Salud

Por qué lloramos: cuáles son los distintos tipos de lágrimas y qué función tienen para la salud

¿Por qué lloramos? El llanto es una expresión emocional a la que vamos a analizar en dos partes: el llanto en el sentido de las lágrimas y la expresión del rostro.

Cuando lloramos -nos pasa con alguna frecuencia a todos- se nos edematizan (hinchan) los párpados, se ponen rojas las mejillas, los labios están temblorosos, el ceño fruncido y, a través de los ojos inyectados y colorados, aparecen lágrimas. Esas lágrimas salen de las glándulas lagrimales. Llenan todo el ojo y caen como gotitas.

¿Qué son las lágrimas?

Las lágrimas, a menudo subestimadas, son producidas por las glándulas lagrimales situadas en la parte superior externa de los ojos. Este líquido esencial tiene funciones cruciales como limpiar y lubricar la superficie ocular, que carece de vasos sanguíneos. Además, las lágrimas proporcionan oxígeno y contienen componentes como azúcar, proteínas, globulinas antisépticas.

En condiciones normales, las lágrimas sirven para lubricar y limpiar el ojo. Sin embargo, cuando una partícula irritante como polvo o arena entra en contacto con el ojo, la composición química de las lágrimas cambia.

Las lágrimas varían en composición química según la emoción que las provoca (imagen ilustrativa infobae)

Existe un tercer tipo de lágrimas, aquellas que se producen por emociones como alegría, tristeza, enojo o amor. Estas lágrimas poseen una composición química distinta, reflejando de manera única el estado emocional de una persona.

¿Por qué lloramos?

Los humanos lloramos por muchos motivos. Una persona puede llorar y lagrimear por el viento, por la arena en la playa, por cortar cebolla, pero también por emociones, tanto negativas como positivas. Uno puede llorar por dolor físico, por tensión emocional, y también, afortunadamente, uno puede lagrimear por felicidad o alegría.

¿Y sabe qué? Es tan importante la expresión emocional que hasta las lágrimas tienen distinta composición química dependiendo del origen de la emoción que las genere. Fíjese que si usted llora por tristeza o por estrés crónico, las lágrimas van a tener alta concentración de cortisol y de proteínas. Pero si usted llora por alegría, van a tener altas concentraciones de endorfinas, que son sustancias cerebrales que nos acompañan en los momentos de bienestar.

ojos rojos y lesiones - (Imagen Ilustrativa Infobae)
Reprimir emociones puede debilitar el sistema inmunológico (Imagen Ilustrativa Infobae)

Lo cierto es que esa frase popular que dice “si querés llorar, llorá”, es buena para la salud. Porque toda emoción reprimida, que queda dentro de uno y no se expresa, nos hace mal. Es bueno llorar cuando es necesario, por alegría o por tristeza.

Pero cuidado, si uno llora por alguna otra cuestión como ansiedad, depresión, trastornos del ánimo o estrés crónico, eso es motivo de consulta. Pero si no, llorar es un proceso normal.

Beneficios para la salud del llanto

Un artículo de Harvard Health Publishing, describe que, desde la época clásica, pensadores y médicos de Grecia y Roma sostenían que las lágrimas actúan como un purgante, drenándonos y purificándonos. La psicología actual coincide en gran medida, resaltando el papel del llanto como mecanismo para liberar el estrés y el dolor emocional.

Los expertos de la universidad estadounidense destacan el rol del llanto como una “válvula de seguridad emocional”. Reprimir sentimientos negativos, llamado en psicología como “afrontamiento represivo”, puede ser perjudicial para la salud. Investigaciones han vinculado este tipo de comportamientos con un sistema inmunológico debilitado, enfermedades cardiovasculares, hipertensión y trastornos de salud mental como el estrés, la ansiedad y la depresión. Además, se ha demostrado que llorar fomenta el apego, promoviendo la cercanía, empatía y el apoyo de amigos y familiares.

* El doctor Daniel López Rosetti es médico (MN 62540) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Presidente de la Sección de Estrés de la World Federation for Mental Health (WFMH). Y es autor de libros como: “Emoción y sentimientos” (Ed. Planeta, 2017), “Equilibrio. Cómo pensamos, cómo sentimos, cómo decidimos. Manual del usuario.” (Ed. Planeta, 2019), entre otros.

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