Cuidado con el traslapo
El término traslapar es poco usual en nuestra lengua cotidiana, significa cubrir una cosa con otra. En la contabilidad se lo utiliza para identificar un tipo de fraude que se produce cuando un empleado oculta cobranzas realizadas manteniéndolas en cuentas por cobrar, de esta forma busca “cubrir un retiro irregular de fondos con el registro contable intencionalmente equivocado”.
Sin embargo, en esta ocasión le doy especial atención al significado que tiene concepto traslapar en relación con el manejo de las cuentas a pagar y los gastos, tanto de empresas como personas.
En tiempos como los presentes en los que los ingresos reales disminuyen, ya sea porque las ventas caen por falta de consumo o por la pérdida del poder adquisitivo de los pesos que se perciben por el trabajo y los egresos aumentan por la recomposición de precios que alienta el actual gobierno, ocasionando dificultades que en muchos casos se traslapan las cuentas a pagar de un período a otro.
Un poco de historia
Durante más de 10 años los argentinos hemos vivido con altas tasas de inflación, es decir, con sucesivos desajustes en los precios relativos de las cosas, entre ellas los ingresos.
Los gobiernos anteriores buscaron sostener el consumo, entendiendo que de esa manera su caudal político se sostendría. Para eso, aplicaron controles de precios, retrasaron el tipo de cambio, congelaron tarifas por servicios públicos y emitieron sin límite para que las personas, con o sin empleo, puedan satisfacer algunas necesidades.
Durante más de 10 años los argentinos hemos vivido con altas tasas de inflación, es decir, con sucesivos desajustes en los precios relativos
El abuso en el uso de estas herramientas terminó por romperlas, a tal punto que muchos de los que salían beneficiados por ellas entendieron que la situación estaba agotada y votaron una alternativa diametralmente opuesta. En consecuencia, se están produciendo varios fenómenos en simultáneo:
- Recomposición de precios;
- Competencia entre los productos por una nueva posición de precios relativos, algunas veces aprovechando la falta de competencia y ofreciendo productos muy por encima de los valores internacionales;
- Aceleración del proceso inflacionario por la liberación de precios; y
- Brutal pérdida del poder adquisitivo del ingreso de los trabajadores.
Nada nuevo, en verdad, cada cambio de modelo genera nuevas pujas distributivas que en el mediano plazo deberían tender a acomodarse, si todo sale bien.
Este cambio se produce de manera violenta y sin previo aviso, agravándose durante los próximos meses. Es por eso por lo que entender al traslapo puede ayudar a disminuir los efectos angustiantes que producen correr atrás de los gastos, endeudarse y pagar altísimas desreguladas tasas de interés.
Primeros síntomas
- Dificultad para pagar los gastos con tarjetas de crédito o fiado;
- Refinanciar parte de los saldos;
- Poder cumplir, sólo, con el pago mínimo;
- Imposibilidad de pagar el pago mínimo;
- Recurrir a canales de financiación alternativos para cubrir el pago mínimo.
En definitiva, financiar, refinanciar y volver a renovar las deudas es lo que se denomina traslape en los pagos. Diagnosticar preventivamente siempre servirá para evitar sorpresas mayores.
Verificar la variación en los precios de los productos que se compran habitualmente sirve mucho, tanto para justificar su necesidad de adquisición como para entender la relación que tienen con el ingreso personal.
Por otro lado, si un proveedor sube demasiado sus precios en busca de un techo en la demanda, la mejor forma de ayudar a que lo encuentre es dejar de comprar. Si los precios promedio de los bienes que se consumen corrientemente subieron 50% y los recursos monetarios sólo 20% se producirá una caída del poder adquisitivo del 20 por ciento.
Verificar costumbres
Años de subsidios e intervención en los precios han llevado a subestimar los costos de determinados bienes y servicios. Luz, gas, agua, carne o incluso algunos electrodomésticos, en el pasado contaron con ventajas para los consumidores.
Los tipos de cambio múltiples pusieron durante muchos años a los productos importados más accesibles que los fabricados localmente. Cuidar el uso de esas cosas que antes eran “baratas” demandarán conversaciones para concientizar, tanto a familias como a trabajadores de las empresas.
Años de subsidios e intervención en los precios han llevado a subestimar los costos de determinados bienes y servicios
Momentos como los que se transitan alientan a la especulación por un lado y a la necesidad por otro. Es por eso por lo que se presentan oportunidades en ofertas de productos de próximo vencimiento o cuando un proveedor debe cumplir con obligaciones sin poder hacerlo y recurre a ventas de contado a precios más bajos. Estar atentos a estos llamados potenciarán el poder de compra.
Por último, evitar la especulación optimista de que lo mejor está por venir para seguir con la fiesta un rato más. Se está frente a un potencial punto de inflexión en la historia económica del país.
En verdad, poco se puede predecir aún, si va a ser para mejor o si servirá para acelerar pobreza, desempleo y marginalidad, sin embargo, cuidar el peso y principalmente estar desendeudado nos mantendrá un poco más lejos de las crisis financieras personales. Austeridad sin traslapar.
El autor es director en Fundación Iberoamericana de Telemedicina