Los detalles del innovador test para diagnosticar y tratar la pérdida de olfato aprobado por ANMAT y desarrollado por científicos argentinos
El olfato suele ser considerado el “hermano menor” de los cinco sentidos, o incluso para los expertos el sentido más olvidado. Más aún si se lo compara con la vista y la audición, dos capacidades fundamentales para los seres humanos al relacionarse con sí mismos y con el entorno exterior. Sin embargo, perder el olfato (anosmia) o tener disminuida (hiposmia) o alterada (disosmia) la capacidad de oler, no solo puede generar desconexión con el mundo real y con la memoria, no oler produce aislamiento social y puede derivar en cuadros de depresión.
Fue la pandemia de COVID la que puso los conceptos en su justa medida, y revalorizó el rol del olfato cuando millones de personas, alrededor del globo, mientras transitaban la enfermedad -generada por el virus de transmisión aérea SARS-CoV-2- experimentaban alteraciones en el olfato, siendo la anosmia una de las secuelas más perennes entre los pacientes del mundo.
Además, la anosmia fue la primera conexión firme de que este virus “andariego” también atacaba el funcionamiento del cerebro y se convirtió en un síntoma de la infección viral que paralizó al mundo.
Infobae accedió a los detalles del estudio científico publicado en la revista Journal of Research & Applied Medicine con este hallazgo que revoluciona el diagnóstico y posterior tratamiento de la anosmia y otros trastornos olfativos: el primer test de evaluación del olfato con aromas de Iberoamérica para uso médico y aprobado recientemente por la autoridad reguladora argentina, ANMAT.
El test fue desarrollado en Argentina por el Laboratorio Cassará con la colaboración y empuje fundamental de la médica otorrinolaringóloga Stella Maris Cuevas, especialista en alergia, y alteraciones del olfato y gusto, miembro de la Federación de Sociedades de Otorrinolaringología (FASO) y expresidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (AOCBA).
Comprender el poder del olfato
El sentido del olfato brinda protección en nuestra vida cotidiana frente a la presencia de humo, de un escape de gas o de un alimento en mal estado. Es imprescindible al momento de saber cómo olemos, pues también nos huelen, y lo necesitamos para el aseo corporal y para la higiene de la casa.
El sentido del olfato tiene una importantísima relación con la memoria: recordamos el 35% de lo que olemos, frente al 5% de lo que se ve, el 2% de lo que se oye, y el 1% de lo que se toca.
En resumen el impacto de la falta de olfato (anosmia) en las personas altera la calidad de vida:
- Afecta los mecanismos naturales de alerta del organismo
- Impacta en la autoconfianza
- Genera asilamiento social
- Afecta la memoria
- Altera el estado nutritivo
Los olores, además, evocan recuerdos de personas, de lugares, de situaciones: es el sentido que nos permite recordar a seres queridos que ya no están, eventos vividos en la infancia, y hasta amores pasados.
En los casos de anosmia se altera el receptor que está en la célula olfatoria, que también se llama célula bipolar o nerviosa, y es la única neurona que está fuera del cerebro.
Otros de los síntomas de la infección por SARS-CoV-2 se vincularon a otro de los sentidos, el gusto. Entre los que se destacan la disgeusia, un trastorno que altera el funcionamiento de las células que forman las papilas gustativas, y que genera un mal sabor persistente en la boca que puede ser salado, rancio o metálico. La disgeusia a veces está acompañada del síndrome de la boca ardiente, que se caracteriza por presentar una sensación de dolor y ardor en la boca.
Otros tipos de trastornos del gusto son la hipogeusia, en el que la capacidad gustativa se reduce. Y por último, la ageusia, que es la pérdida completa del gusto.
Un dispositivo médico para optimizar el tratamiento
Hoy, en tiempo de pospandemia, gracias a la plasticidad que exhibe el cerebro es posible reentrenar el sentido del olfato y volver a disfrutar de los olores.
