Cuáles son los importantes cambios en el estilo de vida que pueden mejorar los síntomas del Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer debe su nombre al neuropsiquiatra alemán Alois Alzheimer. En 1906, el doctor Alzheimer observó cambios en el tejido cerebral de una paciente que había muerto de una enfermedad mental inusual. Sus síntomas incluían pérdida de memoria, problemas de lenguaje y comportamiento impredecible. Después de su muerte, el médico examinó su cerebro y encontró muchos grumos anormales (ahora llamados placas amiloides) y haces enredados de fibras (ahora llamados ovillos neurofibrilares o tau). Estas placas y ovillos en el cerebro hoy se siguen considerando una de las principales características del Alzheimer.
Luego de hacerle un seguimiento durante un largo período, el psiquiatra la diagnosticó con una dolencia que en ese momento era desconocida pero que hoy afecta a millones de personas en el mundo. La llamó la “enfermedad del olvido”.
Se calcula que para 2050, las personas que padecerán Alzheimer se triplicará hasta alcanzar los 139 millones por lo que los expertos consideran que el mundo se está enfrentando a una pandemia emergente de la enfermedad y los líderes en ciencia en todo el mundo están trabajando arduamente para ofrecer soluciones a esta amenaza a la salud.
Entre las últimas investigaciones, un estudio dirigido por el doctor Dean Ornish, conocido defensor de la medicina del estilo de vida, y publicado en la revista Alzheimer’s Research and Therapy, determinó que los cambios en el estilo de vida —comer alimentos a base de plantas, actividad física, reducción del estrés y grupos de apoyo— pueden reducir los síntomas del deterioro cognitivo leve y del Alzheimer en su etapa inicial.
¿Cómo el estilo de vida puede favorecer el tratamiento de esta enfermedad?
La doctora Lucía Crivelli, jefa de neuropsicología en Fleni, explicó a Infobae que los cambios en el estilo de vida pueden desempeñar un papel fundamental en la prevención del deterioro cognitivo y en el tratamiento del deterioro cognitivo leve y la enfermedad de Alzheimer en su etapa inicial.
“Estudios recientes, como el ensayo FINGER (Finnish Geriatric Intervention Study to Prevent Cognitive Impairment and Disability), han demostrado que intervenciones multidominio que incluyen una dieta saludable, ejercicio regular, ejercicios cognitivos, control de los factores de riesgo cardiovasculares e interacción social pueden reducir significativamente los síntomas y ralentizar la progresión de estas enfermedades”, afirmó la experta.
Y agregó: “El estudio FINGER, dirigido por la profesora Miia Kivipelto, ha sido pionero en mostrar que una intervención multidominio puede prevenir el deterioro cognitivo en individuos mayores en riesgo. Este ensayo resaltó la importancia de abordar múltiples factores de riesgo de demencia como estrategia para proteger la salud cerebral, promover la salud general y reducir el riesgo de desarrollar nuevas enfermedades crónicas”.
La médica señaló que en América Latina la iniciativa LatAm FINGERS, liderada por FLENI, integra 12 países de la región y forma parte de la red mundial World Wide-FINGERS, que está adaptando estas estrategias de estilo de vida saludable a la realidad de América Latina.
“Este estudio, que involucra a 1.200 participantes de 12 países de la región, está diseñado para evaluar la viabilidad y eficacia de estas intervenciones en el contexto latinoamericano. La diversidad cultural y las particularidades de cada país se consideran para armonizar y comparar datos, lo que permite generar evidencia sólida sobre la prevención del deterioro cognitivo en esta población”, señaló la médica.
De acuerdo al doctor José Luna Muñoz, fundador y director del Biobanco Nacional de Demencias y profesor de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cuando los síntomas aparecen, en el cerebro de la persona afectada hay entre 15 y 20 años de daño cerebral a nivel molecular, por lo que generalmente se aplican tratamientos en etapas avanzadas que no curan la enfermedad, pero pueden retrasar su evolución.
“Podemos apoyar a nuestros pacientes con gimnasia mental, actividad física y siendo repetitivos en las respuestas como ellos lo son en las preguntas, que pueden hacer muchas veces. Es importante como cuidadores ser pacientes y mantenerlos cercanos a la familia, no aislados”, recomendó.
Cómo se hizo el estudio del doctor Ornish
El nuevo estudio fue dirigido por el doctor Dean Ornish, presidente del Instituto de Investigación de Medicina Preventiva y profesor clínico de Medicina de la Universidad de California en San Francisco en colaboración con científicos y neurólogos de la Facultad de Medicina de Harvard, la Universidad de Duke y la de California en San Diego.
