que tiene en la agenda del 2025 sumar el primer ladrillo de un espacio peronista que no contenga al kirchnerismo. Llaryora se proyecta hacia el 2027, aunque no lo haga público.

Ricardo Quintela en el acto de Cristina Kirchner
Cristina Kirchner sigue siendo la líder de una parte importante el peronismo que contiene a legisladores, gobernadores e intendentes (@PJdelarioja)

El mandatario cordobés es una figura importante del nuevo tiempo del peronismo. “Hay que empezar a mirar más seguido hacia Córdoba”, reflexionó un intendente del conurbano bonaerense. En el amplio espectro nacional y popular, como suelen definirlo los dirigentes, muchos ven en él una cara nueva que podría cautivar a las masas. Un desconocido para las mayorías. “Aire fresco”, definió un legislador del peronismo del interior.

Existe una línea de diputados nacionales que integran el bloque de Unión por la Patria (UP) y ven en el cordobés una figura interesante para seguir. Mucho más después de mostrar en público su versatilidad para estar cerca del poder nacional pero sin ser parte, y tensar la cuerda al máximo cuando lo quieren – en este caso específico Javier Milei – denostar en público. Audaz y pragmático, su exposición lo ayuda a construir un perfil público nacional casi desde cero, aunque corra el riesgo de que su imagen se desgaste excesivamente.

Varios de esos legisladores son parte del grupo de WhatsApp “Federales”, que administra la ex ministra de Desarrollo Social Victoria Tolosa Paz, y que ya pasó los 60 integrantes, de los 99 que tiene la estructura que preside Germán Martínez (con el pasar de los días se sumaron legisladores K). Enfrentada a La Cámpora, pero de buena convivencia en los metros cuadrados del bloque opositor, la diputada está abriendo canales con los gobernadores y trabaja cerca de Axel Kicillof, por el solo hecho de ser el gobernador de la provincia que representa en su banca. Verticalidad peronista.

Muchos de los diputados que están en ese grupo se reunieron el último viernes, luego de la apertura de las sesiones ordinarias que hizo Milei, en la terraza del edificio donde el ex secretario de medios Pepe Albistur y la actual diputada nacional tienen oficinas, a pocos metros de la Casa Rosada. Estuvieron los ex gobernadores Juan Manzur (Tucumán) y Sergio Uñac (San Juan), la jujeña Carolina Moises y un puñado de diputados que responden a Sergio Massa, entre otros 40 legisladores. Una charla horizontal donde no hubo exponentes del camporismo o el kirchnerismo duro.

Congreso del PJ en Ferro
El congreso nacional del PJ, presidido por Gildo Insfrán, se llevará a cabo el 22 de marzo

El peronismo no solo acelera su renovación en la superficie, con los nombres propios más conocidos y de extensa trayectoria en sus provincias. También hay grupos que nuclean a militantes que en los gobiernos peronistas ocupan lugares relevantes en la estructura del Estado. Caras desconocidas que, nuevamente en el llano, se apegan a la idea que los representa y la empujan con decisión. En un escenario sin líderes claros, la discusión se abre por todas las puertas.

Uno de los grupos que más dirigentes contiene es la Red Federal Peronista, que una semana atrás sacó un comunicado bajo el título “Es tiempo de renovación dirigencial para una nueva Argentina”. Es una espacio que tiene una actitud muy crítica respecto al último gobierno. Alcanza una frase del texto publicado el 1 de marzo para entender la identidad: “Nadie desconoce que el actual Presidente asumió con un desorden macroeconómico de grandes proporciones que requería tomar medidas para corregir años de desequilibrios en las cuentas públicas”.

En ese espacio hay también diputados nacionales y provinciales, funcionarios de gobiernos provinciales, concejales y dirigentes de base. Plantean la necesidad de que el peronismo ejerza un “modelo capitalista con reglas de mercado y un Estado que regule y brinde servicios de calidad”. Desde ese sector llevaban varias semanas pidiendo la salida de Alberto Fernández de la presidencia del PJ y la construcción de espacios nuevos para discutir un programa político y nuevos liderazgos.

El peronismo se está moviendo. En diferentes niveles y con distintos alcances. De menor a mayor o viceversa. Es una discusión horizontal donde el peso específico de Cristina Kirchner y La Cámpora mantienen al kirchnerismo como el sector predominante. Pero esa conducción es sobre una parte del todo. Solo una parte. Los que no están de acuerdo empezaron a hablar, organizar y entrelazar ideas. La discusión en las entrañas está en marcha. Sin conducción, no hay peronismo ordenado. En el llano los generales tienen menos autoridad. O, tal vez, ninguna. Existe la necesidad de barajar y dar de nuevo. Un anhelo pretencioso.

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