Los últimos días de tensión entre Macri y Milei: reunión en Olivos, furia con su entorno y un encuentro secreto con Bullrich
“¿En serio no te enfocaron?”. Javier Milei se hizo el sorprendido. Ya llevaba un rato de charla a solas con Mauricio Macri en el chalet de la quinta de Olivos cuando se coló en la conversación la trastienda de la puesta en escena del pacto de mayo en Tucumán y los trascendidos públicos en torno al supuesto mal humor del ex presidente por el ninguneo en la transmisión oficial.
“Cuando nos conocimos te dije que esta relación se iba a basar en la verdad, así que no te enojes con algunas cosas”, le resaltó el líder del PRO. “Presidente, yo con usted no me voy a enojar nunca”, le respondió Milei, que no lo tutea en privado: públicamente le dice “presi”.
Fue el lunes a la noche, y la sobremesa, después de las milanesas con ensalada, se prolongó durante varias horas. Fueron cuatro en total. Hacía rato que no se veían. Habían intercambio algunos WhatsApp en el último tiempo, pero el reposicionamiento público de Macri, sus quejas a la “mesa chica” presidencial y el relanzamiento del PRO solo llevaron intranquilidad a la relación.
El ex mandatario le adelantó, “de principio a fin”, según su entorno, el contenido del discurso con el que ayer por la tarde inauguró la nueva etapa del PRO, en medio de la ola libertaria y de la crisis, pública y privada, que atravesó durante este semestre al vínculo entre Macri y Milei, pero en particular entre el ex presidente y el entorno del jefe de Estado al que Macri tiene apuntado, con especial énfasis en Santiago Caputo, el asesor estrella de la Casa Rosada.
“Santiago es el tipo más poderoso del gobierno”, explicaron anoche desde el seno del macrismo mientras Macri y sus principales colaboradores seguían las repercusiones de su reaparición pública, la primera de ese estilo desde la campaña electoral, en uno de los camarines del Arena Studio, un enorme galpón en el corazón de La Boca desde el que el presidente del PRO ensayó una suerte de defensa ambigua de la figura de Milei y sus intenciones como jefe de Estado, pero descargó toda su furia por “el desafío de ayudar a quien no tiene el deseo de ser ayudado”: “Lo que pudimos ayudar fue a pesar de su entorno”, disparó. “Sigue teniendo pendiente el desafío de construir un equipo”, agregó.
Macri y Caputo se detestan mutuamente, pero el ex presidente, que lo acusa de obturar cualquier injerencia suya en el gabinete, se cuidó en su discurso de La Boca de no mencionarlo explícitamente. No hizo falta: el jefe del PRO se lo hizo saber el lunes a Milei, en Olivos, y algunos miembros de su círculo más confiable se ocuparon en hacerle llegar indirectamente al consultor el siguiente mensaje: “Los que se enfrentaron a Mauricio no terminaron bien”.
Las versiones en torno a la dureza y al tiempo que consumió a la charla entre Milei y Macri el nombre de Caputo son diferentes de acuerdo a las fuentes. Cerca del asesor dicen que “le tiró tierra durante las cuatro horas”. En el macrismo aseguraron que solo fueron algunas críticas puntuales, pero suficientes para que el presidente le llevara el tema a su colaborador de máxima confianza. El miércoles, 24 horas antes de la reaparición de Macri, Caputo sorprendió con una entrevista exclusiva que le brindó al periodista Manuel Jove en el sitio de TN, en la que llenó de elogios al fundador del PRO.
“Fue una emboscada”, argumentaron anoche en La Boca. “Sería muy ingrato si después de eso Macri le pegara”, sintetizaron en despachos cercanos al consultor que tiene cada vez más influencia en el gabinete y el sistema de toma de decisiones.
Lo cierto es que entre la cena del lunes y ese reportaje que no tenía pensado dar, el asesor y el presidente tuvieron casi 48 horas para charlar.
Macri nunca tuvo previsto mencionarlo con nombre y apellido en su discurso de relanzamiento de ayer por la tarde, pero si había preparado junto a sus asesores una respuesta cuando le preguntaran por él en las entrevistas pautadas para estas horas.
Más allá de Caputo, en el macrismo se preguntaron en estos días si no sería Milei el que, a pesar de sus sucesivos reconocimientos a los consejos del ex presidente, promovió durante todo este tiempo el rechazo a la asesoría que este semestre intentó brindar el líder del PRO a través de los equipos técnicos del partido para agilizar la gestión y “acelerar los procesos”. “El presidente nos ha propuesto una fusión: nadie se casa sin conocerse y convivir”, avisó anoche el ex mandatario. En privado, la frase fue mucho más soez.
“Le dice todo que sí, pero después dice que no sabe qué es lo que pasa”, subrayaron ayer en el entorno macrista. Según trascendió, en el chalet de Olivos, el lunes por la noche, Milei y el ex presidente repasaron algunas puntos débiles de la gestión que según Macri deberían reconsiderarse. “Javier quedó en revisar algunas cosas”, respondieron desde el macrismo consultados por este medio.
En ambos campamentos empezó a resurgir en los últimos tiempos una serie de inquietudes cada vez más recurrentes. ¿Milei de verdad está dispuesto a dejarse asesorar por Macri? ¿Macri realmente cree en la capacidad del economista libertario? ¿Cuánto de lo que dicen públicamente tiene un verdadero respaldo privado?
La relación encontró su punto de máxima tensión en la previa del Pacto de Mayo, la semana en la que Macri ejecutó una serie de movimientos de desmarque del gobierno: desde la asamblea del PRO en la que relegó a Patricia Bullrich de las decisiones partidarias hasta el reclamo público por la coparticipación porteña.
