Germán Martínez: “A los dialoguistas los vi más veces tratar de acordar con Milei que buscar una mayoría para defender al pueblo”
El Gobierno logró esta semana un éxito político en el Senado al avanzar con la firma de los dictámenes de la Ley Bases y el Paquete Fiscal. Ahora enfrentará dos semanas de duras negociaciones para asegurar la aprobación en el recinto. Sin embargo, a pesar de los cambios negociados por los sectores de la oposición dialoguista, para Germán Martínez el proyecto que volverá a la Cámara de Diputados es “igual de horrible”.
El jefe del bloque de Unión por la Patria considera que el gobierno de Javier Milei como objetivo volver a una Argentina “para pocos” y asegura que quienes voten la ley ómnibus “están a favor de darle herramientas para ese plan económico”.
En una extensa entrevista con Infobae, el diputado de Santa Fe analizó el “problema existencial” de los partidos a los que La Libertad Avanza amenaza con robarles el electorado y minimizó las internas que afloran dentro del peronismo.
“Somos el peronismo. Cuando un compañero se mueve siempre hay tensiones, comentarios y análisis políticos. La peor situación sería que los compañeros se desmovilicen”, aseguró.
-¿Qué panorama anticipa ante el retorno de la Ley Bases a la Cámara de Diputados?
-Yo no doy por aprobado nada. Nunca me adelanto a un escenario. Más allá de lo que se sabe a través de los dictámenes. No hay demasiado que decir de nuestra parte. Hay que esperar lo que pase en el Senado.
-En el caso de que saliera en el Senado, ¿lo ve como un triunfo del Gobierno que lograría su primera ley después de tantas idas y vueltas?
-Va a ser un objetivo cumplido por el Gobierno. Si es o no un triunfo, será la sociedad la que le asigne ese valor. Lo que salga del Senado, si es que es sale algo, en lo neurálgico es igual de horrible. No hay modificaciones sustanciales en la delegación de facultades, no hay cambios en la profundidad de una reforma administrativa que desguaza el Estado, no hay cambios significativos en la política de privatización de empresas públicas, ni en la reforma laboral menos discutida en la historia argentina. No hay cambios importantes, más allá de alguna cuestión puntual, en el régimen de las grandes inversiones. No noto que sea una mejora sustancial de lo que planteamos en la Cámara de Diputados.
-¿Es una exageración lo que plantean los senadores cuando dicen que están trabajando para mejorar la ley?
-Es una justificación para votarla. No me cabe la menor duda de que toda esta alharaca que hicieron, de algunos que parecían bajar de Sierra Maestra cuando arrancaron el tratamiento en las comisiones, hasta ahora es una puesta en escena para justificar la aprobación de una ley horrible.
-¿Lo dice por el senador Martín Lousteau?
-Nunca pongo nombres propios. Pero no hay correspondencia entre los niveles de críticas que tuvo el proyecto durante la primera semana de tratamiento en el Senado y la actitud que veo de ciertos senadores en las últimas horas.
-¿En Diputados pasó algo parecido?
-Sí. Acá tampoco hubo tanta crítica. Quedamos nosotros, la izquierda, los socialistas, Natalia de la Sota, a veces algunos cercanos a Manes, en algunos temas, quienes tuvimos una posición clara sobre la Ley Bases. El resto hacía alguna objeción puntual pero no ponía en cuestionamiento los temas más problemáticos que tiene la ley y que son los que enumeré antes.
-¿No cree en la idea de acompañar con cambios? Como hizo el radicalismo, que aseguraba que tenía que “darle las herramientas necesarias al Presidente para gestionar”.
-Basta de hablar de las herramientas en abstracto. Las herramientas son para alguien: Milei. Y con determinados objetivos: desarrollar estas políticas económicas. El que va a utilizar esta ley ya demostró que es cruel a la hora de aplicar su política económica. Y el rumbo del país es negativo para los argentinos. Una herramienta para qué y para quién. Hay que salir de la abstracción, llevan seis meses de gobierno. Y esos que dicen eso, llevan seis meses como supuestos opositores. Por lo menos podrían haber incorporado algunos elementos más al análisis. ¿Les parece que necesita más facultades delegadas? ¿Necesita más herramientas para desguazar el Estado y privatizar lo que no fue privatizado en los 90? ¿Necesita más herramientas para torcer más la relación del capital en contra de los trabajadores? El plan económico ya describe a la perfección lo que es y quiere Milei. El que está aprobando esta ley está a favor de darle herramientas a este Presidente para este plan económico.