“En Estados Unidos y Europa sólo existen 6 pruebas similares para la evaluación del sentido del olfato. El kit que desarrollamos marca un hito en la práctica de la olfatología porque ayudará a diagnosticar y tratar a personas con alteraciones del olfato en toda la región”, definió la doctora Cuevas a Infobae.
En Argentina, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó el uso de Kitan D® en diciembre de 2023.
“Respaldar a los médicos es parte del ADN de Cassará, en ese marco se inscribe este test de olfato para uso profesional. Vale aclarar que se trata de un dispositivo médico, no está disponible de manera directa para los pacientes”, dijo en diálogo con Infobae la doctora María Luz Cassará, farmacéutica y directora de la División Otorrinolaringología de Laboratorios Cassará.
Y destacó que el dispositivo apunta a optimizar el diagnóstico, el tratamiento y, en consecuencia, la evolución de los pacientes. Para la experta del laboratorio argentino es sumamente importante que los pacientes sepan que tanto las alteraciones como la pérdida de olfato se pueden revertir: “Es posible entrenar el olfato para optimizar su funcionamiento”, destacó.
Esto significa una gran noticia para todas las personas que, ya sea por la infección por COVID o por otra situación clínica, hayan perdido parcial o totalmente la capacidad de oler: “El olfato se puede recuperar a su máxima expresión con el tratamiento adecuado, y en ese sentido, el dispositivo olfatométrico tiene mucho por hacer”, añadió Cassará.
En el vasto y crucial campo de la otorrinolaringología argentina, se destaca la figura del doctor y profesor Enrique Mansilla, un experto reconocido no solo por su profundo conocimiento académico, sino también por su innovadora contribución a la salud respiratoria en el país y la región. En las últimas décadas, en colaboración con el Laboratorio Cassará, Mansilla ha sido una pieza clave en la investigación y desarrollo de un revolucionario spray nasal hipertónico dosificado.
Este innovador producto se centra en mejorar el aclaramiento mucociliar, la primera línea de defensa del organismo contra las infecciones respiratorias. La labor del doctor Mansilla, junto a la directora de la división ORL doctora María Luz Cassará, brindan desde la década del ´90 avances significativos en el tratamiento y prevención de estas infecciones, y además, al ser pioneros, posiciona a esta innovación como un hito en la medicina mundial.
El eje olfato-cerebro
Los aromas llegan a la nariz al inhalar pero es en el cerebro, más precisamente en el área conocida como rinencéfalo, donde realmente se procesan los olores, que muchas veces no son sólo una sensación del presente, sino que tienen la capacidad de traer a la mente recuerdos específicos de lugares, experiencias o personas conocidas.
El sentido del olfato tiene una anatomía compleja, que las imágenes por resonancia magnética funcional han permitido entender mejor: el procesamiento de los olores se lleva a cabo en áreas del cerebro que forman parte del sistema límbico, incluyendo la amígdala, el hipocampo y el hipotálamo.
“La amígdala cerebral envía información relacionada con el miedo y la ansiedad que determinados olores pueden provocar. En el hipocampo radica la memoria y, en el hipotálamo, las emociones y los instintos. Por eso un olor puede despertar el recuerdo y también emociones”, explicó la doctora Cuevas.
¿Cómo se diagnostican las alteraciones del olfato?
“La capacidad humana para distinguir olores es casi perfecta, pero esa sensibilidad depende de la genética. Tenemos la capacidad para identificar los olores, pero no tenemos la capacidad verbal para describirlos. Es así que, cuando se le solicita a una persona que nombre un olor, suele mencionar un adjetivo”, detalló Cuevas a Infobae.
La especialista repasó a Infobae cómo es el paso a paso habitual ante alguna alteración olfativa: un primer análisis clínico sirve para detectar en primera instancia problemas vinculados con los senos paranasales y la nariz. Este proceso incluye una anamnesis detallada (el interrogatorio del médico al paciente), que abarca la revisión de síntomas rinosinusales, antecedentes familiares y personales de alergias, medicaciones previas, síntomas de alguna enfermedad neurológica, alteraciones del sueño o cirugías.
