Caída de la natalidad: las estrategias más innovadoras para revertir un problema mundial
En un intento por revertir la tendencia global de disminución de las tasas de natalidad, varios países han adoptado estrategias innovadoras, desde incentivos financieros hasta medallas y subsidios a vehículos. Sin embargo, expertos en demografía aseguran que ningún país parece haber encontrado una solución sostenible.
Corea del Sur, por ejemplo, ofrece un subsidio mensual de 750 dólares a los padres durante el primer año de vida del recién nacido y está considerando pagar alrededor de 70.000 dólares a las familias por tener hijos. En contraste, Singapur ha implementado el “Programa de Bonificación para Bebés”, proporcionando incentivos en efectivo. Durante la pandemia de COVID-19, el gobierno de Singapur incluso ofreció pagos únicos adicionales.
Otras estrategias abarcan medallas y títulos honoríficos. En Kazajistán, las madres con muchos hijos reciben medallas de plata por tener seis hijos y de oro por siete o más, además de una asignación económica de por vida.
“Los incentivos financieros por sí solos no son una solución a largo plazo”, afirmó Sarah Harper, profesora de la Universidad de Oxford y directora del Instituto de Envejecimiento de la Población de Oxford. Según Harper, los estímulos económicos pueden llevar a un “mini baby boom” inicial, seguido de un descenso en la natalidad debido a que las mujeres concentran sus maternidades en un período breve para aprovechar el bono.
Alquileres y autos
En Hungría, el primer ministro Viktor Orbán ha centrado su política en beneficios financieros y exenciones fiscales para fomentar la natalidad. Las mujeres que tienen cuatro o más hijos están exentas de por vida del impuesto sobre el alquiler personal. Adicionalmente, las familias con tres o más hijos reciben subsidios para la compra de automóviles de siete plazas y deducciones en los préstamos de vivienda.
Otros países han optado por licencias parentales generosas y condiciones de trabajo flexibles para atraer a los padres a tener más hijos. En Suecia, los padres disfrutan de 240 días de licencia cada uno, mientras que en Noruega se ofrecen 49 semanas de licencia parental con salario completo y en Finlandia siete meses para cada progenitor.
Sin embargo, Poh Lin Tan, profesor de la Universidad Nacional de Singapur, señaló que una “amalgama de factores” genera un descenso en la cantidad de hijos. Entre estos factores destacan: la prolongada dedicación a la educación, cambios en la estructura familiar tradicional y la incompatibilidad entre formar una familia y desarrollarse profesionalmente.
Por su parte, Philip N. Cohen, demógrafo de la Universidad de Maryland, advirtió que estas políticas pueden tener efectos no anticipados. “En algunas circunstancias, los padres utilizan las licencias generosas y el cuidado infantil universal para espaciar los nacimientos y así lograr un mayor beneficio”, afirmó.
Incluso países que buscan aumentar su natalidad mediante tecnologías reproductivas no han visto un cambio significativo. En Israel, la fertilización in vitro (FIV) es gratuita o fuertemente subsidiada, lo que ha llevado a algunas mujeres a retrasar el matrimonio y la maternidad, según la Asociación Económica Estadounidense. Japón también subvenciona ampliamente la FIV, con la mayor tasa mundial de bebés nacidos mediante este método, pero sigue teniendo una de las tasas de fertilidad más bajas.
Corea del Sur, además de los subsidios mensuales, también cubre parcialmente diversos tratamientos de tecnología reproductiva, como la congelación de óvulos. Recientemente, el gobierno de Seúl propuso pagar 730 dólares a quienes deseen revertir sus vasectomías o desatar las trompas.
Trent MacNamara, profesor de la Universidad Texas A&M, explicó que aunque los incentivos financieros pueden tener un impacto modesto en las tasas de fertilidad, “ningún gobierno ha descubierto una política que produzca aumentos sostenidos en la fertilidad”. MacNamara añadió que la tendencia hacia familias pequeñas entre los jóvenes es un ciclo “difícil de romper”.
Los expertos concluyen que, incluso si se encontrara una “fórmula mágica” para aumentar la natalidad, sería necesario implementarla con precaución para evitar un crecimiento demográfico insostenible, lo que dificultaría la reducción del consumo excesivo de recursos, incluidos los combustibles fósiles.