La reforma laboral dejó al Gobierno atrapado en un laberinto: si se acerca a la CGT, se alejará del empresariado
¿Podrá el secretario de Trabajo, Julio Cordero, cumplir su objetivo de institucionalizar el diálogo entre el Gobierno, los empresarios y los sindicalistas? No parece sencillo, aunque ya se dieron los primeros pasos: el funcionario recibió a la CGT, que le presentó una lista austera de reclamos, y el miércoles próximo se reunirá con los empresarios del Grupo de los Seis para escuchar sus demandas. Al día siguiente, el Consejo Directivo cegetista debatirá sobre la eventual reanudación del plan de lucha y, aunque todo indica que se mantendrá una tregua, hay algunos indicios de una paz inestable.
Pero el Gobierno se está encerrando en una trampa de la que será difícil salir. Para acercarse a la CGT, Cordero ofreció consensuar el decreto reglamentario de la reforma laboral. Pero si se moderan tan al extremo algunos cambios de la Ley Bases como quiere el sindicalismo se enfurecerá el empresariado, que no quiere atenuar lo que quedó en el capítulo laboral tras el desguace de 42 artículos, e incluso estará en desacuerdo el PRO, que ya le advirtió al titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, que el bloque que lidera Cristian Ritondo quiere debatir proyectos contra el bloqueo a las empresas, en favor de la democratización sindical y sobre el trabajo en plataformas, entre otros.
La dirigencia cegetista presionó al secretario de Trabajo con sus reclamos, aunque los limitó a precisar un puñado de artículos de la reforma laboral y subir el piso para pagar el Impuesto a las Ganancias. Aun así, en la CGT dudan de que el ex abogado de Techint tenga un amplio respaldo de Javier Milei para satisfacer los planteos sindicales y consagrar el diálogo tripartito. En el entorno de Cordero admiten que en el gabinete algunos le piden que “no afloje” ante la CGT y que otros, en cambio, le sugieren que sea flexible para garantizar la paz social ante una economía con piezas sueltas.
Cordero deberá hacer equilibrio. Conformar a la CGT y también convencer a los empresarios de que tienen que ceder algo para pacificar el frente sindical. Hasta ahora, las entidades que integran el G6, que comenzaron a hablar este jueves sobre la postura que llevarán al encuentro en Trabajo, se juramentaron en no resignar el espíritu del articulado laboral que se aprobó en la Ley Bases y que ya se recortó bastante respecto de su versión original. Durante un almuerzo en la Sociedad Rural se acordó: “Si la CGT pidió una cosa, nosotros pediremos exactamente lo contrario”.
Eso equivale, por ejemplo, a que la Unión Industrial Argentina (UIA), la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO), la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA), la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, la Cámara Argentina de Comercio (CAC) y la Sociedad Rural Argentina se negarán a que el decreto reglamentario de la reforma laboral, por ejemplo, suavice el artículo que penaliza los bloqueos sindicales. Daniel Funes de Rioja, titular de la UIA, atacó esa modalidad de protesta cuando habló hace un mes ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT), mientras otro cruzado anti-bloqueos es el presidente de la CAC, Natalio Mario Grinman, que representa a muchas pymes de todo el país que son víctimas frecuentes de las protestas extorsivas del Sindicato de Camioneros.
Cordero tendrá que apelar a su condición de negociador experimentado para convencer a los empresarios del G6 de agregar un atenuante en el artículo contra los bloqueos para no facilitar los despidos de los bloqueadores que incurrieron en una “grave injuria laboral”, como prevé la Ley Bases.
La idea de buscar alguna fórmula para moderar el artículo anti-bloqueos surgió en la reunión que el secretario de Trabajo tuvo el martes con la CGT, que por primera vez fue enfática en ese punto que, hasta ahora, no preocupaba al sector dialoguista porque no bloquea empresas. Sí, en cambio, complica a Camioneros, que estuvo ausente en el encuentro: Pablo Moyano avisó que no quería reunirse con Cordero y su papá, Hugo, desistió de reemplazarlo pese a los esfuerzos que hizo hasta último momento el ultradialoguista Gerardo Martínez (UOCRA), el cerebro de la estrategia de la CGT.
Ahora que ya recibió a la CGT, Cordero escuchará a los empresarios y llevará ambas posturas ante el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, para que el Gobierno tome una decisión acerca de los alcances de la reglamentación. Para la semana siguiente está previsto que debute la mesa técnica tripartita, integrada por expertos de cada sector, para redactar el decreto que instrumentará la reforma laboral.