-¿Qué es lo que quiere Milei?
-Una Argentina para pocos. Una Argentina más parecida a la que teníamos en la cercanía del primer centenario. Donde un 20% de los argentinos tengan la posibilidad de concretar una vida con progreso y un 80% tenga, como dice el tango, la ñata contra el vidrio. No quiere una Argentina con posibilidades de progreso y movilidad social ascendente. Lo que quiere es lo que quisieron todos los proyectos conservadores y neoliberales en Argentina: que es un país chiquito, para unos pocos, donde el resto quede marginado de las posibilidades de progreso.
-Cuando escucha que Milei dice que si la gente no llegara a fin de mes, se estarían muriendo en la calle. ¿Cuál es su primera impresión?
-Es un cínico y un perverso. Que demuestra la absoluta distancia y falta de empatía con los argentinos que están mal por su política económica. No tiene la menor sensibilidad con los argentinos que la están pasando mal.
-¿Esperaba otra actitud de los gobernadores tras los recortes de obra pública, los fondos discrecionales, los fondos docentes?
-Los del peronismo se han comportado con una enorme dignidad. Defendiendo los intereses de su provincia y sus pueblos. El resto me quedan dudas. Cada uno tendrá que rendir cuentas. Los gobernadores no llegaron a sus lugares prometiéndoles a sus pueblos ninguna de las cosas que están haciendo junto a Milei.
-Hubo un gobernador, que fue el tucumano Osvaldo Jaldo, que sacó a los diputados del bloque que usted conduce.
-Sí. Y fue un error. Lo dije.
-¿Tuvo oportunidad de hablar con ese gobernador?
-No, pero con los diputados sí. Traté de hacerles ver el error que significaba haber planteado en la campaña electoral valores, principios y propuestas, ser votado por ese espacio político y, a menos de tres meses, estar en otro lugar. No lo logré. Lo lamento.
-La mirada que tienen Jaldo y también el catamarqueño Raúl Jalil, es que no se le puede trabar la gestión al oficialismo en forma sistemática.
-Raúl que es un excelente gobernador, con el que tengo un gran diálogo. Y él cree, al igual que yo, que hay que tratar de explorar la mayor posibilidad de consenso siempre. Pero es un gobernador que con su acción de gobierno y su palabra, siempre deja en claro que es opositor a la forma en que Milei está llevando adelante la Argentina. Sus diputados tienen un enorme compromiso con el bloque.
-¿Qué falta para que el peronismo puede rechazar el DNU?
-Diputados. Que además de los 99 de Unión por la Patria y los cinco de la izquierda, el resto pueda decir dónde están los 25 que falta.
-¿Y qué pasa ahí?
-Hay especulaciones. Algunas que las puedo entender más, como la cuestión de los tiempos. Cuándo es el momento. Y hay otros que están orejeando las encuestas. Están viendo cómo se mueve la opinión pública en sus lugares a la la hora de tomar un posicionamiento. Yo creo que es un grave error. No son tiempos para que la decisión política se acomode al calor de las encuestas.
-¿Si Milei cae en las encuestas, entonces podrían sumarse al rechazo al DNU?
-Hay algunos que tienen posiciones firmes, que no han logrado armar un grupo que pueda decir qué son y sumarse a otros diputados para construir una mayoría. Pero también hay diputados que no entienden la gravedad del momento y la gravedad de las cuestiones que ha provocado el DNU y por eso no definen. Pero no dejo de ser optimista porque creo que todo lo que está pasando en la vida cotidiana de los argentinos está dejando en claro que el DNU es sumamente dañino y que la ley Bases también lo será. Es la política económica de Milei. Eso empuja para que nosotros, en algún momento, podamos tener la mayoría para poder rechazarlo.
-Nombraba a un sector de la oposición como “supuestos opositores”. ¿Por qué cree que no terminan de ser opositores? Porque tampoco son oficialistas, están en el medio. ¿Qué son?
