Niños son víctimas de extorsiones sexuales: algunos terminan en el suicido
La creciente problemática de la sextorsión a menores ha sacudido a la comunidad internacional tras el arresto de Olamide Shanu, un ciudadano nigeriano de 33 años, acusado de haber acumulado hasta 2 millones de libras esterlinas mediante la explotación sexual de adolescentes.
Por medio del engaño, haciéndose pasar por una adolescente en línea, Shanu se enfrenta ahora a cargos severos ante un tribunal de Londres, tras una exhaustiva solicitud de extradición emitida por Estados Unidos.
Este caso pone de manifiesto un modus operandi alarmantemente efectivo: la creación de perfiles falsos y el robo de identidades en redes sociales para acercarse a las víctimas, que en su mayoría son niños.
Qué hacía este presunto ciberdelincuente
Shanu, valiéndose de esta estrategia, logró persuadir a jóvenes para que le enviaran fotos y vídeos de índole sexual, para luego amenazar con hacerlas públicas si los menores no accedían a sus demandas de pagos, una táctica que lamentablemente resultó en la muerte por suicidio de al menos tres estudiantes británicos.
La trama delictiva de Shanu revela un esquema bien articulado, donde su cuenta de criptomonedas, identificada como una pieza clave en esta red, registró más de 6,000 transacciones en un lapso de tres años.
Este dato no solo sugiere la existencia de un número alto de víctimas, potencialmente en el rango de los cientos, sino también la detallada maquinaria de extorsión que operaba a través de la intimidación y el miedo.
En qué lugares actuó el ciberdelincuente
En esta línea, Shanu extendió su red de extorsión más allá de las fronteras británicas, utilizando cuentas de Snapchat robadas para apuntar a víctimas en Estados Unidos, exigiéndoles pagos en tarjetas de regalo o criptomonedas.
La digitalización de los pagos mediante el uso de plataformas como Binance, donde se rastrearon estafas y extorsiones usando el pasaporte de Shanu para su apertura, denota la sofisticación y el carácter internacional de su esquema, un hecho que elevó su interés y repercusión hasta que atrajo la atención del Servicio Secreto de Estados Unidos.
Medidas para contrarrestar a estos ciberdelincuentes
Este incidente subraya dos aspectos críticos: por un lado, la persistente vulnerabilidad de los jóvenes en el espacio digital, una realidad que demanda una vigilancia constante tanto de los padres como de las instituciones educativas.
Por otro, resalta el desafío que enfrentan las autoridades internacionales para combatir el crimen cibernético, especialmente cuando este adopta formas nuevas y altamente dañinas como la sextorsión.
Qué dicen las autoridades internacionales sobre esta problemática
Asimismo, las autoridades británicas, en colaboración con agencias internacionales, han enfocado sus esfuerzos no solo en perseguir a los culpables, sino también en aumentar la conciencia sobre la sextorsión y sus efectos devastadores.
La Agencia Nacional del Crimen del Reino Unido ha emitido advertencias y recomendaciones para prevenir que los jóvenes caigan en redes tan peligrosas, destacando la importancia de la educación digital y la comunicación abierta sobre los riesgos presentes en internet.
Cómo deben actuar los padres y maestros
Son medidas preventivas en el ámbito familiar, el establecimiento de controles parentales y la revisión periódica de las configuraciones de privacidad en las cuentas y dispositivos de los menores.
Los profesores y tutores tienen la responsabilidad de fomentar un ambiente seguro y consciente sobre los peligros digitales entre los estudiantes.
Es primordial integrar la educación digital y la ciberseguridad como parte del currículo ayudaría a los jóvenes a desarrollar habilidades críticas para navegar el internet de manera segura, identificar posibles riesgos y saber cómo actuar en caso de encontrarse con situaciones de extorsión o acoso en línea.
Asimismo, la comunidad global se ve obligada a reflexionar sobre la creciente amenaza de los delitos cibernéticos y la necesidad de fortalecer los mecanismos de protección para los menores.