Cuáles son los síntomas y cómo se previene el cáncer de próstata que causó la muerte de OJ Simpson
El deportista O.J. Simpson, ex estrella de la Liga Nacional de Fútbol Americano, murió hoy a los 76 años, a causa del cáncer de próstata que padecía, según anunció su familia.
“Nuestro padre, Orenthal James Simpson, sucumbió a su batalla contra el cáncer”, decía un mensaje firmado por la familia en la cuenta oficial de OJ Simpson en la red social X. Y aseguraron que “estaba rodeado de sus hijos y nietos”.
El cáncer de próstata es el cuarto cáncer más comúnmente diagnosticado en el mundo, advierte la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO).
Según datos de la OMS, en la Región de las Américas “los tipos de cáncer diagnosticados con mayor frecuencia en los hombres son: de próstata (8,6%), pulmón (11,7%), colorrectal (10,2%) y vejiga (5,9%)”. En tanto que “los tipos de cáncer con las tasas más elevadas de mortalidad en los hombres son: pulmón (20,6%), próstata (14,5%), colorrectal (10,6%), páncreas (7,0%) e hígado (6,6%).
Cuáles son los síntomas del cáncer de próstata
La próstata es una glándula del aparato reproductor masculino que se ubica por debajo de la vejiga y por delante del recto. Contiene células que producen parte del líquido seminal que protege y nutre a los espermatozoides. Su tamaño puede cambiar a medida que el hombre envejece. El cáncer en ese órgano se origina por la malignización de ciertas células prostáticas.
“El cáncer de próstata es un tumor que se desarrolla en esta glándula. En sus etapas tempranas suele ser asintomático, lo que hace que la detección precoz sea especialmente importante”, explicó el jefe de la División Urología del Hospital de Clínicas de Buenos Aires, Norberto Bernardo.
A medida que la enfermedad avanza, pueden aparecer los siguientes síntomas:
- Problemas urinarios. Dificultad para comenzar o detener el flujo de orina, necesidad frecuente de orinar, especialmente durante la noche, sensación de no poder vaciar completamente la vejiga, flujo de orina débil o interrumpido.
- Sangre en la orina o en el semen. Presencia de sangre en la orina (hematuria) o en el semen (hemospermia). Estos síntomas suelen ser los más alarmantes y la principal causa de que los hombres acudan a una consulta médica.
- Dolor en la región pélvica o en la parte baja de la espalda. Se trata de malestar o dolor persistente en la zona de la próstata, pelvis o espalda baja. El dolor puede ser constante o intermitente.
- Disfunción eréctil. Dificultad para lograr o mantener una erección.
Cómo prevenir el cáncer de próstata
Como se vio, la enfermedad suele no presentar síntomas en las etapas tempranas. Y al mismo tiempo, los especialistas destacan que la detección precoz es una de las claves para el éxito del tratamiento.
Para eso, los expertos recomiendan que los hombres comiencen con los chequeos urológicos anuales a partir de los 50 años, para anticiparse al avance silencioso del tumor.
La edad es clave en el desarrollo de este tipo de tumor, aunque también intervienen otros factores de riesgo como hábitos cotidianos —alimentación, actividad física— que pueden resultar favorables o desfavorables para el advenimiento de la enfermedad. También constituye un factor de riesgo el hecho de que familiares directos lo hayan tenido.
En caso de tener antecedentes familiares directos que hayan sufrido este tipo de cáncer, la primera revisión médica debería ser rondando los 40 años, y luego se deberá mantener la frecuencia anual de las consultas, que incluyen una serie de prácticas médicas que, dependiendo de cada caso clínico particular, pueden variar entre:
- Tacto rectal
- Análisis de sangre del Antígeno Prostático Específico (PSA por sus siglas en inglés), para detectar la presencia en sangre de una proteína que producen específicamente las células prostáticas
- Estudios con imágenes, como la ecografía prostática transrectal
En caso de detección de anomalías, el diagnóstico definitivo se determina a través de una biopsia prostática.
El tratamiento del cáncer de próstata podría incluir cirugía para extirpar la próstata, radioterapia para destruir las células cancerosas o quimioterapia, según el caso y el estadio en que sea detectada la enfermedad.