También se incluye un examen de la nariz, fosas nasales, cavidad oral, y región faringo-laríngea, usualmente mediante fibrolaringoscopia. Entre las pruebas complementarias, la rinomanometría evalúa el flujo de aire y la tomografía computada se utiliza para el estudio de las estructuras óseas rinosinusales y el complejo osteomeatal. Adicionalmente, si se sospecha de alteraciones cognitivas, se puede solicitar una tomografía de cerebro y una interconsulta con neurología, asegurando un enfoque integral en el diagnóstico.
El test olfatométrico con olores de Iberoamérica
Kitan D es el primer test de diagnóstico para el olfato validado en América Latina, diseñado integralmente en Argentina. Está compuesto por 15 frascos destinados a evaluar las capacidades olfativas y la funcionalidad del nervio trigémino de los pacientes. Es una herramienta destinada para uso profesional con aromas identificables y cotidianos para la cultura de Iberoamérica.
Incluye 13 olores específicos para examinar la respuesta motora del nervio olfatorio, un olor diseñado para evaluar la respuesta sensitiva a través del nervio trigémino, y un recipiente sin aroma cuyo propósito es identificar casos de fantosmias, es decir, la percepción de olores inexistentes.
“El test brinda orientación sobre el estado del olfato de los pacientes, tanto de las sensaciones percibidas por el I par craneal como por el V par craneal. En cuanto las personas que presentan alteraciones en el desempeño del nervio trigémino, el olor a vinagre permite detectar este problema. Este olor es el empleado también en otros kits comerciales en Europa”, señaló a Infobae la doctora Cuevas.
Esto significa una gran noticia para todas las personas que, ya sea por la infección por COVID o por otra situación clínica, hayan perdido parcial o totalmente la capacidad de oler. “El olfato se puede recuperar a su máxima expresión con el tratamiento adecuado, y en ese sentido, el dispositivo olfatométrico Kitan D® tiene mucho por hacer”, añadió Cassará.
Así, el test olfatométrico diseñado en Argentina marca un punto de partida que permite ponderar la dirección de tratamiento de manera personalizada, una hoja de ruta que aporta precisión al diagnóstico médico.
Durante las pruebas de validación, el Kitan D® demostró una efectividad con un porcentaje promedio de aciertos del 36.7%, colocándose a la vanguardia en la evaluación olfativa en la región mientras que el BAST-24, uno de los test europeos más utilizados, muestra 35,6% de efectividad, según precisó la experta.
Por eso, la doctora Cuevas resaltó que el dispositivo “marca un hito en la práctica de la olfatología y ayudará diagnosticar y tratar a personas con alteraciones del olfato en toda Iberoamérica”.
Según los datos relevados en el estudio al que Infobae accedió en exclusiva, “los resultados muestran que la identificación de 14 olores es capaz de hacer esta distinción particularmente en personas entre 18 y 64 años fumadoras y no fumadoras. En el caso de personas mayores de 64, la discriminación es más difícil por la pérdida gradual del olfato por envejecimiento o presbiosmia”.
La pérdida de olfato es una enfermedad
“El Laboratorio Cassará acompañó a la doctora Cuevas en el diseño y creación del dispositivo olfatométrico Kitan D® y valora su compromiso -especialmente durante la pandemia- para visibilizar la importancia de los problemas de olfato y su impacto en la calidad de vida de las personas. Esa vocación de la doctora Cuevas hizo posible que se concrete el desarrollo”, completó la doctora Cassará.
En cuanto a la instancia de evaluación y aprobación por parte de la reguladora local ANMAT, Cassará lo definió como un largo proceso que se extendió por más un año y medio. Según contó a Infobae, costó comprender la importancia de un dispositivo médico para el diagnóstico del olfato. El proyecto tuvo tres rechazos de la entidad regulatoria, “pero en definitiva y lo importante es de poner a la ciencia y la investigación al servicio de las personas, y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Porque la pérdida de olfato es una enfermedad”.
