El fraude en Venezuela acelera definiciones en la región: el papel de Milei, el juego de Lula y el denso silencio K
El fraude y la siguiente escalada represiva del régimen de Venezuela tensa en estas horas toda la política en la región. Javier Milei se movió con rapidez y quedó en la primera línea de la condena frontal a la operación montada por Nicolás Maduro. En cambio, Lula da Silva parece decidido a agotar gestiones con guiño de Washington y sin quebrar todas las líneas con Caracas, además de atender a su frente interno. Con todo, hay algo más o menos en común: el reclamo de una revisión verificable de la elección, con publicación de todas las actas del comicio. Es también la posición más difundida en la política local, salvo el kirchnerismo que mantiene un denso y penoso silencio.
En el caso de la Argentina, el Gobierno debe atender a la vez una cuestión especialmente delicada: se trata de la situación de los seis opositores venezolanos refugiados en la embajada argentina, en Caracas, que sufrió asedio de grupos paraestatales. Según trascendió, ya habría contactos con diferentes diplomacias de países de la región, para moverse en base a las convenciones internacionales y resolver el tema en velocidad, luego de que Maduro decidiera un plazo de 72 horas para el retiro de los representantes argentinos.
El Gobierno argentino condenó el fraude sin vueltas y calificó a Maduro como dictador. Desde esa posición, dio una señal en distintas direcciones. En el plano externo, se movió en línea con otros ocho países latinoamericanos al reclamar la revisión completa de las actas electorales. En ese grupo se anotaron dos socios del Mercosur: Uruguay y Paraguay. Hacia el interior -es decir, la política local- marcó un punto que descolocó básicamente al peronismo/kirchnerismo. No se ve espacio para confrontar en este punto con la Casa Rosada. Y eso afecta a Cristina Fernández de Kirchner, que tampoco se encuentra cómoda con el movimiento del líder brasileño. Su relación anterior con Caracas lo excede.
Lula intenta un ejercicio diplomático que lo reafirme como figura central de la región, por el peso propio de Brasil y por repetido objetivo personal. Su partido, el PT, avaló la “reelección” de Maduro. Y él mismo cuidó los términos -habló incluso de “proceso normal”-, pero lo hizo demandando como piso necesario de salida una exposición de todos los resultados, frente la escandalosa y burda puesta en escena del régimen venezolano. El presidente brasileño tal vez esté recreando viejas fórmulas para ocupar el lugar del equilibrio en la mirada de Washington. En alguna etapa, fue foco disimulado de recelos con las gestiones kirchneristas.
El envío a Caracas de Celso Amorim, ex canciller brasileño y principal asesor presidencial en esta materia, jugó en el mismo sentido. También hubo contactos reservados con México y Colombia. Y la conversación telefónica de cerca de media hora con Joe Biden fue el otro capítulo central. Existen matices, por supuesto.
Estados Unidos señaló primero la existencia de “señales claras” que hablan de un proceso fraudulento -más dura fue después Kamala Harris, que además condenó la represión- y luego coincidió con su interlocutor en el reclamo al gobierno venezolano para que publique de inmediato y de manera transparente los resultados de la elección. El Presidente brasileño ratificó el pedido, pero no insinuó siquiera irregularidades, aunque eso asoma como implícito de tal demanda.
Ese es el punto. Por ahora, Maduro no muestra nada parecido a un gesto en esa dirección. Por el contrario, el discurso de denuncia de una conspiración golpista -y la amenaza sobre María Corina Machado y Edmundo González Urrutia- va de la mano con la represión abierta y paramilitar.
Se agregan otras dos cuestiones. La primera: más del 70 por ciento de las actas fue difundida por la oposición -exponen una aplastante derrota de Maduro- y si fueran publicadas oficialmente, podrían ser confrontadas. La segunda, en forma de pregunta obvia: qué grado de credibilidad tendrían luego de varios días sin exhibir comprobante alguno del comicio si intentan ratificar el anuncio del domingo a la noche. Las referencias de aquellas horas a un supuesto hackeo podrían volver al discurso oficial.
Existe otro dato que en general pasó inadvertido, salvo para experimentados observadores locales del proceso venezolano. En la misma línea de las demandas sobre la publicación de datos comprobables se anotó un pronunciamiento que sin dudas tiene conexión externa significativa: el episcopado venezolano reclamó un proceso de “verificación” de las actas en el que “participen activa y plenamente todos los actores políticos implicados”.
Frente a ese cuadro interno y externo, entre la denuncia de fraude y el reclamo amplio sobre transparencia para el recuento de votos, Maduro expone una escalada para mantenerse blindado internamente. Lo expresan también los otros jefes de peso en la estructura política y militar del régimen: Diosdado Cabello y Vladimir Padrino López. Así, el común denominador de las demandas a Caracas -con matices- alimenta el interrogante sobre una salida medianamente contenida.
Milei se movió de manera frontal también para afirmar un lugar en el tablero de la región. Maduro lo buscó para confrontar ruidosamente, algo de suma cero frente a su público, sin ganancia en el plano externo y con una cuota de “incomodidad” -el término suave que circula en medios peronistas- para el kirchnerismo.
Pero además del discurso duro, Milei buscó correspondencia con otros presidentes. La referida firma de un planteo junto a ocho mandatarios tuvo impacto directo antes de que fueran visibles movimientos como el de Lula. Y además, decidió tener participación activa, con presencia de Diana Mondino, en la reunión extraordinaria de la OEA convocada para este miércoles.
Ese contexto internacional de reclamos -con matices- para que se respete el voto y, sobre todo, la realidad dramática en las calles de Venezuela hacen más densos y notables los silencios locales. No se trata sólo de construcciones más o menos ideológicas, sino además de viejas relaciones, un entramado de intereses compartidos. CFK difundió que dará en México una conferencia sobre realidad política y electoral de América Latina. Será el sábado que viene. Falta mucho.