-No sé cómo los definiría. Yo los vi más veces tratando de acordar con Milei que buscando conformar mayoría para defender al pueblo de las políticas de Milei o proponer rumbos alternativos. Por el momento ese es el lugar donde están parados. Creo que hay de todo ahí adentro. Hay diputados que pueden tener niveles de dudas en su posicionamiento. Los que están vinculados a algunos gobernadores deben tener expectativa de solucionar algunos problemas en la relación bilateral entre el Gobierno y los gobernadores. Creo que hay otros diputados que tienen un problema más existencial y es que Milei les ha ocupado el callejón político por donde ellos transitan. Y lo que sienten es que su base de sustentación está hegemonizada por el pensamiento y la política de Milei. Y ante eso tenés dos alternativas: le discutís a Milei la representación de esos argentinos o buscás un espacio de representación distinto, lo que te llevaría a conformarte inmediatamente como opositor. A nosotros nos dicen siempre que tenemos que tomar nota que perdimos. Sí, yo tomé nota. Y quiero representar al 45% que nos votó. Ahora, ¿qué están haciendo para representar a los que los votaron los que salieron terceros o cuartos en las elecciones?
-¿Cree en el concepto oposición dialoguista, como se le llama a la UCR o a Hacemos Coalición Federal?
-Poco. Porque yo creo que diálogo hay siempre. El diálogo en la política es insustituible. No te puede definir el hecho de ser dialoguista. La pregunta es, ¿cuál es el modelo de país que quieres construir a partir de ese diálogo? Y ahí es donde están las diferencias. Yo creo que podemos dialogar todo lo que quieran con el oficialismo. Pero el modelo de país que yo tengo en mi cabeza a la hora de legislar, es totalmente distinto al que propone La Libertad Avanza. Los que intentan sacar leyes con los liberales, lo que tienen que hacer es blanquearle a la sociedad cuál es el modelo de país que quieren. Hay cosas que son contradictorias. Cuando dictaminamos el financiamiento de las universidades dije que no había modelo económico que se haya propuesto un ajuste fiscal severo que no haya tenido como elementos fundamentales una mega devaluación, licuación de salarios y jubilaciones, un proceso de inflación que le quita poder adquisitivo al salario, un parate de la obra pública, un desfinanciamiento de las universidades y recortes a las provincias. No podés decir que estas a favor de la universidad pública y estar con Milei. No podes decir que estás a favor del federalismo y estar con Milei. Porque son cuestiones antagónicas. No se puede estar en un lugar y en el otro al mismo tiempo.
-¿Para las elecciones del 2025 vamos a un escenario de polarización, donde de un lado va a estar la oposición más dura y del otro un polo liberal libertario, sin nada en el medio?
-Habrá que ver cómo se da. Principalmente porque Milei no gobierna provincias. Supongo que todo gobernador, referenciado en el PRO o la UCR, va a intentar tener una lista de diputados o senadores que les respondan. Nosotros seguramente vamos a tener nuestras listas en los lugares que no gobernamos. ¿Y los libertarios qué van a hacer? Van a presentar listas. ¿O los libertarios no van a tener listas en Córdoba o Santa Fe? En Córdoba Llaryora va a tener una lista, el peronismo tendrá otra y los libertarios van a tener otra lista. ¿A quién le va a sacar votos? En Santa Fe va a tener una Pullaro, otra nosotros y una los libertarios.
-En esa lógica todos los que están en el medio van a salir perdiendo.
-El año que viene nosotros renovamos una elección que no fue fácil, que fue la de 2021. Hay que ver cómo se ordena el resto. Yo no veo claro todavía que sea un mano a mano. Me parece que va a estar más fragmentado de lo que pensamos.
-¿Hay voluntad del peronismo de tejer alianzas con los sectores dialoguistas para plantear un bloque más duro para confrontar a Milei?
