Economía

Luego de subir 100% desde que ganó Milei, los bonos de la deuda frenaron su alza: ¿pueden seguir creciendo?

Agentes de Bolsa trabajan en el parqué de Nueva York. EFE/Justin Lane (JUSTIN LANE/)

La Argentina se puso nuevamente de moda para los inversores, como lo reflejan la fuerte suba de las cotizaciones y expresiones positivas de referentes globales como Elon Musk. Sin embargo, la evolución de las últimas jornadas mostraron cierto freno de la tendencia alcista en el particular del mercado de bonos, como lo refleja además un riesgo país que muestra resistencia a bajar de los 1.200 puntos básicos.

El AL30 en su versión en dólares, por ejemplo, había superado los USD 60 a mediados de abril, un 90% más de lo que cotizaba en la previa al ballotage. El triunfo de Javier Milei, el superávit fiscal obtenido en los primeros meses del año y en general un enfoque “pro mercado” le dieron un fuerte impulso a la deuda argentina.

En realidad, los precios de los bonos se acoplaron a la fuerte suba que se venía acumulando en el mercado accionario prácticamente desde mediados de 2022. Los inversores consideraron que venían con precios demasiado atrasados y se volcaron a comprar, como quedó reflejado en la suba de las cotizaciones de los últimos meses.

Algo parecido sucedió también con bonos más largos como el AL35, que viene mostrando mayor debilidad en las últimas jornadas y quedó al borde de perforar los USD 50.

Ninguna de estas bajas se considera grave y tampoco se trata señales de alerta. En primer lugar porque no se trata de caídas significativas, pero además porque las subas de los meses previos había sido espectacular.

Bajar el riesgo país desde casi 2.500 puntos a 1.200 es una gran señal que refleja un mayor optimismo con el futuro de la Argentina. Pero este gran avance todavía no es suficiente para lograr lo que el Gobierno precisa con cierta urgencia: recuperar el acceso a los mercados internacionales para refinanciar los futuros vencimientos de deuda y alejar la posibilidad de caer en un nuevo default.

¿Cuál debería ser el nuevo objetivo del riesgo país para empezar a alejar ese escenario de reestructuración de la deuda? El “número mágico” parece estar más cerca de los 800 puntos básicos, contra un cierre de 1.260 puntos de ayer. Esto significa que este indicador debería caer al menos otro 50% adicional. Pero no luce tan sencillo conseguirlo.

Para el Gobierno es fundamental regresar a los mercados financieros y hacer frente a los pagos de deuda de 2025. Pero todavía le queda un largo camino para pagar tasas razonables en dólares si el objetivo es refinanciar los futuros vencimientos, que superan los USD 7.000 millones solo en bonos en manos del sector privado

La debilidad de los bonos de los últimos días se puede explicar parcialmente como una respuesta lógica luego de subas tan fuertes en los últimos meses. Pero también hay algunos factores de la dinámica local que pueden estar influyendo negativamente en el ánimo de los inversores.

Por ejemplo, el tratamiento de la ley Bases es un tema que preocupa a los inversores, que quieren ver una prueba concreta sobre la factibilidad de gobernar a partir de acuerdos legislativos. La escasa participación de La Libertad Avanza en ambos recintos constituye todo un experimento y obliga al Gobierno a negociar, una expresión que no aparecía en el calendario libertario.

La postergación de las discusiones en el Senado y el peligro de que la sanción del proyecto demore más de lo previsto -luego que se frenara ayer el dictamen del proyecto por parte del plenario de comisiones- provocó cierta preocupación entre inversores.

La disputa ya indisimulable entre las empresas de energía y el Gobierno por la pelea por la deuda acumulada por Cammesa también golpeó ayer a los mercados, tanto por el lado de las acciones como de los bonos. Ayer en un evento en el que participaron las empresas del sector hubo cuestionamientos a la decisión del Gobierno, que ofrece pagar con bonos en dólares y quitas al valor actual del 50% a través de la entrega de un bono Global que vence en 2038. Esto representaría para las empresas una quita del 50%, que le pega significativamente a los ingresos.

La postura del Gobierno es que se llegó a esta situación por una deuda que en realidad acumuló la gestión de Sergio Massa como ministro y candidato en los meses previos a las elecciones. Ya en aquel momento se decidió postergar los pagos de Cammesa ante el fuerte aumento de la emisión monetaria y la necesidad de conseguir ahorros por otra vía. Sin embargo, las empresas se negaron a denunciar esta situación en pleno proceso electoral, pero ahora decidieron salir con los tapones de punta con el ministro de Economía, Luis Caputo.

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