Desde hace años, la doctora Cuevas es pionera en la divulgación para que las patologías vinculadas al olfato tomen lugar en la agenda pública, al señalar que no se trata de un tema menor de salud, sino de trastornos relevantes con anclaje en sofisticados mecanismos cerebrales que afectan la vida cotidiana de los pacientes.
Los aromas del test olfatométrico
- Eucalipto
- Limón
- Humo
- Rosa
- Coco
- Clavo de olor
- Cebolla
- Banana
- Café
- Mandarina
- Ananá o Piña
- Queso
- Vainilla
- Neutro (sin olor)
Los distintos tipos de pruebas olfatorias
La olfatometría es una evaluación clave en rinología que permite determinar el estado olfativo de una persona mediante la manipulación de la concentración de olores. Estas pruebas subjetivas, además de identificar condiciones normales o patológicas del sentido del olfato, posibilita cuantificar e interpretar los resultados obtenidos. Los aspectos evaluados incluyen la identificación y discriminación entre distintos olores a través de una amplia gama de sustancias odoríferas.
Factores como la edad, el género, la ocupación del paciente, condiciones ambientales, hábitos personales y antecedentes médicos son esenciales al momento de realizar el estudio olfatométrico. Estos aspectos influyen considerablemente en los resultados, al igual que la colaboración del paciente, su familiaridad con ciertos aromas debido a su cultura, y las características específicas de la prueba aplicada.
“Las pruebas de olfato pueden ser subjetivas o cualitativas. Las subjetivas son las más conocidas y evalúan una amplia gama de sustancias odoríferas. El reconocimiento de los olores se mide a través de la identificación, mientras que la distinción entre diferentes olores se mide a través de la discriminación”, explicó la doctora Cuevas.
Entre las pruebas olfativas disponibles en el mundo se destacan el test cualitativo Barcelona Smell Test-24 (BAST-24) y el test de la Universidad de Pensilvania (UPSIT). Mientras el BAST-24 evalúa tanto el olfato como el gusto mediante la identificación de 24 sustancias odoríferas, el UPSIT se centra en el reconocimiento de olores mediante un método de selección forzada, y proporciona una aproximación al conocimiento del olor del paciente.
Las alteraciones del olfato más frecuentes
- La anosmia es la pérdida total de la percepción olfativa, mayormente adquirida, pero existen casos de anosmia congénita.
- La hiposmia es la reducción parcial de la capacidad olfativa, causada por procesos inflamatorios como rinitis o rinosinusitis.
- La hiperosmia, aumento de la sensibilidad olfativa, es común en mujeres embarazadas por cambios hormonales.
- Las disosmias son alteraciones cualitativas del olfato, que abarcan la parosmia (alteración de la percepción de un olor) la fantosmia (percepción de un olor irreal ante un estímulo) y la heterosmia (es la presencia de un mismo olor frente a distintos olores).
“Dentro del grupo de las fantosmias se ubican también las alucinaciones olfatorias causadas por alteraciones de la salud mental (por ejemplo, en pacientes con esquizofrenia se puede observar un síndrome de referencia olfatoria conocido como bromosis, la persona piensa que huele mal)”, expresó la doctora Cuevas. También pueden estar asociadas a alteraciones de la salud mental o enfermedades neurológicas, como la epilepsia.
Se debe tener en cuenta que los traumatismos pueden alterar el olfato, como los traumatismos de cráneo con o sin pérdida del conocimiento. También las enfermedades neurocognitivas, como enfermedad de Parkinson y enfermedad de Alzheimer, pueden comenzar con pérdida de olfato.
La médica otorrinolaringóloga aclaró que, además, la exposición a tóxicos, humo de cigarrillo, químicos y ciertos entornos profesionales pueden originar alteraciones olfatorias. En tanto, medicamentos como antilipemiantes, antimicrobianos, antihipertensivos, antidepresivos, vasodilatadores y anticonvulsivantes pueden afectar el sentido del olfato, aunque aún se desconoce el mecanismo preciso que lo origina.