El médico afirmó a AARP, en relación a los resultados positivos de la investigación: “Esto es importante porque a la mayoría de las personas diagnosticadas se les dice que su situación solo puede empeorar”. Sin embargo, cambios en el estilo de vida pueden mejorar los síntomas de la enfermedad en su etapa inicial.
El médico contó con 51 participantes divididos en dos grupos, uno que adoptó el programa de intervención de estilo de vida sin fármacos durante 20 semanas, y un segundo grupo de comparación que siguió sus hábitos y tratamientos normales, incluidos los medicamentos que pudieran estar tomando. Dos abandonaron el estudio y fueron excluidos de los análisis.
El programa exigía compromiso. La dieta era vegana: alimentos a base de plantas mínimamente procesados y baja en grasas saturadas, carbohidratos refinados, alcohol y edulcorantes. Estaba compuesta de frutas, verduras, cereales integrales y legumbres y un multivitamínico; ejercicio aeróbico moderado y entrenamiento de fuerza durante al menos 30 minutos al día; control del estrés con meditación, estiramientos, respiración e imágenes, durante una hora al día; y grupos de apoyo de una hora para los pacientes y sus cónyuges, tres veces por semana.
Al final del periodo de estudio, los investigadores hallaron diferencias “estadísticamente significativas” entre los dos grupos según cuatro pruebas estándar que evalúan la cognición. La mayoría de los pacientes de la intervención —pero no todos— mostraron mejoras, mientras que el grupo de control, no. Cuanto más cambiaron los pacientes su estilo de vida de la forma prescrita, mayor fue el impacto beneficioso en su cognición y funcionamiento.
El doctor Ornish afirmó que continuará con las investigaciones ya que el régimen ofrece una mejor calidad de vida a las personas con síntomas tempranos de Alzheimer. “Esto me inspira mucho”, dijo el médico a AARP. “¿Cuántas veces en la vida tenemos la oportunidad de dar esperanza a muchas personas en el ámbito que más importa?”.
Los pilares de la prevención
Dieta, ejercicio físico y apoyo social son las bases de la prevención del alzheimer, afirmó la doctora Crivelli y explicó la importancia de cada uno de estos factores:
- Una alimentación basada en la dieta MIND, que combina la dieta DASH y la mediterránea, se ha asociado con un menor riesgo de desarrollar Alzheimer y con una desaceleración del deterioro cognitivo. “Estas dietas son ricas en frutas, verduras, granos integrales y pescado, y bajas en grasas saturadas, azúcares refinados y carnes rojas. Los estudios indican que los nutrientes presentes en estos alimentos tienen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que protegen el cerebro”, destacó la médica.
- El ejercicio físico frecuente es otro componente crucial. “Actividades como caminar, nadar o practicar ejercicio aeróbico no solo mejoran la circulación sanguínea, sino que también promueven la neuroplasticidad, ayudando a mantener las funciones cognitivas. La estimulación cognitiva también juega un papel importante ya que mantener la mente activa aumenta la reserva cognitiva. Además, el control del riesgo cardiovascular (hipertensión, obesidad, diabetes) es esencial para la salud cerebral”, afirmó Crivelli.
- El apoyo social es igualmente vital. “Participar en grupos de apoyo y mantener una vida social activa pueden mejorar el estado de ánimo y la función cognitiva, proporcionando un sentido de pertenencia y reduciendo la soledad y la depresión, factores que pueden acelerar el declive cognitivo”, indicó la doctora.
La importancia de la alimentación
Crivelli dijo que la dieta juega un papel fundamental en la salud cognitiva, y que existen recomendaciones específicas para reducir el riesgo de deterioro cognitivo. “Un estudio publicado en Jama Neurology recientemente comprobó que una dieta con alta carga en alimentos ultraprocesados puede acelerar el declive cognitivo”, advirtió.
“Los alimentos ultraprocesados como las barras de cereal, alfajores, hamburguesas, panchos y comidas rápidas, contienen aditivos como grasas, azúcares y sabores artificiales, que pueden ser perjudiciales para el cerebro. Las personas que consumen altos niveles de estos alimentos experimentan un declive cognitivo un 28% más rápido en comparación con quienes tienen un menor consumo de ellos”, completó.
