Economía

Martín Guzmán y Joseph Stiglitz participarán en una conferencia sobre deuda en el Vaticano

Martín Guzmán y Joseph Stiglitz (Télam)

El ex ministro de Economía, Martín Guzmán, participará de una conferencia en el Vaticano en la que se abordará la crisis de deuda en el Sur Global. En el mismo panel, estará presente Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía.

El encuentro estará co-organizado por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales (PASS) y Columbia University Initiative for Policy Dialogue (IPD) y se llevará a cabo este miércoles 5 de junio.

joseph stiglitz
Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía (Maximiliano Luna)

Otros argentinos también participarán de la conferencia tales como Guido Sandleris, ex presidente del Banco Central, y Gustavo Béliz, ex secretario de Asuntos Estratégicos.

“El endeudamiento en el Sur Global ha ido aumentando. La pandemia de Covid-19 resultó en un aumento significativo de la deuda pública en todo el mundo, pero los países más vulnerables han sido los que han enfrentado las consecuencias más negativas. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que, al 29 de febrero, de los 68 países de bajos ingresos para los cuales el Fondo realiza análisis de sostenibilidad de la deuda, nueve están en situación de endeudamiento crítico y 51 están en alto o moderado riesgo de endeudamiento”, señaló el comunicado de la organización.

“Las Naciones Unidas (ONU) informan que 19 países en desarrollo están gastando más en intereses de la deuda que en educación y 45 más en intereses de la deuda que en salud. Aunque la Covid-19 fue, ante todo, una crisis de salud global, sus repercusiones económicas han sido desiguales y han afectado desproporcionadamente al mundo en desarrollo”, indicó.

“Los orígenes del aumento actual de las fragilidades de la deuda se remontan a antes de la pandemia de Covid-19. Como es casi siempre el caso, para entender las fragilidades de la deuda en el Sur Global, es crucial examinar las políticas monetarias en el Norte. En 2008, las economías avanzadas respondieron a la crisis financiera creando grandes cantidades de liquidez que se volvieron globales, lo que a su vez llevó a un fuerte aumento en los préstamos y los endeudamientos en todo el mundo. El mundo en desarrollo era entonces más frágil ante las consecuencias de un shock como la pandemia”, agregó.

El papa Francisco (REUTERS/Guglielmo Mangiapane)
El papa Francisco (REUTERS/Guglielmo Mangiapane) (Guglielmo Mangiapane/)

El Papa Francisco ya había advertido en 2021 que “aliviar la carga de la deuda que hoy afecta a un gran número de países y comunidades es un gesto profundamente humano que puede ayudar a las personas a desarrollarse y tener acceso a vacunas, salud, educación y empleos.”

Al decir esto, dejó claro que la deuda no es solo un problema político y económico, sino un problema profundamente moral, y cómo manejamos esta creciente deuda en el mundo en desarrollo tendrá profundos efectos en las vidas y el bienestar de millones de personas que viven en los países afectados.

En cierto sentido, estaba haciendo eco de lo que el Papa San Juan Pablo II había dicho anteriormente, al celebrar el Día Mundial de la Paz en 1998, que lo que se necesitaba era “una globalización en solidaridad, una globalización que no deje a nadie afuera”. Mientras las comunidades de fe celebran el próximo año jubilar oficial en 2025, hay un énfasis creciente en pedir procesos de transformación para abordar la desigualdad como lo exige la escritura.

“Abordar las cargas de deuda soberana insostenibles es una condición necesaria para restaurar el crecimiento en los países que sufren crisis de deuda, así como para la estabilidad económica, social y política. Las deudas soberanas insostenibles desestabilizan las economías, llevando a aumentos en el desempleo, la pobreza y la desigualdad. Esas consecuencias son duraderas, ya que los trabajadores desempleados pierden capacidades, los niños crecen en entornos más difíciles y la desconfianza social aumenta. Forzar el pago de deudas insostenibles también puede implicar reducciones en gastos públicos críticos para el desarrollo económico y social, como los de salud, educación e infraestructura pública, lo que tiene más consecuencias adversas a largo plazo para el desarrollo social”, explicaron.

Y resaltaron: “El sistema existente de deuda soberana no está funcionando para asegurar o incluso fomentar préstamos y endeudamientos sostenibles y la resolución de crisis de deuda soberana cuando ocurren. Mientras la deuda corporativa está gobernada por la existencia de un marco legal e institucional predecible, no hay un marco multinacional para las deudas soberanas insostenibles, y la ausencia de tal marco lleva a severas ineficiencias e inequidades que afectan a cientos de millones de personas con el tiempo en todo el mundo”.

“Además de estas realidades, los prestatarios del FMI también están sufriendo las consecuencias de las reglas actuales que han llevado a marcados aumentos en las tasas de interés que pagan como resultado de un aumento en las economías que emiten monedas de reserva, añadiendo inestabilidad”, aseguraron.

Y para concluir dijeron que como señala el Papa Francisco, “la actual crisis económica y social, empeorada por el flagelo de la deuda externa que paraliza el desarrollo, ha afectado a la población y aumentado la pobreza, el desempleo y la desigualdad social, al mismo tiempo que contribuye a la explotación y el abuso de nuestro hogar común, a un nivel que nunca podríamos haber imaginado antes. (cf. Carta Encíclica Laudato Si’, 44).”

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