Ya hay otras voces que suman propuestas para la reglamentación: la diputada nacional del PRO Verónica Razzini, que hasta el 10 de diciembre fue la titular del Movimiento Empresarial Anti Bloqueos (MEAB) y tuvo su empresa paralizada durante 90 días en 2020, le pidió por escrito a Cordero que se incluya la utilización de filmaciones para no haya que llamar a un escribano para certificar esas protestas y que se espere hasta una hora para el cese de la conducta injuriosa antes de despedir.
En la CGT predomina la idea de ensayar el diálogo con el Gobierno antes de avanzar hacia el tercer paro general, aunque el más entusiasta parece Gerardo Martínez, que incluso, como anticipó Infobae, llevó la defensa de las negociaciones con la administración Milei a un encuentro con el embajador de Estados Unidos, Marc Stanley, y un grupo de legisladores norteamericanos encabezados por el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Benjamin Cardin.
El líder de la UOCRA, además, medió entre algunos líderes gremiales y los funcionarios libertarios para evitar que crecieran los conflictos. Martínez fue clave para que Hugo Moyano hablara en abril pasado con Cordero y Guillermo Francos para destrabar la homologación de la paritaria del 45% para marzo y abril, que superaba los topes oficiales. Luego, intercedió ante el secretario de Trabajo para alcanzar una solución que beneficiara a Luis Barrionuevo en su pelea interna con Dante Camaño, su ex cuñado, por el control de la decisiva Seccional Capital del Sindicato de Gastronómicos. Barrionuevo bajó su perfil contra el Gobierno, pero hay otro motivo: está por salir un DNU de Milei que permite que los mozos cobren la propina de manera digital en los bares y restaurantes, un viejo reclamo del líder sindical que ahora se hará realidad gracias al impulso del ministro Federico Sturzenegger.
De todas formas, hay frentes de conflicto que amenazan el nuevo clima de armonía: los gremios docentes agrupados en la CGT afirmaron que el Gobierno todavía no hizo una nueva propuesta salarial después de su rechazo a un sueldo mínimo de entre 380.000 y 400.000 pesos y advirtieron que “sin una oferta salarial aceptable nos encontramos en vísperas de un paro nacional docente”. Así lo advirtió el secretario de Políticas Educativas de al CGT, Sergio Romero (UDA): “Los salarios mínimos docentes de todo el país -dijo- se encuentran debajo de la línea de pobreza, que hoy asciende, para una familia de 4 integrantes, a 873.169 pesos, mientras que desde diciembre el salario mínimo está congelado en 250.000 pesos, aún por debajo de la línea de indigencia, que es de 393.319 pesos”.
En un laberinto similar quedó atrapado el líder de La Fraternidad, Omar Maturano: hace un mes, para evitar un paro por reclamos salariales, intervino Guillermo Francos y luego la Secretaría de Trabajo dictó la conciliación obligatoria en el conflicto, pero en los 15 días de esa instancia de negociación los funcionarios no llamaron a una sola reunión ni hicieron ninguna oferta para recomponer los sueldos. A último momento, la conciliación se extendió por 5 días más. Si no hay novedades, La Fraternidad se reunirá este viernes para decidir un paro de 48 horas que paralizaría los trenes el lunes 29 y el martes 30 de este mes, justo cuando se reanuden las clases tras las vacaciones de invierno.
Aun así, la mayoría de la CGT está dispuesta a explorar una negociación con el Gobierno, aunque el clima de tolerancia tiene marcado en rojo el mes de agosto: en la segunda quincena se sabrá qué resultados concretos tuvo el diálogo con Cordero. Si hay resultados positivos, la tregua de la CGT se extenderá. Si no, se acelerará un nuevo paro. Paradójicamente, uno de los resultados positivos sería pasteurizar aún más la reforma laboral, algo que tranquilizará a la CGT pero pondrá nerviosos a los empresarios y al PRO. ¿Qué pesará más para Milei? Por las dudas, en la Casa Rosada no descartan darle luz verde a Sturzenegger para avanzar con una ley “anti-casta” de democratización sindical, ese tradicional cuco con el que la política suele amenazar al gremialismo aferrado a sus sillones.
Por ahora predomina la expectativa que reflejó Gerardo Martínez ante Infobae tras reunirse con Cordero: “Se inauguró un ciclo de buenas relaciones con el Gobierno y apostamos a que eso se mantenga”. El resto de la CGT acompaña, mientras los sectores más duros sueñan con un paro de 36 horas. No sólo no hay plata, como dice Milei, sino que para algunos no hay fe en el diálogo.