Después de eso, el ex presidente le avisó a Karina Milei a través del diputado Hernán Lombardi que apoyaría la firma del acta de mayo en Tucumán, pero que le parecía un despropósito volar especialmente desde Europa a la Argentina para un evento al que no tenía previsto acudir ningún ex presidente -después confirmó su presencia Adolfo Rodríguez Saá-. Enterados de su decisión, Guillermo Francos lo llamó por teléfono para decirle que su participación sería de mucha relevancia para el presidente.
Macri aceptó, se pagó un pasaje de vuelta a Buenos Aires, voló en avión privado a la capital tucumana y regresó a la Ciudad para despegar al otro día otra vez hacia Europa. En el macrismo están convencidos de que Santiago Caputo ordenó de que en la televisación oficial apenas apareciera el ex mandatario. El jefe del PRO notó ese detalle recién horas después de la puesta en escena, y los días siguientes fueron una andana de trascendidos sobre su supuesto enojo, el rol del consultor en esa decisión y los cortocircuitos entre el macrismo y la Casa Rosada.
El episodio sumó más tensión a la relación, tanto que fue parte de la conversación a solas entre Milei y Macri del pasado lunes. Fuentes calificadas confiaron en que, de hecho, hace algunas semanas el ex presidente y Caputo tenían previsto verse, y que el consultor le habría suspendido la reunión por una operación periodística que habría tenido al asesor como destinatario y, según su entorno, a Macri como ejecutor. En el macrismo desconocen el dato: remarcaron que no hablan hace meses. Se habían visto en abril, en la casona de Acassuso del ex mandatario. Una reunión sin ningún resultado.
En paralelo, el ex presidente entabló el último mes un vínculo fluido con la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, una de las principales enemigas de Caputo dentro del gabinete. El primer encuentro entre ambos, propiciado por Matías Kelly, un influyente colaborador de la ministra, tuvo lugar en unas oficinas en la esquina de Esmeralda y Paraguay, en pleno centro porteño, y Macri, dicen, quedó fascinado. El ex mandatario cree que Capital Humano es una mega estructura muy difícil de liderar, pero que Pettovello tiene buenas intenciones y cierta audacia. Lo que más le atrajo al presidente del PRO, sin embargo, es el rechazo de la ministra con el principal asesor de la Casa Rosada.
Caputo sabe que esa sociedad transitoria entre la ministra y Macri lo tiene a él como principal eje de confluencia. El consultor intentó en reiteradas oportunidades que ella diera un paso al costado. En el momento de mayor crisis interna en Capital Humano, Pettovello decidió acudir a Macri. La ministra, que accede a la intimidad de Olivos, le reprocha hace tiempo a Milei la pirotecnia que le tiran desde la propia Casa Rosada. Caputo replica en que la gestión de ese ministerio hace aguas por todos lados. En el gobierno concluyeron en que todos tienen razón.
Por el momento, la crisis interna no tiene resolución. Tampoco la sórdida disputa entre el macrismo y el entorno presidencial que en estas últimas horas quedó más al descubierto que nunca. El ex presidente exhibió ayer sus razones.
Para la mesa chica de Milei tiene un trasfondo mucho menos noble que el que explicitó el líder del PRO en su reaparición pública, vinculado a la agilización de la gestión, y que volverá a exponer en la serie de entrevistas que completará en los próximos días.
“Cuando vos te compras una consola de videojuegos viene con dos controles. Mauricio creyó, cuando empezó el gobierno, que iba a manejar uno de ellos”, lanzaron desde el entorno del jefe de Estado. Explicaron que, cuando Milei ganó la Presidencia, Macri intentó avanzar sobre YPF, el Ministerio de Justicia y algunas áreas de la gestión que proveen poder y recursos. Y que, ante la negativa presidencial, empezó a ventilar su disconformidad con la gestión.
De cualquier manera, el ex presidente enfrenta de cara al 2025 un desafío complejo: recuperar la identidad de un partido, el PRO, que quedó sumergido en las aguas libertarias sin que eso altere el humor de un electorado que, en una buena medida, todavía mantiene una altísima expectativa en el rumbo de la gestión que escogió Milei.
Para eso se metió de lleno en el rearmado del partido que fundó hace dos décadas, buscó diferenciarse del gobierno y trató de barrer definitivamente con Bullrich y todos los colaboradores de la ministra que en la tarde de ayer ni se preocuparon por acercarse a La Boca. Tampoco lo hizo Horacio Rodríguez Larreta, que diseña una dificilísima vuelta al escenario público para la próxima campaña electoral.
La ministra de Seguridad auspicia una fusión total entre el PRO y La Libertad Avanza para el 2025. Desde que aceptó sumarse al gabinete se propuso ese objetivo, aunque hasta ahora se cuidó en no alterar la armonía parlamentaria en el bloque, a pesar de la ruptura con Macri que quedó plasmada con la elección de autoridades de la asamblea partidaria. Macri cree que si el año próximo Bullrich tiene éxito con ese propósito, podría tratarse de una buena vez del certificado de defunción del PRO. A la ministra, fanatizada con el clima de época y mimetizada con las ideas libetarias, la entusiasma la idea.
Trascendieron pocos detalles, pero fuentes partidarias le confirmaron a Infobae que hace algo más de una semana el ex presidente y la ministra de Seguridad se reunieron a solas, en secreto, durante unas dos horas.
Fue un encuentro duro, con reproches directos, en el que, según las fuentes, casi que no hubo coincidencias. Quienes escucharon a Macri después de esa cumbre aseguraron que, para él, “se trata de una relación terminada”.