Hackers usan el número de niños para extorsionar a sus padres por grandes sumas de dinero
En 2023, la situación de ciberataques alcanzó un nivel sin precedentes, batiendo varios récords en la historia de la seguridad digital. Según expertos en el área, las pérdidas derivadas de estos incidentes informáticos superan el umbral de los 1.000 millones de dólares, lo cual refleja la magnitud y la gravedad de este fenómeno global.
Frente a este escenario, las autoridades y organizaciones especializadas en ciberseguridad a nivel global están intensificando sus esfuerzos para contrarrestar la ola de criminalidad en línea, emitiendo recomendaciones firmes para que los usuarios no cedan ante las demandas de los ciberdelincuentes.
No obstante, recientemente han salido varios métodos nuevos de estafa, siendo uno de los más preocupantes que han emergido, el fraude cibernético a través del cambio de tarjetas SIM en dispositivos móviles de menores de edad para usarlos como un chantaje.
En qué consiste este ciberataque
Esta peligrosa táctica, que se enfoca principalmente en hijos de ejecutivos, busca efectuar extorsiones aprovechando la suplantación de identidad.
Según lo revelado en el Panel de Inteligencia de Amenazas de Seguridad de Google en San Francisco, esta forma de fraude explota las vulnerabilidades psicológicas de las personas, específicamente los padres, llevándolas a creer que están en contacto con sus seres queridos, especialmente hijos, cuando en realidad se están comunicando con los criminales.
Además, esta sofisticada forma de engaño ha causado que numerosas víctimas realicen pagos importantes bajo la falsa creencia de que están contribuyendo al rescate de un familiar secuestrado.
Tal es el nivel de sofisticación que, según expertos, estas tácticas señalan el creciente uso de la inteligencia artificial por parte de los ciberdelincuentes para perfeccionar sus métodos de ataque.
En dónde es más probable que se experimente este tipo de ataques
En cuanto al impacto sectorial de estos ataques, el ámbito de la salud se ha situado en el epicentro, registrando 241 ciberataques solamente en los primeros nueve meses del año pasado. Esta cifra supera con creces a la de las entidades gubernamentales, que experimentaron 147 incidentes en el mismo lapso.
Este dato subraya no solo la vulnerabilidad de los sistemas de información de las instituciones de salud frente a las ciberamenazas, sino también el interés particular de los ciberdelincuentes en este sector, tal vez debido a la criticidad y sensibilidad de la información o sumas de dinero manejado por dichas entidades.
Qué consecuencias tienen los perpetradores de este ciberataque
Por otro lado, las consecuencias legales para los perpetradores de estos crímenes se han intensificado significativamente en un intento de disuadir estas actividades.
Las sanciones actuales en varias partes del mundo incluyen penas de prisión de hasta 13 años y multas millonarias, lo que pretende reforzar el compromiso de las autoridades por combatir y mitigar los efectos de la criminalidad informática.
Por el momento, estas medidas sancionatorias parecen no ser suficientes para frenar a los atacantes, quienes se mantienen en constante búsqueda de nuevas estrategias para engañar a sus víctimas.
Qué implica que los ciberdelincuentes sigan innovando en sus métodos
Asimismo, esta problemática evidencia el complejo desafío que representa la ciberseguridad en el mundo actual. La innovación constante de los métodos de ataque de los ciberdelincuentes exige una evolución paralela en las estrategias de defensa y prevención.
También, se destaca la importancia de fomentar una cultura de seguridad digital, en la cual los usuarios estén educados y sean conscientes de los riesgos a los que se exponen cada vez que navegan en el internet o comparten información personal en la red.
Del mismo modo, la lucha contra la ciberdelincuencia es, en última instancia, un esfuerzo colaborativo que requiere la participación activa de individuos, empresas, y gobiernos a nivel mundial.