-Es lo que vengo haciendo. Lo intenté hacer con jubilaciones, universidades y FONID. Tres temas que fueron parte de nuestra agenda del mes de marzo y que están dictaminados y listos para el recinto. Inclusive renunciando al protagonismo como bloque y sumándonos a sesiones especiales pedidas por otro para poder conseguir quorum y los emplazamientos necesarios. Nuestro bloque demuestra que siempre se intenta buscar puntos de acuerdos. Pero en gran parte depende de ellos. El PRO definió un lugar que es ser el primer aliado de Milei. El resto tiene que definir dónde están parados.
-Están parados en el medio.
-¿Qué es el medio?
-Que no acompañan todo y que no votan todo en contra. Eso hicieron los bloques que conducen Miguel Ángel Pichetto y Rodrigo de Loredo.
-Para mi el medio va camino a un no lugar, diría Marc Augé. No hay nada ahí. Porque las cosas que están en discusión en la Argentina, no permiten tener discusiones de centro.
-¿Cree entonces que debería existir, por el contexto político actual, un escenario parlamentario más polarizado?
-En los posicionamientos de los temas, sí. Porque Milei no te propone otro camino. No es que viene a buscar un piso de acuerdo. Él viene a imponer un rumbo económico y una agenda. Hay otros que decimos que así no. Y hay otros que dicen que comparten lo de Milei pero con salvedades. Me parece que eso, tarde o temprano, va a ser visto por la sociedad como un oficialismo bis.
-Estás con Milei o no estás con Milei. ¿Se definiría así?
-Sí. No tengo dudas de que vamos camino a eso.
-¿Se naturalizaron o pasaron de largo las agresiones que el Presidente le hizo al Congreso? Dijo que era un nido de ratas y que los diputados eran coimeros.
-El único diputado nacional que tiene una denuncia penal contra el Presidente, soy yo. ¿El resto? ¿Qué hicieron los otros bloques? Eran para ellos la mayoría de los insultos. Les han dicho cualquier cosa y se bancaron todo. Ante un insulto, un agravio y una descalificación, ¿puede haber tres posiciones? No hay tres posiciones, hay dos. O estás a favor de los insultos o estás en contra de los insultos.
-En el Congreso el peronismo está funcionando cohesionado. ¿Cómo lo ve por fuera del Congreso, donde se están disputando algunos liderazgos?
-No creo que sea una disputa de liderazgos. Creo que el fenómeno tan fuerte de Milei nos llevó, casi a la totalidad de los peronistas, a poner el foco ahí. Sin que tengamos un espacio formal de encuentro, los bloques parlamentarios conversan con el movimiento obrero, con los gobernadores y los intendentes.
-¿Pero no ve que hay una discusión sobre el rol de Cristina Kirchner, de La Cámpora y Axel Kicillof?
-Estamos tratando de que funcione lo más armónicamente posible. Yo creo que ese objetivo, con un fuerte compromiso colectivo, lo vamos logrando. ¿Somos todos iguales? ¿Todos pensamos lo mismo? No. Cada uno le pone su impronta. Y está bien que eso exista. Porque lo que no podemos hacer en este momento es negar una variopinta cantidad de situaciones que cada uno puede expresar. Hoy nadie puede decir que representa a la totalidad. Entonces tenemos que construir marcos de acuerdo de las parcialidades que cada uno puede representar.
-Entiende que ese ejercicio es parte de la reconstrucción del espacio político
-Sin dudas. Hay tres cosas. Para mirar al futuro nuestro espacio político tiene que pensar en tres grandes elementos: un fuerte compromiso y coherencia con los principios, valores y propuestas que llevamos en las últimas elecciones, que el contrato electoral del 45% que nos votó esté intacto. Al mismo tiempo, necesitamos el máximo nivel de diálogo y unidad entre nosotros para que los distintos dispositivos de UxP puedan caminar con la mayor armonía posible, sin renunciar a los matices. No estamos en una etapa donde tengamos que uniformar a nadie. Ni disciplinar a nadie. Y lo tercero es que necesitamos ser una oposición firme para frenar a Milei pero, al mismo tiempo, necesitamos ser un espacio político que se posicione propositivamente alrededor de los temas que tenemos que resolver en la Argentina. ¿Para qué? Para que aquellos que no nos votaron, pero están siendo críticos con la política de Milei, nos miren a nosotros como la alternativa posible para sacar a la Argentina de este lugar.