Optar por una dieta que limite el consumo de grasas, azúcares y sales añadidas, y que incluya una variedad de alimentos integrales, puede ayudar a preservar la función cerebral y la salud general. “La dieta MIND, que combina elementos de la dieta mediterránea y la DASH, ha mostrado ser eficaz en mejorar el rendimiento cognitivo y reducir el riesgo de demencia. Esta dieta incluye granos integrales, verduras, legumbres, aves, pescado y aceite de oliva, y limita el consumo de alimentos perjudiciales para la salud vascular y cognitiva, como los dulces, alimentos fritos y salados”, indicó Crivelli.
Los expertos dicen que lo que es bueno para el corazón también lo es para el cerebro. “El cerebro es el órgano más vascularizado del cuerpo”, afirmó el doctor Percy Griffin, director de Participación Científica en la Asociación del Alzheimer.
“El cerebro es voraz y consume hasta el 20% de la energía del cuerpo, que obtenemos de los alimentos. Por eso es importante darle un combustible bueno y saludable para que pueda trabajar de manera eficiente”, dijo Griffin en la asociación.
Consejos para preparar un plato saludable
La Asociación del Alzheimer recomienda los siguientes consejos para cocinar de forma más sana:
- Usar aceite de oliva en lugar de manteca al preparar la comida.
- Usar especias o condimentos sin sodio en lugar de sal.
- No añadir sal extra al cocinar arroz, pasta o cereales calientes.
- Leer las etiquetas de los alimentos y elegir opciones bajas en sodio o sin sal añadida.
- Consumir verduras frescas, congeladas o enlatadas sin aditivos.
- Preparar comidas en base a verduras y granos enteros.
- Optar por aves de corral frescas o congeladas sin piel, pescado y cortes magros de carne.
- Comer pescado un par de días a la semana.
- Consumir fruta fresca como postre.
Cómo evolucionó el tratamiento de la enfermedad
El doctor Ricardo Allegri, jefe de Neurología Cognitiva, Neuropsiquiatría y Neuropsicología de Fleni explicó a Infobae que en 1994 se lanzó el primer tratamiento farmacológico eficaz para el Alzheimer y a partir de allí se lanzaron los tres anticolinesterásicos (donepezilo, galantamina y rivastigmina), el último fármaco fue la Memantina en el 2003. “Estos medicamentos llamados sintomáticos actúan sobre la clínica de la enfermedad y no sobre la fisiopatología. Durante los 20 años siguientes no se tuvo nuevos lanzamientos”.
El médico contó que recién en los últimos tres años empezaron a aparecer resultados interesantes en tratamientos modificadores de enfermedad, los anticuerpos antiamiloideos.
“El primero, muy controvertido en su aprobación por FDA (Food and Drug Administration) por algunas inconsistencias clínicas, fue el Aducanumab (2021), en el 2023 se aprobó el Lecanemab y hace unos días el Donanemab. Estos dos últimos tratamientos son anticuerpos antiamiloideos, que ‘lavan’ el amiloide patológicamente depositado en el cerebro pero además modifican la evolución de la enfermedad. El Donanemab retrasa la evolución un 35% en el estudio de 18 meses en pacientes con formas leves. Pero los estudios muestran que por los criterios de inclusión y exclusión estos tratamientos son bien indicados solo en menos del 10% de los pacientes (Anderson et al., 2021)”, afimró el doctor Allegri.
Y agregó: “Esto es todo un desafío para el sistema de salud tanto para los financiadores como para los estándares necesarios en los prestadores tanto en equipamiento como en entrenamiento profesional. En investigación hoy se están probando 128 nuevas drogas en más de 50.000 pacientes. No podemos ocultar el sol con las manos, debemos ver cómo enfrentar de la manera más racional un desafío que probablemente irá aumentando en los próximos años en este camino hacia la medicina de precisión”, indicó el experto.
Los doctores Crivelli y Allegri afirmaron que para la prevención y el afrontamiento de la enfermedad de Alzheimer es esencial adoptar un enfoque multidimensional que integre una dieta saludable, ejercicio físico regular, estimulación cognitiva, control de factores de riesgo cardiovasculares y el mantenimiento de una vida social activa.
“La combinación de estos tratamientos farmacológicos innovadores con un estilo de vida saludable puede proporcionar un enfoque integral y más efectivo para el manejo de la enfermedad de Alzheimer. Además, participar en ensayos clínicos puede ofrecer acceso a nuevas opciones de tratamiento y contribuir al avance de la investigación en este campo”, afirmaron los expertos.
“Finalmente, es crucial no subestimar el impacto del apoyo emocional y psicológico tanto para los pacientes como para los cuidadores. Enfrentar la enfermedad de Alzheimer es un desafío que requiere resiliencia, paciencia y una red de apoyo sólida, lo que puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida de todos los involucrados”, concluyeron.