Economía

Milei, del discurso a lo realizado

El presidente Javier Milei es un caso paradigmático. Su discurso -tan aplaudido en Davos, por caso- estuvo lejos de ser excelente. Quizás la crítica más importante que le haría es su insistencia en la heroicidad de los empresarios (EFE) (SHAWN THEW SHAWN THEW/)

Nunca deja de sorprender el hecho de que la opinión pública, no solo cree en el discurso de los políticos -aun sabiendo que nunca cumplen- sino que, para remate, cuando se encuentran frente a la realidad, que no coincide, o la esconden o, aún peor, la desvirtúan, desdibujan o intentan justificarla con tal de no tener que admitir que los hechos están lejos del discurso que aplaudieron. No por nada se le atribuye a Ricardo Balbín el dicho según el cual “lo que al político le sirve para la campaña, no le sirve para gobernar.”

El presidente Javier Milei es un caso paradigmático. Su discurso -tan aplaudido en Davos, por caso- estuvo lejos de ser excelente. Quizás la crítica más importante que le haría es su insistencia en la heroicidad de los empresarios, cuando lo cierto es que los verdaderos héroes son los ciudadanos comunes -incluidos los empresarios sanos- que trabajan duramente todos los días para poder sostener a sus familias soportando el enorme peso del Estado, y muchas veces, el costo que implican algunos privilegios empresariales como oligopolios o ventajas aduaneras.

Por cierto, una economía de mercado, libre se entiende, beneficia primero a los más débiles. A ver, el mercado automáticamente se dirige primero hacia dónde hay mayor necesidad, ya que allí los precios tienden a subir y los salarios tienden a ser bajos, y estas dos cuestiones mueven al mercado en la dirección de las mayores urgencias. Insisto, lo hace automáticamente, no es una cuestión de preferencia personal.

Una economía de mercado, libre se entiende, beneficia primero a los más débiles

De modo de que, el hecho de que los primeros perjudicados sean los más débiles -los jubilados, por caso-, es indicador incuestionable de que no hay mercado libre. La teoría del “derrame”, según la cual hay que favorecer primero a los empresarios porque ellos crearan riqueza y esta se derivará, es una falacia que usa el establishment para favorecerse y, por cierto, lo más probable es que el derrame hacia abajo nunca ocurra.

En cualquier caso, sin ser excelente, el discurso de Davos iba en la dirección correcta. Ahora, “del dicho al hecho hay un enorme trecho”.

Aparentemente lo que sucedió es que, dada la necesidad electoral y operativa -ante la falta de cuadros propios con experiencia en el intrincado laberinto del Estado- tuvo que aliarse con Mauricio Macri y no supo -por flojedad intelectual- distinguir la paja del grano y aceptó todo el estatismo del macrismo que lo había llevado al fracaso. Insisto, porque este es otro error común: Macri no fracasa por “gradualista” sino por estatista, por el contrario, el gradualismo, la prudencia es una virtud que Milei debería incorporar.

Aparentemente lo que sucedió es que, dada la necesidad electoral y operativa -ante la falta de cuadros propios con experiencia en el intrincado laberinto del Estado- tuvo que aliarse con Mauricio Macri y no supo -por flojedad intelectual- distinguir la paja del grano y aceptó todo el estatismo del macrismo que lo había llevado al fracaso (Europa Press)
Aparentemente lo que sucedió es que, dada la necesidad electoral y operativa -ante la falta de cuadros propios con experiencia en el intrincado laberinto del Estado- tuvo que aliarse con Mauricio Macri y no supo -por flojedad intelectual- distinguir la paja del grano y aceptó todo el estatismo del macrismo que lo había llevado al fracaso (Europa Press) (Europa Press/Contacto/Maximilian/)

El Presidente, de sus frases “los impuestos son robo” y “el Estado es el enemigo” pasó al tan aplaudido “equilibrio fiscal” que ninguno de sus fans se atrevió a explicar. Según datos de la Secretaría de Hacienda, los ingresos tributarios de enero 2024 aumentaron 256,9% interanual. Es decir, levemente por sobre la inflación del 254,2%. Por su parte, los gastos primarios aumentaron 114,6% interanual.

Así, obviamente, “el superávit primario se explica por mayor presión fiscal sobre el sector privado y una fuerte licuación del gasto estatal. Por caso, las jubilaciones y pensiones subieron el 119,3% y los subsidios económicos solo 27,5%”, destaca el economista liberal Roberto Cachanosky.