-¿Cómo hace el peronismo para cautivar un electorado que le dio vuelta la cara hace seis meses?
-No nos dio vuelta la cara. El 45% nos acompañó.
-El gobierno de Alberto Fernández no renovó su mandato. Tampoco lo había hecho el de Macri. Solo ocurrió dos veces desde el regreso a la democracia.
-La gente votó por otra opción. Alberto sacó un 48% en el 2019 y Massa un 45% el año pasado. La gente lo votó a Milei, cabalgando sobre dos cosas. Peronismo y antiperonismo. Casta y anitcasta. Eso es sobre lo que sigue construyendo legitimidad en su gobierno. Muchos dicen que cómo puede ser que todavía tenga tanto apoyo. Yo lo relativizo. Tiene el mismo nivel de apoyo que de rechazo. Recuérdenme un Presidente que, a seis meses de haber arrancado un gobierno, tenga entre un 45 y un 60% de rechazo.
-¿Es malo el número para el ajuste que está haciendo? Esa es la ecuación.
-Yo tengo que ver los que, aún en esta circunstancia, están en contra de lo que está proponiendo Milei. Y es mitad y mitad. Este es un tema que nos tiene que hacer reflexionar. Porque a veces nos preocupamos tanto de los que sostienen un apoyo a Milei, que no le prestamos debida atención a aquellos que ya están críticos respecto a Milei. Y nosotros somos oposición. De sostener los apoyos a favor suyo, se tiene que ocupar Milei. Yo tengo que representar a los que están en contra de Milei.
-¿Le parece parte de un proceso lógico que haya un sector del peronismo bonaerense que esté intentando construir un espacio para que Kicillof sea candidato en el 2027?
-Todas las posiciones de los compañeros me parecen legítimas. Me parece legítimo que haya debates, miradas y que haya dirigentes recorriendo el territorio, y que armen plenarios y convocatorias. Es parte de la tarea política. Toda esa dinámica hay que ponerla al servicio de un primer objetivo que es pararse frente a Milei y empezaron mirar a los argentinos que nos votaron o no, que queiren una alternativa, y nosotros tenemos que decir qué queremos ser nosotros.
-¿Está bien ese debate aunque tense el vínculo de los dirigentes y exponga malestar?
-Somos el peronismo. Cuando un compañero se mueve siempre hay tensiones, comentarios y análisis políticos. Ojalá tuvieramos a cada uno de los peronistas moviendose. La peor situación sería que los compañeros se desmovilicen. Que frente a este nivel de violencia de Milei, nos encuentre mal alineados, en una situación de desorden. Neceistamos todos los días darle herramientas y energía a cada compañero para que milite.
-En este proceso de discusión del peronismo, hay muchos dirigentes que cuestionan a Máximo Kirchner y La Cámpora. Usted convive en el bloque con el líder de la agrupación y con varios de sus nombres más destacados. ¿Qué rol los ve jugando? ¿Cree que hay críticas justificadas o que hay cuestionamientos que son desmedidos?
-Me parece que hace bastante tiempo hay una idea de descargar sobre los compañeros de La Cámpora una cantidad de situaciones que merecerían un análisis más abierto, sincero y con mayor nivel de justificación. Cuando suceden cosas que a nadie le gustan, como perder una elección, como nos tocó el año pasado, lo más fácil es buscar chivos expiatorios. O atajos para poder fudamentar por qué perdiste. Y yo creo que lejos de poner la carga de responsabilidad sobre una agrupación, que es muy importante, durante mucho tiempo la argupación con mayor intensidad militante que tuvo nuestro movimiento. Lo digo sin ser parte de La Cámpora e, incluso, habiendo enfrentado a la agrupación en algunas situaciones territoriales, pero eso no me impide ver el dinamismo que tuvieron y la vocación de transformación que siempre han demostrado. Y las ganas de militar. Si hay ideas alternativas a las que podemos expresar cualquiera de nosotros, lo mejor es que se conduzcan esas ideas. No pararme en la crítica del compañero. Nunca me van a encontrar con el dedito acusando a alguien. La clave de este tiempo no pasa por ahí, sino por darle vitalidad a un espacio político que necesita recuperar penenetración en la sociedad.