Al mismo tiempo, y siguiendo la línea ideológica del ministro de Economía, Luis Caputo, se comprometió a pagar todas las deudas financieras estatales. ¿Por qué? Porque quiere seguir sosteniendo al Estado al ritmo del FMI que, al contrario de lo que creen muchos, es un organismo multi estatal dedicado, precisamente, a otorgar préstamos a Estados fallidos -a los que los privados se niegan a prestarles por insolventes- para que sigan adelante y no reconviertan a economías de mercado eficientes.

Es un juego de dudosa moral el de la deuda financiera del Estado, ya que sus prestamistas le dieron fondos a sabiendas de que estaba quebrado

Es un juego de dudosa moral el de la deuda financiera del Estado, ya que sus prestamistas le dieron fondos a sabiendas de que estaba quebrado, con la esperanza de que el gobierno esquilmara -con impuestos- a sus ciudadanos hasta el infinito con tal de devolverles lo prestado.

Es una negra ironía que, mientras una persona privada jubilada que toda su vida aportó de buena fe para capitalizar sus ahorros y luego recibir una renta, se encuentre hoy cobrando unos USD 150 por mes, que no le alcanzan ni para comer.

En el gráfico de Invecq se ve cómo las prestaciones sociales explican casi el 50% de la baja del gasto, dentro de las cuales las jubilaciones perdieron 38,1% de su valor real:

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Reparto de cargos para llegar al déficit fiscal cero

La baja en las prestaciones sociales llega a $1.087.319 millones en tanto que el pago de intereses subió en $782.970 millones.

Mientras que muchos se enriquecen vendiendo bonos del Estado que compraron a un bajo precio hoy aumentado por la promesa del gobierno de Milei de pagarlos al 100 por ciento.

Por caso, el siguiente gráfico muestra la evolución muy positiva de los Bonares y Globales a pesar del bajón al caerse la sanción de la ley Bases:

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Evolución muy positiva de los Bonares y Globales a pesar del bajón al caerse la sanción de la ley Bases

Así, destruyendo al sector privado -lo que el establishment quiere disimular diciendo que es necesario pasar por un período duro- ha logrado una fuerte recesión.

Y, como consecuencia, aumentó significativamente la pobreza llevándola a 57,4% de la población. Milei consiguió aumentar el número de pobres un 12%; empujó a 5,8 millones de personas de la clase media a la pobreza y a 2,5 de personas de la pobreza a la indigencia. Claro que no puedo asegurar que estos cálculos de la UCA sean precisos, pero sí es muy evidente que la pobreza aumentó fuertemente.

Así las cosas, muchos analistas empeoraron sus expectativas y ahora auguran una caída del PBI en 2024 del 3,5%. Como no soy adivino, me abstengo de hacer cálculos tan precisos, pero es obvio que la economía va por mal camino, y no es debido a “un ajuste necesario” como pretende el establishment, la derecha conservadora, sino por ir contra las reglas del mercado.

Muchos analistas empeoraron sus expectativas y ahora auguran una caída del PBI en 2024 del 3,5 por ciento

Sucede que el tamaño (el peso) del Estado no se mide por sus medidas físicas -el número de edificios u otras propiedades- ni siquiera por la cantidad de empleados (aunque obviamente hay una relación indirecta) sino por los recursos que le quita a la sociedad -por vía impositiva, inflacionaria y de endeudamiento en relación con el PBI- y, de modo secundario, por la cantidad de regulaciones (limitaciones, en rigor) que impiden el desarrollo del mercado.

Y claramente, las hasta ahora pocas desregulaciones no solo que no están siendo suficientes para revertir el mayor peso del Estado -el estatismo- sobre el sector privado, sino que de seguir por este camino se formará una bola de nieve -con caída de la recaudación por baja en la actividad- que no podrá revertir.

Quizás logre un achicamiento, en términos absolutos, del “enemigo” (según el discurso de quién hoy lo dirige) pero el sector privado caerá más con lo cual, irónicamente, el tamaño del Estado crecerá en términos reales, relativos.

Queda la esperanza de que vuelva a su discurso, no tan excelente, pero en la dirección correcta y adopte una economía de mercado libre, liberando, disminuyendo el peso estatal sobre el sector privado.

Para ello debería empezar por reconocer que, según las reglas del mercado, el Estado está quebrado y, entonces, debe llamar a “convocatoria de acreedores” y acordar los pagos posibles en un marco innegociable: baja de impuestos, cero (sobre) emisión y devolución de deudas legítimas primero, como la que se tiene con los jubilados que, por cierto, de ninguna manera puede considerarse un gasto sino la devolución de una enorme obligación con las personas que aportaron fondos para su capitalización.

Así, la economía empezaría a crecer desde el primer instante, en un círculo virtuoso que redundaría en mayor recaudación, más consumo y más inversión y, entonces, la posibilidad de devolver más deuda, incluso aquella con quienes le prestaron al Estado.

El autor es Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

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