-El tema es que para que eso sucedera, tiene que estar saldada la interna de los últimos cuatro años.
-No. Es todo al mismo tiempo. En el peronismo nunca se cerró un debate por decreto. No pasó en tiempos muy difíciles. En los 18 años del Perón proscripto, no pasó en los primeros años de la democracia. De hecho hasta que no se fue a la elección Menem-Cafiero el peronismo no encontraba un eje ordenador. No sucedió sobre el final del menemismo. Hay que ir construyendo mientras todos esos debates se van dando. Se dan a lo largo y ancho de toda la Argentina. ¿Eso hace que todos pensemos lo mismo? No. ¿Todos tenemos nuestra historia? Sí. Nosotros tenemos que tratar de generar un continente amplio, coherente y que mire al futuro.
-¿Cuál es su postura respecto a la conducción de Cristina Kirchner? Porque hay un sector que la cuestiona.
-Soy de los que cree que el rol y la referencia de Cristina es muy grande. Todos la escuchan y le prestan atención a lo que dice. Y creo que ese es un valor enorme en la política. Que tu palabra sea escuchada por propios y extrañas, es un valor enorme. Cada vez que pude hablar con Cristina, siempre hizo aportes en positivo. Lo encontré siempre en ella, en Sergio (Massa), en los gobernadores, en los dirigentes sindicales. Los niveles de identificación con su liderazgo son distintos en compañeros y compañeras. No la desmerece a ella ni a los compañeros que piensan otra cosa.
-Cree que Massa tiene que levantar el perfil, como está haciendo Cristina.
-Es un dirigente muy importante para nosotros. No estuvo ausente. Hizo aportes sustanciales cuando necesitamos miradas muy precisas sobre lo que está pasando en estos días. Hoy tiene uno de los equipos de trabajo que más aportes está haciendo con datos a las políticas públicas que está desarrolando Javier Milei. Tengo una relación de mucha cordialidad. Siempre tiene cosas interesantes para decir o proponer. Pero después el nivel de visibilidad lo definen ellos. Lo que yo siento es que aportan y eso es lo que nos sirve.
-¿Cómo evalúa el inicio de gestión de Máximiliano Pullaro en Santa Fe, su provincia, y la gestión de Patricia Bullrich en la lucha contra el narcotráfico, después de una ola de homicios en Rosario?
-Tengo una situación particular. Si bien no dejo de establecer la crítica en política, tengo una relación de afecto con el gobernador. Fuimos juntos a la facultad. Son cosas que le digo a él. Para mí es una gestión de un “Aprobado” apenas. Es una provincia que ha sido sumamemte perjudicada por la política de Milei. Santa Fe es una provincia que no tiene destino, desde el punto de vista de la producción y el trabajo, con las coordenadas de la política económica del gobierno nacional. Y creo que no se la ha defendido bien en estos meses. Nos sacaron el fondo de incentivo docente, el fondo compensaro de parajeros del interior, interrumpieronnobras públicas, desvinanciaeorn las universidades, están poniendo en jaque la politica alimentaria y se dijo poco. Es un gobierno que ha intentado apararse en un lugar de alineamiento crítico con Milei. Pero que ha sido más alineamiento que crítico.
-¿Qué hay que hacer con las dietas de los diputados?
-No sé que va a pasar. Sé que la situación es insostenible. Esta situación donde el último aumento de los diputados fue en el mes de noviembre y donde estamos desenganchados de cualquier proceso de mejora de nuestras dietas. No solo afecta la vida cotidiana de los diputados, sino que además está perjudicando la tarea parlamentaria. Menem se tiene que hacer cargo de que desengnachó a los diputados de los aumentos de la planta permanente. El que tiene que generar la alternativa para recuperar los ingresos de los diputados es Menem. Hoy hay un achicamiento de la agenda parlamentaria. Hubo dos días de comisiones. Generar un día más de comisiones es para muchos diputados un día más de hotel, comidas, gastos. ¿Hay otros argentinos que la están pasando peor? Si, sin dudas. El ajuste no afecta a todos de la misma manera y con la misma intensidad. Pero es insostenible garantizar un clima de trabajo bueno con estos ingresos.